Sociedad
El bullying una manifestación de la falta de educación emocional
En un contexto donde los adolescentes enfrentan una realidad desafiante, marcada por las tensiones sociales y emocionales, la reciente decisión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de incluir la educación emocional en los planes de estudio es un paso necesario. La medida responde a la creciente preocupación sobre los efectos devastadores del bullying y las dificultades emocionales que muchos chicos atraviesan en la actualidad. A través de la implementación de estas políticas, se busca construir una escuela no sólo como un espacio académico, sino como un lugar de contención, acompañamiento y crecimiento emocional para nuestros niños y adolescentes.
Bullying: Una realidad silenciosa que afecta la salud mental pero es responsabilidad de padres y educadores. Enseñamos a nuestros hijos a jugar al fútbol, les enseñamos matemática, geografía y física o manejar una moto pero nadie les enseña a manejar sus emociones.
El bullying es un fenómeno complejo, con múltiples formas de manifestarse: físico, verbal, psicológico y, en la actualidad, también a través de las redes sociales. Sin embargo, más allá de los actos concretos de agresión, el bullying es una manifestación de una falta de educación emocional y valores. La raíz de este comportamiento, muchas veces, está en la falta de herramientas para gestionar las propias emociones, la falta de empatía y la ausencia de un entorno que enseñe a los niños a ser conscientes de los efectos de sus actos y palabras sobre los demás.
En este sentido, la reciente medida de introducir contenidos sobre emociones y relaciones saludables en el currículo escolar es un paso decisivo para cambiar el panorama. La formación emocional en las aulas no solo tiene que ver con el manejo de la ira o la frustración, sino con la capacidad de escuchar al otro, comprender sus vivencias y poder generar una atmósfera de respeto y aceptación mutua. De hecho, un estudio reciente en Argentina señaló que el 40% de los adolescentes experimentan algún tipo de agresión en las escuelas, y más de la mitad de estos casos permanecen sin resolver por la falta de herramientas de intervención adecuada por parte de docentes y las familias y muchos terminan e suicidio
Si bien la escuela es un lugar clave para abordar la educación emocional, el hogar sigue siendo el primer espacio de socialización. Los padres tienen una responsabilidad crucial en este proceso. Una educación emocional consciente comienza en casa. El acompañamiento afectivo y la creación de espacios para que los niños puedan expresar sus emociones de manera abierta y segura son fundamentales. Los niños que crecen en ambientes donde se valida y escucha sus emociones son menos propensos a desarrollar patrones de comportamiento agresivos, ya que aprenden desde pequeños a gestionar sus sentimientos de manera saludable.
Además, es importante que en la familia se practique la escucha activa: no solo se trata de escuchar lo que los niños tienen para decir, sino de entender y validar sus emociones. La relación entre padres e hijos debe ser un espejo de lo que se espera en el entorno escolar: un espacio de confianza donde la empatía y el respeto sean los pilares de la interacción.
Por otro lado, es imprescindible que la escuela no solo sea un espacio para la instrucción académica, sino un lugar donde los alumnos puedan sentir que tienen un espacio seguro para compartir sus preocupaciones emocionales. Los docentes deben ser capacitados para identificar señales de bullying y para intervenir de manera eficaz. Sin embargo, esto no solo implica sancionar al “agresor”, sino también proporcionar un espacio para la reparación, donde tanto la víctima como el agresor puedan trabajar en sus emociones y aprender a relacionarse de manera más respetuosa.
Para que la familia cree un espacio armónico emocional es imperante practicar las técnicas de respiración y meditación que relajan la mente, eliminan las inhibiciones, y abren el corazón. Hemos ayudado a muchos jóvenes a ver que con la agresividad y violencia no alcanzan nada y pueden revertir sus patrones agresivos
El rol de la educación emocional en la prevención del bullying
La educación emocional no es una moda pasajera ni una opción, sino una necesidad urgente que debe integrarse a todos los niveles educativos. Si los niños y adolescentes aprenden a gestionar sus emociones, reconocer sus propios sentimientos y los de los demás, y sobre todo, practicar la empatía, podemos disminuir considerablemente los índices de bullying en las escuelas. Las herramientas ideales hoy en 126 universidades de USA son la atención, las técnicas de respiración combinadas con la meditación