“Dios, salud y paz con una cuota de trabajo ha sido el secreto de mi vida” señaló Héctor Motta
Crespo.- Este viernes 15 de diciembre se realizó la tradicional cena anual de Grupo Motta en sus amplias instalaciones ubicadas en la localidad de Racedo. En esta oportunidad, con un aditamento especial: la firma familiar celebra los sesenta años de existencia desde la creación de la empresa que es la ‘nave insignia’ del grupo, Cabaña Avícola Feller. Durante el transcurso de la velada recibieron reconocimientos los empleados que cumplieron 25 y 30 años en la empresa, así como colaboradores y amigos que han acompañado desde diversas actividades el desenvolvimiento comercial e industrial del grupo, que en la actualidad, a la empresa original suma otras empresas de alta tecnología, como Calisa, Asado y By Prot.
Dios, salud, paz y trabajo
Durante su discurso de bienvenida, el presidente de Grupo Motta, Héctor Motta, fuera de las habituales palabras sobre inversiones y novedades corporativas que suelen ser de rigor en este tipo de eventos, decidió este año destacar los valores y sentimientos que han marcado su vida y trataron de dar impronta al grupo empresarial.
Motta contó “dónde ha estado el secreto de estos, apenas, sesenta años”. Agregó que son “apenas” sesenta años porque “cualquier emprendedor de una empresa familiar quiere trascender”, esto es, “que quienes vienen en la sucesión familiar se prendan de esa lucha que es sostener la empresa, sostener el rumbo y hacerla crecer”.
Luego, el empresario subrayó los secretos de su vida. “En primer lugar, la invocación permanente de Dios, que ha sido para mí el gran conductor de mi vida y de mis actos”. Llevado de la mano de Dios, agregó que se apoyó “en la salud, y si uno goza de esa bendición y de buena salud, lo otro que uno quiere lograr es paz, y cuando uno está en paz lo que puede hacer es pensar e imaginar, desarrollar, proyectar, ejecutar, realizar” y “todo lo que queramos poner a esa palabra maravillosa que nos permite a partir de la paz, de la creencia en Dios y gozar de salud. Agregando uno la cuota de trabajo, encontramos ese trípode, esa fortaleza para que las cosas se transformen en hechos”.
Luego señaló Motta que durante la mañana se había encontrado con un amigo de la infancia, a quien no nombró, “que está con alguna dificultad transitoria” y le dio su apoyo para “encontrar una solución médica a un problema que está encontrando”. Agregó que esa situación fue “el primer baño espiritual que me tomé” en la jornada. Posteriormente, Motta dijo que “hay un puñado muy íntimo de amigos que a uno lo ayudan a transitar en la vida; en ese tránsito en la vida unos parten primero y otros después, pero en esa partida van quedando enseñanzas”.
Austeridad
Agregó que los sesenta años acumulados por Grupo Motta fueron “marcando el rumbo de muchos sacrificios, de muchas convicciones, de mucha austeridad” y en este último concepto volvió a detener sus reflexiones. “Porque cuando se habla de reinversión, la base de las reinversiones tiene un gran cimiento en la austeridad”, señaló y definió que a su criterio “ser austero es tomar lo que cada uno de nosotros necesita o requiere para vivir, el resto cada uno lo dispone en la medida que lo cree conveniente”. Comentó que “si uno es austero a la larga las recompensas vienen”.
Subrayó que la austeridad a una empresa “le da cimientos sólidos”, basados en la reinversión y el endeudamiento en los proyectos de crecimiento. “Ese endeudamiento debe ser prudente, debe ser honrado como lo tratamos de hacer a lo largo de nuestro camino y ese honrar facilita gozar de crédito porque la empresa que goza de crédito automáticamente goza de prestigio y transmite paciencia, tranquilidad, espera; para cuando uno toma crédito está el acreedor o el banco o quienes operan en la línea de financiamiento, aguardan tranquilamente sabiendo que quien toma un compromiso lo va a cumplir”.
La continuidad familiar
Al hablar de su familia, el empresario destacó que “hoy también están por venir los nietos y créanme que la conversación en la mesa familiar ya deja de ser una conversación de padre a hijos y pasa a ser una conversación de abuelos, padres y nietos”. Es lo que “venimos sembrando como para que cada uno tenga un buen pasar en su vida”, pero además porque “van a tener desafíos y oportunidades”. Héctor destacó que en las conversaciones con sus hijos Augusto y Helen y con su sobrino Juan Pablo, se plantea “si al menos uno de nuestros seis nietos toma la bandera, tendremos la continuidad con la tercera generación apostando al futuro”.
Motta dijo que “soy un eternamente agradecido desde aquellos que me han empujado y me dieron el primer envión para concretar cosas en la vida” y aquellos que siguen con el apoyo “desde el afecto, desde el trabajo, desde el aporte intelectual y desde el resguardo, porque cuando uno tiene profesionales amigos ellos procuran el resguardo de uno para que tenga un buen descanso reparador para emprender diariamente la rutina”.
Agregó que “en la rutina está el secreto” para implantar la cultura del trabajo. “Si conseguimos que la cultura del trabajo se prenda de nuevo desde adentro de nosotros” y si “diariamente consumimos bienes”, entonces “lo importante para consumir esos bienes también es ganarlos”. Subrayó que “no tenemos que vivir en un mundo prebendario, sino entrar en un mundo del esfuerzo, que también nos va a permitir disfrutar”. Dijo que “lentamente venimos recuperando la conciencia que debemos trabajar todos los días, y si hay conciencia que debemos trabajar todos los días este país, que hoy está en dificultades, va a encontrar el rumbo”.
Un país joven
Al referirse a Argentina, Motta definió que somos “un país muy joven” que “se equivoca como se equivocan todas las familias”. Agregó: “Creo que estamos en la búsqueda de corregir el rumbo, y si corregimos ese rumbo con buenos cimientos indudablemente nos vamos a encontrar con un mundo que se prepara desde la educación para insertarse en el mundo laboral, que le va a permitir gozar de bienestar personal y en la familia”.
Resumiendo su mensaje, Motta dijo que “el secreto de mi vida ha sido trabajar, si uno tiene vocación de trabajo, con una rutina de hacer todos los días lo mismo pero tratar de hacerlo mejor y en hacerlo mejor están las grandes oportunidades y las grandes enseñanzas”. Cerrando su discurso, el empresario adelantó que posiblemente a partir del año 2018 en Racedo “estemos dictando una nueva carrera para formarlos en la parte de computación” porque “queremos que acá, en Racedo, se formen personas técnicamente dotadas para poder sostener el proyecto por venir”.
Reconocimientos
Posteriormente recibieron una medalla de reconocimiento los empleados que cumplieron 30 años en la empresa: Mario Goette, Estela Axt, Cristina Frickel, Adalberto Heinze, Néstor Pérez, Marcelo Zanabria, Rodolfo Graff, Raúl Hetze, Carlos Schmidt, Marta Ofelia Fontana, Germán Schneider, Reinaldo Luis Burgardt, Adela Feresini y Juan Carlos Prediger.
Luego fueron reconocidos los trabajadores con 25 años en Grupo Motta: Miguel Leicker, Lorenzo Barreto, Raúl Rusch, Miguel Bender, Luisa Stieben, Rubén Verdón, Osvaldo Rodríguez, Oscar Martínez, Raúl Maciel, Diego Burgardt, Sandra Carina Gareis y Germán Stieben.
Finalmente, colaboradores externos que aportaron al crecimiento empresarial: Héctor Gamba, Néstor Dagusti, Danilo Zunzunegui, Darío Caballero, Daniel Paifer, Miguel Ángel Paifer, Teodoro Unrrein, Ernesto Font, María Sosa, Silvia Volcker, Raúl Butay, Leonardo Leiva, María Unrrein, Celia Schmidt, Juan Sterzer, Ricardo Barragán, Horacio Cabrera, Carlos Lugrin, Andrea Faisal, César Fernández, Carlos Bassi y Raúl Fisolo.
También se realizaron sorteos entre empleados y granjeros integrados a la firma, que se llevaron bicicletas, electrodomésticos y una moto, entre otros premios. La cena se desarrolló hasta altas horas de la madrugada con números artísticos que incluyeron el humor y la música.