Producción
Entre Ríos quiere volver a ser potencia vitivinícola: “Nuestra meta es recuperar el estatus de hace más de 100 años”
La vitivinicultura entrerriana está escribiendo un nuevo capítulo en su historia. En medio de un proceso de recuperación de una tradición prohibida por ley durante décadas, actores como Ecovert —un emprendimiento familiar ubicado al sur del departamento Concordia— apuestan fuerte por la producción de vinos de alta calidad y el desarrollo del enoturismo. Su gerente de Administración y Turismo, Moisés Benain, lo expresa con claridad: “Nuestra meta es que Entre Ríos recupere el estatus que tenía hace más de 100 años”.
El desafío es grande, pero el entusiasmo aún mayor. Así lo transmitió Benain en una entrevista con el programa Lo que Queda del Día, de Oíd Mortales Radio, donde habló sobre el presente de la actividad, las barreras que enfrentan y el sueño de transformar el incipiente movimiento en una industria organizada, con múltiples actores trabajando en sinergia: un verdadero clúster vitivinícola.
“El techo es la imaginación. El techo te lo pones vos”, asegura.
Un sueño con raíces profundas
Ecovert es un emprendimiento de la familia Bougain, que trabaja desde hace años para recuperar la actividad que sus antepasados debieron abandonar por la Ley Nacional 12.137, que prohibió la vitivinicultura en Entre Ríos durante el siglo XX. Hoy, con 9 hectáreas en producción, Ecovert estima elaborar unos 8.000 litros de vino en este 2025.
“Estamos enfocados a la calidad, a la expresión única del terroir concordiense. Nuestro vino es completamente artesanal. Lo hacemos todo acá: plantamos, conducimos, cosechamos, elaboramos, embotellamos y degustamos”, explicó Benain, quien además destaca el uso de métodos tradicionales de vinificación al estilo francés antiguo y el aprovechamiento de levaduras nativas.
La propuesta no se limita a la producción: Ecovert también desarrolla enoturismo, ofreciendo degustaciones y experiencias únicas en la región. “Estamos rodeados de citrus, de naturaleza y de los viñedos que caracterizan a esta provincia”, señala.
Camino a un clúster vitivinícola
Benain no duda al plantear el objetivo de fondo: “Queremos que todo el departamento de Concordia esté inundado de bodegas y viñedos”. Para eso, considera clave el trabajo colaborativo: “Apoyamos todo lo que tenga que ver con eso. Una de nuestras filosofías es trabajar con pequeños productores y colaborar con otras bodegas”.
Actualmente, la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos cuenta con al menos 48 bodegas registradas. En lo que va del año ya se han sumado tres nuevos productores, y hay otros proyectos en desarrollo, aunque prefieren mantenerse en el ámbito artesanal. Entre las zonas activas se destacan la costa del Uruguay, Villaguay y la costa del Paraná.
Además, en la zona entre Puerto Yeruá y el sur de Concordia ya existen siete viñedos dedicados no solo al vino, sino también a la elaboración de cerveza, whisky, licores y el turismo vinculado a estas actividades.
Barreras y oportunidades
A pesar del entusiasmo, las dificultades no son menores. Consultado sobre las necesidades para avanzar, Benain fue directo: “Lo que necesitamos es que nos dejen trabajar”.
Entre las demandas que plantea al Estado figuran la reducción de aranceles para maquinaria, incentivos a la inversión en energías renovables, acceso a créditos blandos, y mejoras en la infraestructura, especialmente en los caminos: “En Entre Ríos es prácticamente imposible circular sin un vehículo 4x4. Es inadmisible que tengamos semejantes deficiencias viales en una provincia con tanta riqueza productiva”.
También pidió acompañamiento en la difusión de la actividad: “Queremos que nos acompañen a nivel nacional, que incentiven la vitivinicultura, que apoyen a los bancos para financiar a quienes están empezando. El potencial está, falta el empuje”.
Una mirada al futuro
Con experiencia previa en el turismo patagónico y ya radicado desde hace cuatro años en Concordia, Benain imagina un futuro promisorio para el vino argentino: “Para el año 2050, Argentina va a ser la potencia vitivinícola del mundo. Ya tenemos el mejor Malbec del mundo. Tenemos terroirs únicos, amplitud térmica, potencia industrial y un capital humano increíble”.
El crecimiento, sin embargo, no debe ser a cualquier precio: “Nosotros mantenemos la cosecha manual porque creemos que digitalizar el proceso le roba el espíritu al vino. Cada paso es una expresión del terroir, y ese respeto se transmite en el resultado final”.
El límite de este sueño, para Benain, no está en la tierra ni en el mercado, sino en la mentalidad: “El techo te lo pones vos. Mientras haya vida y salud, se puede lograr todo”.
En medio de este renacer, Entre Ríos se encuentra frente a una nueva oportunidad histórica: volver a ocupar un lugar de privilegio en el mapa vitivinícola nacional e internacional, impulsada por quienes —como Ecovert— están dispuestos a plantar, cosechar y soñar sin límites.