Con el glifosato no alcanza para el control de malezas
Victoria.- El control de malezas se ha transformado en un serio problema para la agricultura en nuestra zona, a pesar del uso intensivo de herbicidas hay especies que siguen afectando los cultivos.
La semana pasada en el local del Inta (Victoria) el Lic. Daniel Tuesca titular de la cátedra Malezas de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Rosario, abordó en profundidad el tema ante un auditorio repleto de productores, demostrando el nivel de preocupación que se ha generado en el sector.
El problema se reproduce en distintos lugares del país, y a criterio del profesional el tema no se está atacando como corresponde, aunque reconoció que existen razones de peso que impiden hacerlo.
En un modelo agrícola que implica implantar predominantemente soja, y en menor medida el resto de los cultivos (trigo y maíz) en un esquema con poca rotación de cultivos, con un menor uso de herbicidas, las malezas son cada vez más complicadas de controlar. Esto está ocurriendo en todo el país. “Se produjo una autoselección de malezas más resistentes a los agroquímicos”.
Una de las especies que más preocupa es el yuyo colorado, que debe ser combatido con herbicidas, pero no son muchos los productos los que hay en plaza, habiéndose comprobado además que el uso continuo genera resistencia a esos químicos.
Según Tuesca, están asesorando a los agricultores para que no se centren exclusivamente en el herbicida sino que se combata a través del manejo del cultivo a implantar. Se debe tener en cuenta el tipo de semilla, el tiempo en que se siembra, la distancia entre plantas, si se realizará el control manual y finalmente el uso de agroquímicos. “Esto representa simplemente un control pero no se termina con la maleza en su totalidad”
Los productos son muy caros y siempre implican un aumento de los costos de producción, lo cual no es una novedad para el productor que lucha contra los costos excesivos constantemente.
“El glifosato no sirve para controlar todo, a lo que se deben agregar otros herbicidas más caros pero que tampoco resuelven en problema porque atacan solo a una pequeña variedad de malezas”, señaló, “y esta mezcla de productos encarece los procedimientos”.
En diálogo con Paralelo 32 explicó que si un productor no controla el yuyo colorado las pérdidas pueden ser totales, tal como se lo ha podido comprobar en campos Córdoba y Santa Fe.
El ciclo biológico coincide con la cosecha gruesa, comienza a crecer a fines de septiembre u octubre, germina y se mantiene hasta abril. “Esta maleza compite desde el primer día que nace con los cultivos implantados”.
Diseminación
La semilla que queda en el suelo es resistente y mantiene su poder germinativo hasta la primavera siguiente y nuevamente vuelve a crecer. Llama la atención en la forma en que se ha diseminado en nuestra zona, aunque lo mismo que ocurre en otros campos del país. Según Tuesca, uno de los principales agente mecánicos que disemina las semillas del yuyo colorado son las cosechadoras y en menor medida los transportes. “Al pasar la máquina no solamente capta el poroto de soja sino que esta maleza, que tiene un desarrollo similar en tamaño, también ingresa en el proceso de cosecha y queda en los rodillos, parte se distribuyen en ese mismo lote y quedan restos que la máquina transporta y disemina en otros campos”. Con respecto a pájaros, lo hacen en menor medida y son pocas las posibilidades de que se distribuya por el viento.