En 20 años desciende la cantidad de matrimonios en Victoria
Tomando datos empíricos podemos colegir que se celebran cada vez menos casamientos, situación que movió nuestra curiosidad por verificar si los datos oficiales lo corroboran o desmienten. Obviamente recurrimos al Juzgado de Familia y al Registro Civil, donde pudimos acceder a esta valiosa información, para poder realizar evaluaciones con respecto las uniones matrimoniales y a los divorcios.
En una ciudad en la que todavía nos conocemos todos, es habitual encontrarnos con parejas que deciden convivir y hacerlo como concubinos, una situación que se da especialmente en parejas jóvenes.
Para la evaluación tomamos el promedio anual de uniones. En los últimos 20 años y 4 meses se celebraron 1.996 matrimonios, equivalente 100 en promedio por año. Confrontando estos datos con los divorcios con sentencia e iniciados, el total –en el mismo período- fue de 795, lo que representa un promedio anual de 39,75 anuales.
La primera conclusión coincide con las estadísticas nacionales porque –a nivel local- de casi 100 uniones matrimoniales promedio por año, 40 se divorcian, tomando cifras redondas. Este índice a nivel nacional es del 35 % según datos oficiales.
En coincidencia con la dura crisis del 2001 que impactó en la sociedad argentina, los matrimonios en los dos años siguientes (81 y 84) estuvieron por debajo de la media anual de nuestro departamento. Después entre el 2004 y el 2015 (salvo el 2005) en promedio superaron los 110 matrimonios por año.
Entre el 2016 y 2019 bajó sustancialmente, en especial en este último que fue de 32 uniones en los doce meses. Aquí vale recordar que en el 2017 se produjo un recalentamiento de la economía se incrementaron los índices de costo de vida, una situación que se mantiene hasta nuestros días.
Los otros valores faltantes (2020 y 2021) muy por debajo de los 100 casamientos anuales, son atribuibles a la pandemia que modificó todo el escenario social e impactó a distinto nivel.
Divorcios
Desde el 1° de febrero del 2002 hasta el 12 abril del 2022, se produjeron 391 sentencias de divorcio y 404 están en trámite, en total 795 parejas que decidieron cortar el vínculo matrimonial. En promedio 39,75 divorcios cada 365 días, en 20 años y 4 meses.
Por qué hay menos uniones matrimoniales
El sitio ucp.edu.ar realiza algunas reflexiones al respecto y asegura que los tiempos cambiaron. “Antes eran ellas, las que parecía que deseaban llegar cuanto antes al matrimonio con su novio. Hoy ni siquiera está bien de hablar de ellas con ellos, únicamente. La gente mayor, en general, no puede entender cómo las parejas deciden no formalizar, no aceptan esa fobia al altar y al registro civil. Existe el amor, los proyectos, funciona la química a nivel sexual, les gusta vivir juntos y hasta, en algunos casos, tienen hijos juntos. Sin embargo, no quieren casarse. ¿Motivos? Muchos piensan que un papel no cambia nada, que no aumenta el nivel de compromiso, que existen miles de matrimonios infelices y que culminaron en el divorcio, que es un ritual sin sentido, y otras veces sienten la necesidad de realizarlo “a lo grande” y finalmente optan por no hacerlo por no tener los medios. Algunas veces es uno de los dos el que no lo desea.
Se cumplen hoy 33 años de la entrada en vigor del divorcio vincular, una ley que dividió a la Argentina en 1987 y que permitió darle un marco legal a la unión que tenían unas 2.500.000 personas, en un país en el que las uniones tradicionales pierden terreno y aumentan las separaciones, publicó el sitio oficial de Telam. Además, en Entre Ríos parece haber más divorcios de los que figuran en los anuarios estadísticos en los últimos años.
Los Millennials son la generación que nace entre 1981 y 2000, están llegando a la edad en la que sus padres, primos o hermanos mayores, estaban casados y con hijos, o con la idea de hacerlo.
La juventud actual se caracteriza por personas que no se conforman con los paradigmas o presiones sociales pre-establecidas. Marchan a su propio ritmo y han creado nuevas rutas hacia el “matrimonio” y la “familia”, posponiéndolos o abandonándolos por completo.
La desigualdad económica es uno de los principales factores para que los jóvenes decidan no casarse y no tener hijos. Asimismo, los millennials son la generación más educada y preparada pero mal pagada, razón por la que se sienten poco aptos para el matrimonio. Coincidente con los análisis que demuestran que los padres ganan más que los hijos. Tomamos algunos datos de sitios oficiales que en general coinciden, los tiempos han cambiado y el matrimonio que era un mandato familiar, siguiendo la cultura de nuestros ancestros, no forma parte del pensamiento de los jóvenes. La falta de trabajo y medios económicos para sostener una familia también forman parte del análisis. La consigna de trabajar para construir o comprar una casa, elegir el mobiliario, casarse como lo determinaban las generaciones precedentes, dejó de ser una realidad, especialmente por las limitaciones que impone la situación económica, pero además, no es trascendente en la vida de los jóvenes.