¡Dos días de pandemia cero!
** De la Caja de Pandora nacional salió, así como así, el repentino fin de la cuarentena y de ese indeseable conteo de enfermos y ‘cuenteos’ (que no es lo mismo) sobre vacunas que parecen estar en remate. Los rusos dicen ‘la nuestra tiene un 90 por ciento de eficacia’, los de Oxford cantan 92,5 y al día siguiente Rusia dice que en nuevas pruebas la suya dio 95, entonces Oxford canta 98 y en cualquier momento aparecerá un laboratorio argentino gritando ¡quiero retruco y contra flor al resto, carajo… 99 no son pocas!… Mienten sobre eficacia y al gran pueblo argentino salud le gustaría que mejor le mientan sobre ‘seguridad’ de las misteriosas vacunas, pero de eso no se habla.
** Pero el conteo y el cuenteo del macaneo se acabó tan repentinamente como si el sol se desprendiera de su cenit cayendo a plomo sobre el profundo horizonte. El viento se detuvo en las lomadas y los valles, los pájaros acallaron sus trinos, en los hogares donde había un televisor encendido o una radio enmudecieron los diálogos frente al anuncio irreversible: Murió Diego Maradona. Esta vez no habría recuperaciones cuasi milagrosas; la piedra cayó sobre el barro de los pies del ídolo.
** El apagón de la vida física de Diego fue un chubasco que acalló el sostenido relato mediático sobre pandemia, miedo y deterioro económico. Oficialmente caducaron los distanciamientos y la necesidad de realizar al aire libre los actos muy concurridos, la higiene de manos y los barbijos. Todo desapareció bajo un decreto presidencial que dijo “será velado en la Casa Rosada durante el tiempo que la familia quiera”, o bajo la furia del amor colectivo por el astro del fútbol mundial.
El protocolo debe continuar
** En un instante todas las camisetas de fútbol del país unificaron su color y las rivalidades cayeron en el desván. La pregunta es si el impacto nos hará más sensibles y humanos durante algunos días. ¿Hará, por ejemplo, que militantes de los Derechos Humanos viajen hasta Formosa para solidarizarse con los ochocientos formoseños a los que Gildo Insfran no deja ingresar a su tierra y viven en carpas desde hace meses, sin atención de su salud, sin comida, ajenos a la declamada compasión y solidaridad?
** Todo es posible en el reino de Bajamarca, donde hasta el martes era un delito velar a nuestros muertos durante más de tres o seis horas y con un límite de veinte deudos presentes, o que nuestros jóvenes se reunieran en grupos de más de cuatro, o tomaran mate y se rozaran bajo cielo abierto. Apenas hasta el martes no se podía abrir las aulas ni los jardines de infantes, ni viajar en ómnibus ni transponer las fronteras provinciales, ni programar una Navidad con más de diez familiares reunidos. Quizás la licencia del miércoles y jueves se termine hoy mismo, porque el acuerdo con el Covid fue por 48 horas y el pánico debe continuar.
Perhaps, perhaps, perhaps
** Siempre en el mundo del quizás, quizás, quizás (Perhaps, perhaps, perhaps) del cubano Osvaldo Farrés, seamos optimistas soñando que el lunes el gobernador de Formosa, o el de San Luis, les pagarán el hisopado que hasta hoy exigían a esos vecinos y contribuyentes de su provincia para empezar a hablar de su regreso a casa, que no pueden pagárselos porque son nómadas involuntarios, sin trabajo, y por lo visto también sin derechos humanos ni civiles.
** Soñemos, ahora que un muerto célebre nos ha sensibilizado: Los docentes militantes organizarán clases especiales para sus alumnos explicando cómo fue ejecutado por la policía el tucumano Luis Espinoza en el transcurso de este año, siendo arrojado luego su cuerpo por un barranco en Catamarca. También exigirán que alguna universidad bautice su aula magna el nombre de Ceferino Nacal, muerto cuando un policía le comprimió el cuello con su rodilla hasta que murió, sospechado de un robo menor. Perhaps, perhaps, perhaps.
** Florencia Magalí Morales fue detenida el 5 de abril en San Luis por circular en la vía pública en un día que no tenía permitido hacerlo, porque el número de su documento era par y ese día solo podían salir los impares. Pocas horas después apareció muerta dentro de la comisaría.
Casos aberrantes como estos ocurrieron 39 en el país hasta agosto (no hay actualización de datos), entre ellos la desaparición de Facundo Astudillo Castro. En los primeros cinco meses de pandemia la policía de la provincia de Buenos Aires registró un caso de gatillo fácil cada seis días. Quizás esta nueva emocionalidad promueva la apertura de cátedras denunciando estos crímenes de Estado. Perhaps, perhaps, perhaps.
Volver la Mirada
** Podríamos seguir llenando páginas con esta clase de desvergüenzas, pero es la hora de aquel ídolo deportivo, tan contradictorio como un ser humano y tan asombroso como deportista fuera de serie. Diego Armando Maradona cayó y se levantó mil veces bajo el peso de haber sido durante años la persona más conocida del mundo y sin dudas el deportista más admirado de todos los tiempos.
** Así lo despide el poeta villero César González; “No fuiste pulcro, no fuiste puro, pero lograste alcanzar los misterios de ser un mito popular en presente. Lleno de contradicciones y hechos horrorosos, también te comprometiste con luchas de tu pueblo, no fuiste neutral, no olvidaste tu raíz, más bien la hiciste un bosque planetario…”
** “…Miles de niños y niñas de villas al menos tienen una mísera ilusión de poder derrotar la pobreza con un balón. Y eso es gracias a que lograste romper una puerta blindada, uno de los primeros villeros al que no lograron hacerle agachar la cabeza. En los barrios populares, hay un silencio aterrador. Donde abundan las ventanas saturadas de música hoy se escuchan llantos como truenos”.
Hasta la historia, Diego
** Para conocer bien a Maradona hay que leer a Eduardo Galeano. En 2015 cuando “el 10” supo que Galeano había muerto le dedicó un cálido mensaje que incluyó un: “gracias por entenderme”.
En su libro Cerrado por Fútbol, el escritor uruguayo describe al «10» como “el más humano de los dioses”: “Ningún futbolista consagrado había denunciado sin pelos en la lengua a los amos del negocio del fútbol. Fue el deportista más famoso y más popular de todos los tiempos quien rompió lanzas en defensa de los jugadores que no eran famosos ni populares”…
“(…) Cualquiera podía reconocer en él una síntesis ambulante de las debilidades humanas, o al menos masculinas: mujeriego, tragón, borrachín, tramposo, mentiroso, fanfarrón, irresponsable. Pero los dioses no se jubilan, por humanos que sean. Él nunca pudo regresar a la anónima multitud de donde venía. La fama, que lo había salvado de la miseria, lo hizo prisionero.
Maradona fue condenado a creerse Maradona y obligado a ser la estrella de cada fiesta, el bebé de cada bautismo, el muerto de cada velorio. Más devastadora que la cocaína es la exitoína. Los análisis, de orina o de sangre, no delatan esta droga». ** Adiós Diego. Por vos lloramos hoy lo que ya habíamos perdido hace mucho tiempo.