Eventos
Crespo encendió la magia de la Navidad con un emotivo acto en la Plaza Sarmiento
Con un clima de reflexión y esperanza, la ciudad dio inicio a las celebraciones navideñas con el tradicional encendido del ‘Árbol Navideño’ en la Plaza Sarmiento, sobre Av. Belgrano. La ceremonia, organizada por la Municipalidad, se llevó a cabo anoche y reunió a vecinos de todas las edades para compartir un momento cargado de emoción y espíritu festivo.
Villancicos y armonía coral
La velada estuvo enmarcada por las interpretaciones de tres coros locales que llenaron la noche de música y significado:
- Grupo ‘Canto y Música’, de la Congregación Evangélica de Crespo.
- Coro Municipal de Adultos Mayores ‘Sueño del Alma’.
- Coro Municipal ‘Del Centenario’.
Estos conjuntos deleitaron al público con villancicos tradicionales, destacando el valor de la Navidad como tiempo de reflexión y renovación. El momento más esperado llegó al final, cuando las luces del árbol brillaron en sincronía con las estrofas del clásico ‘Noche de Paz’, entonado por el ensamble coral y el público presente.
Palabras del intendente
El intendente Marcelo Cerutti encabezó el evento con un mensaje de gratitud y esperanza. En su primer año como presidente municipal, agradeció a la comunidad crespense por su apoyo y expresó:
"Comenzamos a transitar una época de análisis, de pensar, de recapitular, de encontrarnos con nosotros mismos y con nuestros afectos".
Cerutti también invitó a los vecinos a seguir cuidando y trabajando por la ciudad, reflexionando sobre el significado de la Navidad como un tiempo para fortalecer los lazos familiares, comunitarios y espirituales.
El símbolo del ‘Árbol Navideño’
El encendido del árbol se ha convertido en un emblema para la comunidad, simbolizando el esfuerzo conjunto, la solidaridad y el compromiso de los crespenses. Cada año, este acto no solo adorna la ciudad, sino que también ilumina el camino hacia valores compartidos y la unión de la comunidad.
Un villancico con historia
El cierre con ‘Noche de Paz’ añadió un toque especial. Este villancico, escrito en 1816 por el sacerdote Joseph Mohr y musicalizado por Franz Gruber en Alemania, tiene una historia de trascendencia cultural y emocional. Incluso durante la Primera Guerra Mundial, su melodía sirvió para unir temporalmente a soldados enemigos en la famosa tregua navideña de 1914, recordándonos la capacidad de la música para superar diferencias.