Economía
Análisis y perspectivas del panorama tributario argentino donde el impuesto PAIS creció un 324,4%
La falta de cambios significativos en los últimos 14 años para dotar de mayor progresividad al sistema tributario.
El reciente informe del Centro de Estudios Tributarios de la Universidad Austral elaborado por la Facultad de Ciencias Empresariales, ha arrojado luz sobre la compleja situación fiscal que enfrenta Argentina, con importantes cambios en la composición de los ingresos fiscales y persistente presión tributaria. El análisis detalla una serie de transformaciones significativas que marcan un hito en la historia fiscal del país, así como desafíos continuos que deben abordarse para garantizar una estructura tributaria equitativa y eficiente.
Para los investigadores del Centro de Estudios Tributarios (CET) de la Universidad Austral, la elevada presión tributaria Argentina se respalda con subas de impuestos permanentes que se prometían transitorias y bajas transitorias que se suponían permanentes. Desde la salida de la crisis del 2001 y hasta la actualidad, Argentina se posicionó en niveles de 25% a 30% y los emergentes nunca superaron el 23%. Si bien el gobierno de Alberto Fernández terminó con una leve caída de la presión tributaria, fue más por medidas coyunturales. Pese a la tendencia alcista mantenida hasta el 2022 (+1,13 p.p.), la falta de liquidación de exportaciones y el cambio en el impuesto a las ganancias previo a las elecciones modificaron el sentido de la presión tributaria en el último año de gobierno.
El informe subraya además que el ranking de los cuatro impuestos principales en el país se ha mantenido sin cambios desde 2009, con el Impuesto al Valor Agregado (IVA), la Seguridad Social, Ingresos Brutos y el Impuesto a las Ganancias acaparando el 81% de la recaudación total para el 2023, representando el 23% del PBI. Esta estabilidad en la composición tributaria plantea interrogantes sobre la necesidad de reformas estructurales que promuevan una mayor equidad y eficiencia en la recaudación fiscal.
También se destacan dos particularidades: “mientras que el IVA sigue siendo, por lejos, el impuesto de mayor peso con aproximadamente un cuarto de la recaudación nacional (27,8% en 2023), para el año 2023, el impuesto a las ganancias (de sociedades y personas) cayó al cuarto lugar (16,5%), detrás de aportes y contribuciones e impuestos provinciales, que a su vez se ubicaron en niveles casi idénticos (18,2%), compartiendo de este modo el 2° lugar normalmente ocupado por aportes y contribuciones”, explican Diego Rivas y Lucio Cardinale, especialistas del CET.
No obstante, el informe también revela que Argentina enfrenta uno de los mayores costos de recaudación en la región, lo que refleja la complejidad y la burocracia asociada al sistema tributario del país. La dinámica del mercado laboral, por un lado, y la mencionada modificación del impuesto a las ganancias personas físicas, por el otro, fueron los factores más relevantes en esta modificación.
“Si sumamos bienes personales a este podio, confirmamos lo expresado en la sección anterior: abarcan el 83% de la recaudación total para 2023 (23% sobre el PBI). Si adicionamos tres de los impuestos más distorsivos del sistema tributario, pero que se han convertido en el quinto, sexto y séptimo en términos de recaudación, como son impuesto al cheque, impuesto PAIS y retenciones a las exportaciones, abarcamos el 94% de la recaudación con tan solo 8 tributos”, añaden Rivas y Cardinale.
Pese a la circunstancial baja de la presión tributaria con que culminó el gobierno de Alberto Fernández, los investigadores observan un patrón de elevada presión tributaria. Y en los últimos 14 años no se registraron cambios significativos que condujeran a dotar de mayor progresividad al sistema tributario, sino más bien modificaciones coyunturales con un fin recaudatorio. El indicador que relaciona la recaudación de impuestos a los bienes y servicios en función del gasto social denota que “la recaudación y el gasto se ubica al nivel de los países desarrollados, pero pagan más los que menos tienen, lo cual Argentina recauda regresivamente un 60% por cada unidad que destina a gastos sociales (ratio recaudación regresiva sobre gasto social), similar a los países de LATAM y Emergentes. Los países avanzados, por su parte, presentan un 40% de recaudación regresiva por cada unidad de gasto social”.
A la vez, la elevada inflación agrava aún más el carácter regresivo de nuestro sistema tributario. “En 2022 el impuesto inflacionario presentó el valor más alto de la serie, profundizando aún más la inconsistencia entre quienes reciben el gasto del Estado y quienes, en cierto punto, lo financian. A su vez, la aceleración inflacionaria parecería estar siendo un mecanismo de ajuste fiscal en los primeros meses del nuevo gobierno (incremento de la recaudación con licuación del gasto)”, profundiza Rivas.
Un aspecto preocupante resaltado por los especialistas es la regresividad del sistema tributario argentino, donde aquellos con menos recursos terminan contribuyendo de manera desproporcionada en comparación con su capacidad económica. De acuerdo con los datos de la International Survey on Revenue Administration (ISORA, por sus siglas en inglés), Argentina es el tercer país con mayor costo de la región con un 1,1% de costo como porcentaje de la recaudación neta y se ubica por encima del promedio de Latinoamérica, que arroja 0,78%.
Con todo este panorama, el índice de performance del sistema tributario sigue mostrando que Argentina solo logra parcialmente los objetivos de suficiencia y eficiencia, con una puntuación alrededor de 4 puntos sobre 10. Si bien la complejidad tributaria y la elevada carga impositiva resultan muy relevantes, también el marcado y sostenido déficit fiscal de nuestro país es uno de los principales factores de esta performance negativa. Esto se evidencia en el hecho de que Argentina recauda un 60% más por cada unidad destinada a gastos sociales, en comparación con los países desarrollados que solo recaudan un 40% más.
La falta de cambios significativos en los últimos 14 años para dotar de mayor progresividad al sistema tributario, así como el persistente déficit fiscal, son factores clave que limitan la capacidad del país para mejorar su desempeño en este ámbito. En consecuencia, se hace evidente la necesidad de reformas estructurales profundas que promuevan una mayor equidad y eficiencia en el sistema tributario argentino.