Sociedad
-Calor ¿no? –Si, tá bravo
** No hablaremos de “la calor” que en otros tiempos se la padecía estoicamente y hoy, bien nombrada como “el calor”, nos arranca quejas todo el tiempo. Cuando la alta temperatura era femenina, nuestros mayores le perdonaban la queja porque era como una madre para ellos. Dormían afuera, bajo la galería, porque el ventilador era cosa de ricos o había uno solo en la casa. Por ahí, a las perdidas, dos que se saludaban tocaban el tema, pero ese diálogo no pasaba de: --Calor (decía uno) _Si, tá bravo (respondía el otro) y a cambiar de tema. No se andaban con lloriqueos. Ni siquiera tenían termómetros, había que escuchar el informativo de la radio o calcular más o menos según cómo estridulaban las chicharras.
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