Entidades y actores de la producción alertan sobre un incendio de magnitud en islas
Victoria.- En diciembre pasado Paralelo 32 publicó una primera aproximación al tema de las Buenas Prácticas Ganadera (BPG) donde el INTA local reunió a más de 30 actores intervinientes para una ronda de aportes y sugerencias que fueron incorporados a un documento de 62 prácticas que recientemente se entregó a los participantes de aquel intercambio para que avalen o hagan una última sugerencia antes de la diagramación final.
Dentro de este escenario extraordinario por la bajante histórica del caudal en el humedal, hay una proliferación de material orgánico (pasto) como nunca antes, que ante un incendió sería mecha de combustión para una expansión del fuego como nunca antes se ha visto.
Este acuerdo al que han arribado los participantes, como parte de esa evaluación del humedal para la ganadería, podría tener un nivel de incidencia crítico para ambas márgenes (Victoria y Rosario) dado que no están las barreras naturales que aportaba el agua, como lagunas internas y/o demás locaciones de agua dulce, hecho que lleva a los productores ganaderos experimentados a alertar sobre este peligroso panorama.
Al respecto el Ing. Agrónomo Raúl Brassesco dijo sobre esa ronda de consultas, a las que INTA Nacional encargó el trabajo denominado Preservación y Uso de los Humedales, instancia que sirve de configuración de las guías para buenas prácticas en todos los humedales del país “el 83 por ciento de la superficie del Delta es entrerriana, por eso la importancia de este debate en el contexto de nuestras islas”, anticipó el responsable de la agencia de extensión local quien participa junto cuatro técnicos más del organismo provenientes de Diamante, Gualeguay e Islas del Ibicuy. “Nos dieron para trabajar el capítulo 6 de la guía mencionada, que es el proceso productivo de ganadería en islas. Sobre esa base armamos un esqueleto provisorio de abordaje con 62 prácticas, desde que el animal abandona tierra firme, ingresa a la isla, tiene un período de adaptación, aprovecha las distintas comunidades de vegetales que aporta este medio natural, hasta que sale al cumplir el ciclo de engorde”.
En esas 62 prácticas están las llamadas ‘sugeridas’, que se hacen generalmente de forma recurrente pero sin basamento técnico o científico para recomendarlo; las ‘recomendadas’ que sí tienen un sustento científico; las ‘no recomendadas’ por sus incongruencias para la explotación sustentable; y las ‘obligatorias’, que impone el gobierno estatal o provincial. “Acá tenemos jurisdicción provincial y municipal, pero es otro tema de superposición que llevaría tiempo desglosar”.
Según explica Brassesco, de las 405.000 mil hectáreas de islas, el 60 por ciento de la superficie de Victoria están dentro del ejido municipal, pero a su vez el dominio es provincial. “Además, de esas 405 mil tenés 125 mil que son fiscales”.
Producir de otra manera
En este apartado están insistiendo para lograr una práctica sustentable, “para ello es muy importante que intervengan decididamente los estados, sean tanto del ámbito local, provincial como nacional. “Y lo primero que hay que hacer es controlar”.
Pero controlar no significa la reciente prohibición de producir en esas 125 mil hectáreas, esto más bien se ve como un error para quienes tienen una actividad productiva en islas, hecho sobre el que coinciden los expertos porque genera acumulación de esa biomasa, y ante un incendio de los tantos que se producen ‘sin autorización’ contribuiría a su expansión.
La guía aporta alternativas a la quema, por ejemplo el uso de maquinaria en los pajonales, donde la situación es más crítica; o cargas intensivas de hacienda, con animales de bajo requerimiento (porque ese pasto no es de buena calidad), a lo que se suman calles cortafuegos, bien mantenidas y con alambrado eléctrico para dividir la topografía que en nuestra zona —explicó—es muy característico el bajo, el albardón y la media loma. “Nosotros estamos en esa búsqueda, de ver alternativas a la quema, si bien lo mejor es comerlo con hacienda, por lo sustentable; pero al no haber tantas cabezas en las islas, esa variable cae en incidencia”
El costo de logística para traslado de hacienda y el cuatrerismo que impera en nuestra zona (y pocas veces se denuncia, por los contratiempos que esto implica) generan la caída de estas cargas de hacienda a niveles bajísimos, según alertan quienes tienen y producen bajo este contexto.
Bajo este panorama, de poco contralor estatal, ingresan desde la otra margen unas 3.000 a 4.000 lanchas cada fin de semana (eso en líneas generales, porque el parque disponible de estos vehículos supera los 25.000); más las embarcaciones que puedan salir desde nuestro puerto; “esto hay que controlarlo de alguna forma, porque cualquier fuego que se genere, por la razón que sea, puede terminar en desastre”.
Cómo controlar
A esta altura de los hechos es evidente que los controles de fines de semana o esporádicos, son insuficientes. Brassesco insiste en que allí es necesario primero la figura del Guardiaparque, además de patrullas con asiento en esa jurisdicción, aunque tanto en la primera como en las demás opciones, el Estado tiene la última palabra, debido a que todo ello implica recursos e infraestructura. “Tenemos que dotar de estos elementos a un sector al que no le hemos dado la importancia que merecía durante años, esa es la realidad, al menos hasta que se concretó la unión vial con Rosario”.
De igual modo, el entrevistado afirma que es un gran avance haberse puesto de acuerdo tantos actores como ocurrió en esta instancia promovida por el INTA, al menos en esta cuestión de BPG y de cómo se debería producir.
Qué opinan los que producen
Gonzalo Dumont es vicepresidente de la Sociedad Rural Victoria pero también es un reconocido productor ganadero en islas, cuyo volumen de hacienda le ha permitido exponer su punto de vista sobre los ítems de esa mesa de BPG. Él coincide en que están dadas las condiciones para un escenario crítico desde el punto de vista de la cantidad de pasto que prolifera, “con haber viajado en los últimos meses a Rosario lo podés notar, de ambos lados del trayecto se evidencia cómo el verde de la vegetación está ganando espacio donde antes había agua. Y nuestra intención es alertar a las autoridades para que tomen cartas en el asunto ante un inminente riesgo por quema, donde ya no está esa barrera natural que ofrecía el agua”.
Dumont añadió que hasta el año 2020, incluso el anterior invierno, había zonas donde el agua hacía de límite natural (cortafuego) pero esa situación cambió drásticamente con el paso de los meses, y en la actualidad todos esos lugares están cubiertos de vegetación.
“Además, va a ser tal la producción de materia seca—porque las heladas van a llegar pronto—que es imposible que la ganadería pueda minimizar ese impacto. Es más, si andás por las islas no se nota que haya hacienda, precisamente por ese mismo hecho de la proliferación de verde”.
En sintonía con este planteo, Dumont advirtió que “no hubo ni se generó ninguna medida preventiva desde el Estado que prosperara en el tiempo”.
Por su parte Claudio Macoratti, quien también posee una explotación de Costa (no de Isla) a la altura de San Lorenzo, añadió: “la gente que trabaja conmigo y que la semana pasada estuvo en islas arreando hacienda para traer a vacunar me hicieron saber que es prácticamente imposible trabajar en estas condiciones, porque la vegetación ha crecido en forma exponencial, no pudiendo aprovecharse como alimentación de calidad”.
El perjuicio no solamente alcanza a la actividad ganadera sino que alcanza a hábitat en general, no hay agua y un incendio podría tener graves consecuencias.
Macoratti dijo que un trabajo coordinado entre público y privado podría traer aportes a este inconveniente, añadió a este panorama la necesidad de un dragado del riacho sobre el cual él mismo dice haber presentado una propuesta con bastante antelación y que no tuvo la receptividad política necesaria; o la concreción de canales que volcaran agua desde los cursos principales al interior de las islas (aguadas). “Yo que vivo del otro lado del río, hemos padecido sistemáticamente las quemas, que irremediablemente es lo que se viene. No hay posibilidades de pararlo, sobre todo cuando hay tanta biomasa; y si esas quemas no se hacen de forma controlada, en beneficio ‘de’ y no en contra ‘de’, vamos a tener serios problemas, insisto”.
El productor de San Lorenzo dijo que esa falta de dragado ha transformado un puerto como el de Victoria en un depósito de canoas, y los inconvenientes en la provisión del vital elemento que ya se experimentan por haber truncado esa vía navegable.
Para cerrar este abanico de opiniones tenemos la visión de la presidente de la Sociedad Rural de Rosario, María Soledad Aramendi, quien sostuvo: “Es tiempo de alertar a los distintos estamentos gubernamentales del inminente problema que se puede desatar con las islas ante un incendio. Las condiciones a las que nos expone, tanto desde aquella margen como esta son críticas. Y la falta de agua puede hacer que el fuego avance hasta lugares donde nunca llegó. El panorama es crítico y debemos estar unidos para trabajar en la gestión de una acción que involucre al Estado de forma decidida, medida perentorias y preventivas del uso de este recurso, sea que vivan o estén por motivos esporádicos en este ámbito, una campaña, información clara y precisa sobre cómo actuar o a quién acudir.
“Las BP (Buenas Prácticas) pueden ser una herramienta de valor, para tener un mejor manejo de las explotaciones, pero decididamente todos debemos estar atentos y dispuestos a coordinar un accionar que prevenga cualquier daño ambiental y haga sustentable el humedal”.
A modo de cierre
Los argumentos y opiniones aquí vertidas marcan la preocupación de quienes buscan una solución, más allá de los extremos. Es la búsqueda de un punto de equilibrio que recupere esa biodiversidad sin afectar a la actividad que históricamente se desarrolló en el Delta. Por estas horas otros actores políticos se reunieron para analizar éste y otros temas a partir de un comité de ordenamiento que en lo discursivo tiene las mejores intenciones, el gran cuello de botella es el recurso económico genuino que se necesita para materializar ésta y cualquier otra iniciativa.