Política y economía
Economía: "Los argentinos nos fuimos llenando de nuevas regulaciones, pero sin resultados positivos"
En un contexto de creciente debate sobre la necesidad de desregulación en la economía argentina, Ana Inés Navarro, directora del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, en su sede de Rosario, ofrece un análisis perspicaz que invita a reflexionar sobre el papel de las regulaciones en el estancamiento económico del país.
Navarro comienza cuestionando la pertinencia de una profunda desregulación económica y plantea una interrogante fundamental: ¿Argentina requiere realmente la desregulación para superar su prolongada recesión y la incapacidad de generar empleo? En su visión, la economía argentina se encuentra estancada y en declive, lo que plantea la necesidad de examinar las razones detrás de este estancamiento.
La directora del Departamento de Economía destaca un dato preocupante: de los aproximadamente 21 millones de puestos de trabajo en Argentina, solo 6.5 millones son asalariados privados formales. Esta cifra se ve acompañada por 5.5 millones de trabajadores informales y alrededor de 4 millones de empleados públicos. Además, unos 5 millones de personas participan en el mercado laboral como cuentapropistas o monotributistas, careciendo de las ventajas del sistema de regulaciones laborales. En total, entre 9 y 10 millones de personas no se benefician de las protecciones del mercado laboral.
Este análisis se extiende a otras áreas económicas, como la actividad industrial y comercial, donde Navarro identifica numerosas regulaciones, como el observatorio de precios, la ley de góndolas y la ley de abastecimiento. Según la teoría microeconómica citada, estas leyes no solo fracasan en abordar la inflación, sino que también obstaculizan el funcionamiento eficiente de la microeconomía.
Navarro subraya que Argentina cuenta con los mecanismos institucionales necesarios para respaldar o frenar cualquier Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) relacionado con la desregulación económica. Esto plantea la pregunta crucial sobre si estas medidas impulsarían o desacelerarían la economía.
Para respaldar su argumento, Navarro ofrece un ejemplo concreto: la privatización de la hidrovía Paraná-Paraguay entre 1992 y 1993, donde están todos los puertos ubicados al norte y sur de Rosario y se les dio la posesión plena del derecho a los puertos que había en ese momento y que hasta ese momento tenían una posesión precaria de sus terrenos. "Eso, ¿qué produjo? Que la capacidad de molienda entre ese año y el 2014 se multiplicara por 6; crecieron más del 500% por las inversiones privadas. A partir de esa legislación del comienzo del gobierno de Carlos Menem, cuando se desreguló y se privatizó algunos aspectos, esta industria, que hoy en día es el polo aceitero más grande del mundo, tuvo un crecimiento exponencial. Hoy en día ese sector representa entre el 45 y el 50% de las exportaciones de Argentina”, relató.
Sin embargo, advierte sobre el exceso de regulaciones acumuladas con el tiempo, algunas bien intencionadas pero sin resultados positivos palpables. “Con el correr de tiempo, los argentinos nos fuimos llenando de nuevas regulaciones, algunas con buena intención de proteger al consumidor, a los trabajadores, a las empresas; pero sin resultados positivos”, indicó. Este llamado de atención insta a una revisión crítica de las regulaciones existentes y plantea la pregunta sobre si la desregulación selectiva podría ser la clave para impulsar la economía argentina.
En definitiva, el análisis de Navarro plantea preguntas cruciales sobre la necesidad y los posibles beneficios de la desregulación económica en Argentina. La reflexión sobre estos temas se convierte en imperativa en un momento en que el país busca desesperadamente soluciones para superar sus desafíos económicos persistentes.