El pescado, ¿sigue siendo el rey de la Cuaresma?
Debido a la cuaresma en curso y la proximidad de Semana Santa (particularmente el viernes), quienes siguen la tradición de no consumir pescado y abstenerse de carnes rojas el miércoles de ceniza y los viernes anteriores al fin de semana de Resurrección, siempre ha potenciado la demanda del pescado. A esta tradición se suman también muchos no practicantes, que contribuyen a ese mismo efecto.
Pero ha llegado este fenómeno de una bajante histórica y prolongada del río Paraná desde diciembre del año pasado, que dificulta a los pescadores la captura. Algunas pescaderías no logran abastecerse lo suficiente y además ya no se encuentra variedad de piezas.
Aquellas pescaderías que se proveen de frigoríficos no tienen ese problema, porque el abastecimiento se da durante todo el año de manera regular, sin ninguna faltante, y algunas trabajan también el pescado de mar procedente de frigoríficos.
Paralelo 32 dialogó con Paula Acevedo, de Pescadería Urquiza, y con Analía Holdstein de Pescadería Santiago, quienes atraviesan dos maneras diferentes de conseguir su mercadería para atender a su clientela.
Paula nos cuenta que se le complica mucho conseguir pescado para venderlo fresco, ya que la bajante del río no ayuda. “Variedad hay poco, lo que hay ahora es sábalo entero a 400 pesos el kilo, sábalo despinado a 500 el kilo, filet de sábalo a 600 pesos el kilo y las milanesas a 650 el kilo”. “Conseguimos, pero poca variedad, está complicado, el patí es un pescado de río que está saliendo, pero tiene mucha grasa y la gente no lo prefiere, pero cuando no hay otra lo llevan igual”.
Por otro lado, Analía, quien se abastece de frigoríficos, nos cuenta: “acá estamos trabajando todo tipo de pescado, sábalo, dorado, boga, eso es lo que más se pide en pescado de rio, y pescado de línea mandubí, surubí, pati, amarillito, bagre, pacú de criadero, entero, en posta, o en filet, raya; y pescado de mar, rabas, cazuelas, langostinos, salmón rosado, salmón blanco, tararira”. “El dorado y la boga como está vedado y no se consigue, son los más caros, en cambio el sábalo se mantiene en precio”. “Nunca me quedé sin pescado y siempre tuve esta variedad, no me quejo porque no me manejo con el pescador de rio, voy directamente a distribuidores”.
Con respecto al movimiento de gente debido a la cuaresma, ambas nos dijeron que fue normal “hubo más movimiento en febrero, que no sé a qué se debía, y enero fue una muerte. Ahora la gente se va a acordando de a poco y compra, pero normal”, dice Paula. “La gente en verano no lo consume a veces por temor a que esté podrido, pero en invierno eso pasa también, pero es porque no pueden cocinarlo al aire libre. Son clientes de época”. Analía tiene la expectativa de que más cerca de Pascuas haya más movimiento, pero por ahora tranquilo”. Por cierto, la carne de pescado por lo general se compra para consumirla en el día y ese hábito quizás concentre una mayor venta en la víspera del Viernes Santo.
Ha tenido aumentos de precios siguiendo la inflación; “esperemos que no aumente más por un tiempo, y al no conseguir variedad, cuando se consiga de nuevo yo creo que el precio del pescado un poco va a subir”, opina Paula.
“De donde yo me proveo no creo que aumente porque no tuvimos faltante nunca, sí, el aumento del combustible va a sumar, pero no va a ser significativo”, comenta Analía. Puede que la costumbre de cumplir el “ayuno” de Semana Santa con suculentos platos de pescado esté en declive, acechada también por los cambios de hábitos alimentarios, que tienden a una alimentación más abundante en verduras y legumbres, pero el pescado seguirá siendo el rey en cualquier día del año, por la calidad de su carne, dada por variadas proteínas y aminoácidos, su bajo contenido graso y variedad de precios.