Después de 50 años juntos se casaron a pedido de sus diez hijos
Victoria (Por Nicolás Rochi).- Juan nació un 6 de enero, por eso además del apellido García, recibió el nombre de ‘Reyes’; en tanto su pareja Eva Beatriz Correa, cumple los 20 de febrero, así las cosas, en cada inicio de año es tradición que sus 10 hijos organicen un gran almuerzo —inaceptable para cualquier protocolo— pero donde no podían faltar los 16 nietos y las dos biznietas.
Así es el amor que une a esta familia de Puerto Esquina desde hace 50 años; ¿Se imaginan estar junto al ser querido ese tiempo, y elegirse cada día?… Bueno, algo de eso pensó la mayor de las 6 mujeres, Adriana Raquel, que vio en aquel aniversario una gran oportunidad para que ellos sellaran ese amor casándose. Así arranca esta historia.
La feliz pareja dio el sí el martes pasado, a los 71 años, y ya quieren reafirmar este compromiso civil en la Iglesia, pero antes eligieron a Paralelo 32 para contarnos, a través de su hija mayor, cómo ha sido esta vida de amor y sacrificio, donde no faltaron periódicas crecientes que inundaba las esperanzas de este paraje rural, haciendo más dura cada jornada; y donde hace 32 años perdieron a su onceava hija, de tan sólo 8 años, por una falla renal que luego evolucionó en un cuadro más severo.
Dónde se conocieron
“Se conocieron en Rincón de Nogoyá y no tenían más de 18 años, bueno tal vez 19, y siempre vivieron en el campo, aunque, consolidada la relación, nuestra mamá se fue a Buenos Aires para trabajar y ganar más dinero para la casa. Desde allí le escribía cartas que mami aún conserva y atesora”, dice nuestra interlocutora a modo de confesión.
Y añade: “siempre se amaron, y nos enseñaron a compartir ese cariño y respeto a todos. Creo que si hay un valor que nos define como familia es el compañerismo”, dice Adriana, que junto a María Rosa (otra de las hermanas) hicieron el contacto con nuestro cronista para brindarnos detalles de esta historia. “Pero la de la idea soy yo, luego de consultarlo con mis hermanos, por supuesto”.
Los hermanos tienen un grupo de WhatsApp donde se pasan las novedades, ya que de los 5 varones, no todos se quedaron en Victoria; uno está en Rosario y otro en Córdoba, por ejemplo. “Con la aprobación de todos iniciamos los trámites el 28 de abril, y por suerte las autoridades del Registro Civil accedieron a casarlos en esta fecha, porque no estaban admitiendo ningún trámite, pero al saber la razón hicieron la excepción”.
Eso de durar y transcurrir…
A la luz de estos tiempos, resulta al menos curioso por tanto tiempo de permanencia en una relación, “han sido para nosotros un ejemplo, porque como cualquier relación han pasado buenas y malas, con aciertos y desaciertos, pero siempre se apoyaron para seguir adelante”.
Las dos hijas más chicas nacieron en Victoria (La menor tiene 32 años), pero nos comenta Adriana (46) que el resto fue en el campo, «asistidos por la partera y de forma natural”.
A ver, vamos a los bifes como se dice, y tras ahondar un poco más, supimos que anteriormente ya la hija mayor hizo el intento para que se unieran formalmente, papá dijo que sí y mamá creyó que después de tantos años juntos ¿para qué? Pero el que no persevera no triunfa, y como todo hijo que quiere ver a sus padres en el altar, ahí fue de nuevo. “Ahora mami dijo que sí, y la verdad, ¡estamos tan contentos!; y verlos bajar del Registro fue una emoción grande”.
Al parecer por esto de los protocolos, ceremoniales, en este caso en el Registro Civil, les leyeron un detalle del acta, donde se les insta a apoyar y acompañar al ser querido para armar un proyecto, juntos. Y dicen que hubo un par de sonrisas cómplices y oportunas: “eso venimos haciendo”, respondieron.
No es menor el dato que en un momento en Puerto Esquina se hacían ceremonias del séptimo sacramento a tres o cuatro parejas al mismo tiempo, “pero no se les dio por participar”.
Juan siempre vivió de la pesca y también supo ser peón rural; Eva se encargó de los hijos haciendo las veces de ‘ama de casa’, roles tan tradicionales como definidos por la “honestidad y el compañerismo; somos muy unidos, papi nos enseñó que a pesar de no acordar en todo, debemos apoyarnos, y jamás nos peleamos delante de ellos, ni ellos de nosotros. Creo que tiene mucho que ver con el respeto bien entendido, así como ese valor de la palabra de la gente de campo, con el que crecimos”.
Hoy esos valores están trastocados y no cotizan en bolsa de la ‘nueva sociedad’; más allá de eso, cuando hubo que trabajar algunos de esos once hermanos también dejó la escuela, así funcionaba: “Mis hermanos mayores no terminaron la escuela porque debieron ayudar a mi viejo; yo trabajé a la par de ellos con 14 años, cuando se necesitó, y sobre todo cuando falleció mi hermana, momento en que sinceramente vi morir también a mis padres”.
Muchas familias quedan devastadas por estas circunstancias, y no logran superar esta pérdida, pero aquellas cuestiones tan propias de ese vínculo al que nos referimos antes, hicieron que se sobrepongan y hoy lo relaten con resignación pero también mucha entereza.
El flamante matrimonio goza de buena salud en todo sentido, y este domingo se juntarán para celebrar también el Día del Padre, con los hijos y nietos que puedan venir al doble festejo. Sin dudas una historia de esas que nos encanta contar, con miles de aristas y otras cuestiones que enriquecen, también porque las cuenta una hija, que admira a su papá y valora a su madre por mantener esa entereza; y en definitiva, recuperar las enseñanzas de ambos, donde sin dudas el amor sigue triunfando.