En la antesala del Último Primer Día
Victoria.- Este lunes será el inicio del ciclo lectivo 2023 y para cientos de jóvenes será el Último Primer Día de clases (UPD), una celebración que se hizo común en los últimos años de la secundaria, y ya tiene sus réplicas adaptadas en el pasaje del nivel primario al secundario.
Pero el UPD tiene mala prensa, al menos los medios de comunicación hemos resaltado recurrentemente los excesos que exponen a jóvenes a llegar cansados, con sueño y en muchos casos: bajo los efectos del alcohol u otras sustancias prohibidas.
Resignificar esta fecha desde una perspectiva de cuidado (que ahora está dentro de las categorías transversales de la educación entrerriana y nacional) busca abrir el diálogo intergeneracional y reconocer la importancia que este día tiene tanto para estudiantes como para la escuela donde estos terminan su periplo de vigilia.
Sitios centrados en educación como Educ.ar están promoviendo otro abordaje de esta temática, que saque a los jóvenes de ese círculo vicioso hacia uno más virtuoso, pensando estrategias donde la escuela, los docentes, padres y la comunidad acerquen propuestas diferentes, sobre la base de compartir experiencias, contar las propias, hablar de lo que representa socialmente y cómo se ve hacia dentro de la institución tal iniciativa. Criticándola para hacerle aportes, se busca enriquecerla, y bajo la categoría de ‘cuidado’ del cuerpo, la psiquis, el entorno, y demás espacios de intercambio, asegurar una mejor vivencia de esa instancia final del trayecto educativo obligatorio.
No quedan fuera de esta valoración que estamos insertos en una sociedad de consumo que ordena experiencias, somete a ese dictamen que devuelve ciertas gratificaciones o una vía para alcanzar un supuesto éxito y determinada pertenencia social.
En esa suerte de rito que configuran estas prácticas, las subjetividades se constituyen habilitando pasajes hacia otro orden de protagonismo, afirmación entre pares, y la construcción de identidades que justamente están atravesadas por consumos (no solamente de sustancias legales o ilegales, sino de músicas, juegos, vestimenta, etc.) Bajo esa óptica, se les está instando a los docentes a reconocer signos y buscar formas de reproblematizar esas situaciones para develar los alcances y las consecuencias de estas prácticas. Llevando a la escuela también a ofrecer opciones y no solamente condenar la práctica en sí por apartarse de la cotidianeidad, el lugar de los adultos dentro de esa estructura, y de los jóvenes en sí.
Planteado así también se promueve debatir sobre el lugar de la autoridad en la escuela, y en la sociedad respecto de determinados comportamientos, aquello que tiene componentes disciplinantes y/o normativos. También de los vínculos que se abren u obturan, con esas relaciones entre adultos y jóvenes en el marco institucional de la escuela.
Este lunes seguramente esas expectativas se vean atravesadas por el entusiasmo y a la vez algo de nostalgia con ese proceso que indefectiblemente llega a su fin. En esa transición de estos jóvenes también está la riqueza que se propone explotar para tomar real dimensión de lo que provoca en alguien que ve cómo una etapa escolar se agota y qué le espera respecto de sus expectativas; cómo la escuela, y la comunidad educativa toda, puede tomar parte o ser el nexo para abrir nuevos intereses, respecto al futuro y sus proyectos de vida.