En 2022 y en el 2000 también
** «A este país hay que ararlo y hacerlo de nuevo», pontifica Cacho T. Cantalajusta, mientras espera en la antesala de la gerencia del banco. Y por si a alguien se le ocurriera hacerlo, él ya instruyó a su abogado para que presente un hábeas corpus preventivo, para que los arados se mantengan alejados de sus propiedades.
«No puede ordenarse nunca un país lleno de coimeros», agrega desde la silla de enfrente un transportista que nunca pagó formalmente una multa porque tiene muy bien aceitado el ojo derecho para el guiño.
** «La gente ya no cree en nada ni en nadie», sentencia un periodista que trabaja de «operador» dedicándose a denunciar o defender causas que garpan muy bien.
«Si pagás todos los impuestos te fundís», añade un anónimo al que nadie le pregunta nada porque ya lo dijo todo.
Más tarde, frente a uno de ellos, el gerente del banco sostendrá lo que podríamos llamar la teoría de los dólares con motricidad e inteligencia propia: «Lo que pudrió todo fueron los dólares que se fugaron», afirma con aire de experto. Según esta teoría, a los dólares nadie los entregó y nadie los llevó al exterior; se fugaron los muy ladinos.
«Hay que achicar el gasto público», pontifica un jubilado de privilegio que se siente legalmente amparado en caso de que quisieran comenzar por él.
** Estos dos bloques que anteceden fueron publicados en El Mangrullo del 30 de marzo de 2002 y son confirmatorios de un país donde cíclicamente repuntamos y caemos. Te hablo de cuando Carlos Alberto Reuteman ganaba elecciones sin decir más que algunos monosílabos y en ese momento le ofrecían ser presidente de la Nación. Tenía un enorme consenso popular porque “no roba”, es honesto. A ese extremo habíamos caído y aún no hemos salido.
20 años no es poco
** Veinte años han pasado desde que dijimos aquello y, de no haber aclarado que el texto data de 2002, pasaba tranquilamente como actual. Los ciclos siempre se cumplen. Asume un gobierno que la junta, en la próxima pierde las elecciones a manos de otro que desparrama, y cuando el dadivoso pierde las elecciones porque desparramó más de lo que tenía, vuelve el que junta. Y entre los dos no hacemos uno.
** De aquella misma columna tomamos el texto que sigue: “La cuestión es que nuestro máximo símbolo del arte culinario criollo; la torta frita, tan amiga del sol dominguero y de la lluvia, tan generosa con las pancitas chillonas, tan compañera del mate amargo, criollaza y sabrosa, se ha convertido en masa fina por imperio de la devaluación y el dólar libre”.
** “¿Quién iba a creer que la torta frita se uniera a la traición cipaya adhiriendo a la causa del conspirador yanqui? Pero así sucedió y la infiel pasó a cotizar en dólares. El kilo de harina de trigo que a pie del mostrador costaba entre 70 y 75 centavos el kilo, pasó a cotizar 2 mangos.
También la grasa vacuna, tan criolla, jugo sagrado de nuestra pampa mineral y tan indispensable para una torta frita que merezca el elogio de los sibaritas, se nos ha puesto arisca aumentando su precio en 50%, desapareció de las góndolas de algunos súper esta semana. Y ni hablar de la margarina. ¡Mirala vos a la torta frita, elevada a la categoría de masa finoli, finoli!” (Mang. Abril de 2002).
** En esa fecha –ponemos en contexto- un peso valía 0,33 dólares, lo que indica 66 centavos de dólar un kilo de pan, y el descontento social hizo caer al gobierno de Duhalde. No estaría nada mal si nos dieran un kilo de pan a ese precio en la actualidad, cuando un peso cotiza 0,0089 dólares, si hablamos del dólar teórico. Por el mismo cálculo, hoy el kilo cuesta entre 2 y 2,60 dólares.
Revolcados por el toro
** Venga… venga, acérquese a la hoja porque esto es entre usted y yo. Ignoro su edad (ni me la diga), pero sea cual fuere, seguro que en su adultez se esperanzó con un montón de economistas que en medio de las crisis que nunca nos faltaron, hablaban como quien viene de jugar a la pelota con el globo terráqueo. Los demás economistas quedaban como peleles al lado de este genio que por fin iba a llegar al ministerio de economía para cambiar las cosas. Finalmente no eran otra cosa que uno más de los tantos muchachos y chicas con ganas de probarse a sí mismos subiéndose al toro mecánico, que invariablemente los revuelca por el pastito. Pero el más revolcado es el pueblo, que es quien les paga el boleto.
** De ahí las numerosas bromas que hay respecto de los economistas, de la que tampoco se salvan otras profesiones: «Un economista es un experto que sabrá mañana por qué las cosas que predijo ayer no sucedieron hoy». Además, son todos bastante previsibles, vinculados a escuelas económicas muy puntuales.
** Otra de las ocurrencias que los define bien pregunta cuántos economistas liberales se necesitan para cambiar una bombita (un foco, ¡bah!). La respuesta es ‘ninguno’; el mercado se encargará de hacerlo. En el otro extremo, un trotskista diría que no se necesita cambiarla sino destruirla, mientras que un marxista -conforme a los principios de la dialéctica- respondería que la bombita contiene en su interior las semillas de su propia destrucción.
Son definiciones que se encuentran por ahí, que pretenden ser humorísticas pero son incontestablemente lógicas y nos ayudan a predecir qué dirá el economista que en la TV se dispone a predecir nuestro futuro económico, o a pontificar sobre lo que se debería hacer..
Así estamos
** Gira el mundo, gira, y a las crisis las sufren solo seis personas: yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos, entre quienes no están los y las economistas porque vivir de la especulación siempre garpó muy bien.
** Quienes trabajan pero no llegan a fin de mes, oyen todos los días que el país produce y exporta cereales, carnes de todo tipo, lácteos, pesca marítima, oro, plata, litio, aluminio, plomo, siderurgia, tecnología digital… Que somos el cuarto productor mundial de litio, el noveno mundial de plata, el decimoséptimo de oro, campeones en trigo y soja… Primeros y únicos en el ranking mundial de subsidios que se entregan a los gerentes de las organizaciones de pobres… solo pedimos que dejen de echarse culpas entre los que gobernaron durante los últimos 30 años y corrijan lo que hicieron mal.
** ¿Mientras tanto, qué haremos? “Puedo elegir entre ser una víctima del mundo o un aventurero en busca del tesoro. Es todo una cuestión de cómo veo mi vida” (Coehlo)
** ¡¡¡Felices Pascuas!!! aunque la casa esté desordenada.