¿Por qué se hace cada vez más difícil?
El desafío de mantener ediciones impresas de periódicos
Para aquellos que disfrutan la comodidad de hojear el papel sin la intervención de algoritmos o noticias falsas, la experiencia de leer un periódico impreso puede ser incomparable. Sin embargo, en los últimos años, sostener estas ediciones gráficas se ha vuelto una tarea cada vez más difícil e incluso insostenible para muchos medios. ¿Cuáles son los factores que contribuyen a esta situación?
La cotización del papel es uno de los principales obstáculos; sumado a insumos como tintas y planchas de impresión. En la actualidad, el papel para diarios ronda los 10 pesos por gramo, alcanzando casi un millón de pesos por tonelada. Para ser más precisos, $ 922.043,79 la tn.
Los ingresos de venta del ejemplar de cualquier diario o periódico en la provincia de Entre Ríos, resignan un 50% o más en logística. Es necesario que lleguen a las manos de los lectores y eso implica fletes, distribuidores en muchos casos, kioscos, y vendedores de entrega domiciliaria. En manos del editor queda menos del 50% del precio de tapa, que también resulta escaso para el vendedor (canillita), asediado por una inflación brutal.
Hablamos de un precio que siempre estuvo entre 80 cvos de dólar y 1 dólar, y que hoy no llega a 40 cvos en las provincias, donde el valor de tapa va de 200 a 300 pesos de lunes a viernes y de 300 a 400 fines de semana. En tanto, los diarios nacionales salen a un precio de 980 pesos en esos mismos días.
No solo el físico (papel) tiene un peso gravitante que en otros tiempos no tuvo; la impresión también conlleva costos elevados porque requiere de mano de obra especializada. Además, los costos de importación de materiales han aumentado considerablemente en los últimos años, siguiendo la tendencia del dólar blue, lo que agrava la situación económica de los medios.
Mantener operativa una redacción también representa un desafío adicional. En nuestro caso incluye tecnología de altos costos, siempre al valor del dólar más conveniente para el vendedor. Solo diremos que los editores nos manejamos en un escenario donde todo cotiza en dólares, desde los materiales, la adquisición de tecnología, hasta el hosting y otros servicios para la web (porque obviamente trabajamos, y con mucha fuerza, en el universo digital), más los proveedores de Internet, sumado al pago de impuestos sobre impuestos y otros artificios, y ni hablar del teléfono y la energía eléctrica. Todo esto en un contexto en el que las empresas y comercios han restringido en parte sus costos de marketing ante la incertidumbre de la actual economía.
A pesar de estos obstáculos, es importante destacar que todavía existe una demanda considerable de lectura en formato impreso. No es verdad que ya muy pocos quieran leer sobre papel. A esto lo decimos con propiedad, porque sostenemos un excelente nivel de lectores mientras nos esforzamos para llegar a ellos. Sin embargo, la forma en que los lectores acceden a estos periódicos ha evolucionado, con una preferencia creciente por la entrega a domicilio en lugar de comprar en kioscos.
En el ámbito empresarial, la concentración de medios también presenta desafíos significativos. En las dos últimas décadas y hasta hace un par de semanas cuando se vendió el histórico diario El Argentino, de Gualeguaychú; en Entre Ríos el 90% de los medios han sido comprados –excepcionalmente fundados- por empresarios y en algún caso ex funcionarios que buscan poder para la defensa de sus intereses (políticos y/o económicos), y no queda mucho más del 10% gestionados por las familias fundadoras. La concentración de medios es fabulosa en Entre Ríos y el país, aunque a nivel nacional la diversidad de grupos concentrados es mayor y eso podría considerarse “pluralidad de voces” o diversidad de intereses y negocios, por lo general difíciles de compatibilizar con la razonabilidad que los medios les debemos a nuestros destinatarios.
A pesar de estos desafíos, aquellos comprometidos con la preservación de una prensa libre y ética continúan luchando. Estos individuos, lejos de ser héroes, son simplemente trabajadores dedicados que buscan mantener viva una tradición valiosa en la sociedad moderna. Por nuestra parte, aquí estamos los que hemos soñado y queremos seguir soñando con una prensa responsable; los que pensamos que el periodismo nunca puede ser una moneda de cambio. No somos héroes, de ninguna manera, somos tan solo gente de trabajo que hoy se tomó un momento para contarles a sus lectores cómo son algunas cosas y cómo nuestro día a día.
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