El reemplazo del techo en la Escuela Nina Nº 203 comenzó en 2019 y la constructora todavía no hizo lo que debió terminar en cuatro meses
Crespo- La cooperadora de la Escuela Nina Nº 203 “Guaraní”, es la contracara de lo que se espera de la parte oficial, que les terminen el edificio y sus hijos puedan tener clases dignamente, sin que se dañen los materiales que con mucho esfuerzo compran los padres para equipar las aulas. Mientras desesperan frente al temor de otro inicio de clases sin tener resuelto el problema edilicio que debía subsanarse en sólo cuatro meses, ellos ponen manos a la obra y con entusiasmo preparan una de las aulas de emergencia para que funcione el laboratorio.
Ariel Rothar, presidente de la Cooperadora, cuenta a Paralelo 32 que “comenzamos hace dos fines de semana, tomamos como laboratorio una de las aulas de emergencia justamente porque el aula de laboratorio es una de las más perjudicadas por la obra inconclusa del cambio de techos de nuestra escuela. Se llueve, sigue filtrando, ya se arruinó una mesada, se siguen dañando cosas y nosotros no vamos a comprar elementos nuevos para que se sigan arruinando, todo a raíz de las filtraciones por no hacer la obra a término. Entonces decidimos instalarlo en otro lugar. Hicimos cuatro mesadas para que trabajen cómodos y en un lugar seguro, después hay que instalar el agua y una pileta afuera para el lavado de manos. Durante el año queremos añadir dos baños”.
A partir de la semana que viene la cooperadora también afrontará los costos de colocación de piso en el Jardín de Infantes y el patio cubierto. Los materiales fueron adquiridos el año pasado y ahora se contrató la mano de obra.
– ¿Qué falta terminar del cambio de cubierta de techo y de la instalación eléctrica?
– Partamos de que es una obra que debió estar finalizada en marzo del año pasado, antes de que comenzara el ciclo lectivo. Se había licitado en julio de 2018 y ya vamos a estar en un nuevo comienzo de clases con el mismo problema. La obra sigue a mitad de camino. Fueron poniendo de a poquito, iban y venían. Fue para peor, porque al quedar a medio terminar se sigue lloviendo, filtrando agua, se pudre todo lo que pusieron nuevo y así estamos.
En la parte eléctrica avanzaron bastante, faltan algunos detalles. Lo más groso es el cambio del techo.
– ¿En qué grado de avance está esa parte?
– Falta poner chapas, las cumbreras para que no entre el agua y el aislante que pusieron se deterioró por no colocar las chapas a tiempo, tienen que volver a cambiarlo. Es lamentable. Se han puesto cosas nuevas, que se deterioraron por no seguir con el trabajo como debería ser.
Tenemos una biblioteca con todos los libros tapados con lonas porque se llueve o se llenan de tierra, por la misma razón los chicos no pueden disfrutar de su sala de informática. No se puede trabajar así, los chicos merecen el espacio como debe ser, por eso trataremos por todos los medios posibles que esto se solucione antes de que empiecen las clases.
Si se ponen a trabajar como corresponde quizás en una semana y media o dos se termina, es ponerse a trabajar en serio nada más.
– ¿En qué medidas piensa la cooperadora si esta refacción no está lista para el inicio de clases?
– Por el momento ocupar las aulas de emergencia, que es lo que tenemos en buen estado y algunas de las aulas que se han terminado, que son tres. Paralelamente estamos pensando en no permitir el comienzo de las clases, porque tampoco se puede así, llevando a los chicos de allá para acá. Ya lo hicimos el años pasado y nos costó bastante, que tengan clases en el NIDO, y en IMEFAA, que son lugares retirados de la escuela, es un peligro para los chicos y un compromiso para los directivos.
– ¿En qué quedó el proyecto de ampliación del edificio por ser escuela Nina?
– Ese proyecto se desglosó y duerme encajonado en diferentes partes. Ahora estamos en la búsqueda del número de expediente de cada cosa para saber en qué estado está, como para tener una idea. Debe estar encajonado como sucede siempre.
Otra cosa que planteamos, a la escuela se la dispuso NINA pero a las cosas del comedor las compró la cooperadora, a través de los años. Jamás mandaron un freezer, una cocina, nunca equiparon para la cantidad de chicos que van a comer y se está ocupando un espacio del nivel inicial para el comedor. Se debió haber construido un comedor específico para los chicos, antes de transformarla en NINA porque hasta entonces no teníamos ese servicio.
El edificio de la escuela tiene apenas 29 años y en esa corta existencia ha tenido múltiples problemas estructurales, que con poca asistencia del Estado, generalmente demorada, y con mucha dedicación de cooperadora y de la comunidad educativa y la sociedad en general, se fueron solucionando.
Visita de autoridades
El miércoles 22 vino a Crespo la nueva jefa departamental de Arquitectura, María Noel Mauro, y el senador departamental Juan Carlos Kloss, en visita a una de las escuelas locales para incorporarla en el Plan Vacaciones 2020. Alertados sobre esta visita, directivos de la Escuela Nina Nº 203 lograron el contacto y los invitaron a visitar la institución.
“Les pedimos si desde su lugar podían lograr que se termine la obra –dice Rothar-. Vieron que es lamentable lo que está pasando y se comunicaron con la empresa Volker. La constructora se comprometió a venir el jueves, llegaron, hicieron un par de cosas como para aparentar y se volvieron. Quedaron en venir el miércoles de esta semana y no llegaron”.
El jueves último, desde la dirección departamental de arquitectura se comunicaron con un directivo de la institución comunicando que la empresa vendría a trabajar el martes 4 de febrero, a terminar los trabajo; que se enviaría un inspector y el viernes se haría presente la arq. Mauro para verificar los trabajos a fin de que se termine la obra en el plazo estipulado.
Refacciones
Los trabajos de refacción en la escuela constan del cambio de 400 m2 de techo y de la instalación eléctrica completa. La obra se licitó el 24 de julio y se adjudicó a la empresa Humberto Raúl Volker, de Cerrito, con un presupuesto de $ 4.169.403,49 y plazo de ejecución de cuatro meses. Los trabajos debían comenzar a las pocas semanas, pero se dilató hasta comienzos de 2019. Así transcurrió el año lectivo, con idas y venidas, reclamos, excusas y poco apuro y compromiso con los niños, los principales damnificados.