En diciembre donó su cabello y la noticia tuvo una inesperada repercusión
Crespo- El 17 de diciembre pasado, Paralelo 32 publicó el emotivo gesto solidario de Camila Schmidt Gassmann (10), una niña de nuestra ciudad que decidió cortar por primera vez en su vida su larga cabellera que tanto le gustada lucir y donarlo para hacer pelucas para chicos con cáncer. Para ello participó de una jornada de Peluquería Solidaria que tuvo lugar en el Club Social de Paraná, el lunes 12 de ese mes, a beneficio de la asociación civil Arco Iris que acompaña a las familias y pacientes del Servicio de Hematología del Hospital Materno Infantil San Roque. Allí conoció a integrantes de la ONG Pelucas Solidarias, una organización de mujeres que trabajan ‘a pulmón’ en el reciclado y confección de pelucas y postizos, destinados a pacientes oncológicas que al encontrarse bajo tratamiento de quimioterapia, desean suplir la pérdida de cabellos por una peluca y carecen de recursos para hacerlo. La única misión del grupo es ver en esos rostros una gran sonrisa y aliviar la carga de su enfermedad.
El fuerte impacto que causó la decisión de Camila, por su corta edad y sus convicciones expuestas en la nota con Paralelo 32, provocó una conmovedora reacción en cadena. En el lapso de un mes 54 mujeres entre niñas, adolescentes y adultas, acercaron a la familia sus mechones de pelo en apoyo a tan grata iniciativa.
El hecho había trascendido ampliamente la intimidad en que la familia pensaba preservarlo. “La acompañamos a donar su pelo, volvíamos a casa y nada más. Lo que sucedió después fue incontrolable”- dijo Loly, su mamá, a Paralelo 32 tras el regreso de Gualeguaychú adonde la familia viajó el pasado lunes para dejar el pelo recibido de terceras personas.
“Pasó tan rápido todo, para la gente no era muy común esa visión de niño de Cami y empezaron a llamar, a ubicarnos. Primero fue una chica que lo tenía guardado de hacía poco, que no sabía qué hacer. Otros preguntando dónde llevarlo” -relata la mamá. Sorprendida con el desenlace que tuvo este gesto de su hija comentó “empecé a decir que no nos dedicamos juntar pelo”.
Al principio, se había asustado, ella decía ‘¡tanto drama! ¡si fui a cortarme el pelo!’, hasta que después se alegró de seguir haciendo el bien juntando más cantidad cuando se dio cuenta que ¡así, más nenas se van a poder peinar’ ”- relató la madre.
Sin pretenderlo, la familia de Cami hoy está involucrada en esta cruzada solidaria aceptando las donaciones en su casa, para llevarlas personalmente a Gualeguaychú. No sólo reciben donaciones de pelo sino también de champú, acondicionador, fijador suave, tinturas, alfileres de cabeza, cabezas de telgopor, hilo sedificado para coser jeans; elementos necesarios para el armado y restauración de pelucas. “Dijimos con mi marido; no podemos dejarla sola, es una nena, me comuniqué con las chicas de Pelucas de Esperanza, me autorizaron, empezamos a hacer carteles que dejamos en peluquerías y estamos colaborando con la ONG”.
Para trasparentar las donaciones, cada mechón lleva estampado el nombre de su donante sobre un lazo rosado con el que se lo sujeta y se la invita a dejar un mensaje de esperanza para los destinatarios de las pelucas. A ellas se les pide que colaboren y se dejen fotografiar, como un signo más de claridad en su intermediación. Por si es necesario aclararlo, digamos que el cabello tiene valor y esa es la razón por la cual esta conocida familia quiere proceder con la mayor transparencia posible.
El lunes, frente a las cámaras de televisión de un canal de Gualeguaychú, Camila fue nombrada integrante de Pelucas de Esperanza. La designación fue acompañada con una remera de la ONG y una tarjeta que expresa “Con todo el amor y la responsabilidad que eso implica”.