Adiós al gigante ‘helado de limón’
Victoria.- Emplazada en Plaza XX de Septiembre del Quinto Cuartel, esta obra del escultor bonaerense Xavier Fontenla hacía tiempo que estaba en estado crítico y nunca tuvo la aprobación de la comunidad artística local, no porque se tratara de este artista en particular sino por la forma y el valor en que se dio aquella contratación desde el Ejecutivo (65 mil pesos de aquel 2009/10, ya que se incorporó a los ejercicios de ambos años, con la cláusula que debía estar terminada antes del 30 de abril). Recordemos que al mismo tiempo, desde el Concejo Deliberante se pidió esculpir un momento a Don Joaquín Ezpeleta, trabajo que recayó en la figura del reconocido artista local Cristian ‘Pancho’ Ramírez, quien cobró una suma irrisoria frente a este monto.
Más allá de que la obra terminaría llegando un 3 de mayo, el resultado no convenció a los victorienses en su mayoría, y dado que era el Monumento al Bicentenario de la Ciudad, tampoco lograba recrear aquello que proclamaba en su argumento. Para muchos de los que consultamos en aquellos días posteriores a su colocación, lo bautizarían: El gigantesco helado de limón. Ya que era una escultura que por la forma en que aquella mano sostenía esa antorcha, parecía más un cucurucho de Siete Colinas o Samoa, que “una obra realizada en resina acrílica reforzada, de siete metros de altura, caracterizada por tres manos entrelazadas, símbolo de las distintas corrientes que identifican la historia de Las Siete Colinas: Pueblos originarios (pre hispánicos –Chaná Timbú), inmigrantes (agricultores-ganaderos-caleros), y al victoriense de hoy (profesionales, trabajadores de distintos rubros y demás actores). Estas manos a su vez sostienen una antorcha (señal de progreso, superación, ideal)”, describíamos en la edición del 23 de abril de 2010.
El ‘gigantesco helado de limón’ no tardó en recibir los embates de la intemperie, y comenzó a agrietarse, seguramente las últimas tormentas fuertes hicieron el resto. Más allá de esto, cada 13 de mayo, cuando se celebra el aniversario de la Fundación del Oratorio (fecha que considera el hito fundacional de la ciudad), el monumento a Ezpeleta recibe flores y demás reconocimientos, y aunque el Quinto Cuartel es el primer registro de la vida urbana de la ciudad, no logra con su escultura esa misma identificación.
Así las cosas, en el mes de febrero Personal de Defensa Civil de la Municipalidad procedió al retiro de la parte superior del monumento del Bicentenario porque presentaba una inclinación y movimiento que constituía un riesgo para quienes transitar por allí a diario.
“En el lugar, antes de decidir el retiro de la obra, se constataron graves daños estructurales, rajaduras y partiduras, principalmente en la parte superior, y una inclinación de aproximadamente 45 grados, lo que la ponía en inminente riesgo de caída a ‘la antorcha’, ya que se encontraba quebrado a mitad de su altura”, describe el parte de prensa municipal que se difundió.
Y ampliaron que “con la asistencia del hidroelevador de Alumbrado Público los trabajadores municipales observaron de primera mano que el viento que se registraba en la mañana del jueves último, hacía que el extremo superior del monumento oscilara, lo que incrementaba el peligro”.
De la misma manera, a través de las grietas que presentaba la obra, se pudo observar que la estructura metálica interior, de caños, estaba fuertemente deteriorada a causa del movimiento y la corrosión. Además, y para resguardarlas de posibles daños durante los trabajos, se retiraron las 13 placas de mármol de la base, las que quedaron en el galpón de Defensa Civil. Todo esto fundamentó la decisión y lamentablemente esta obra erigida como recordatorio de un bicentenario, pasa a la historia como la de menor duración en el país, y no se hicieron muchas otras que pusieran suplir este vacío.
Dato de color
Como dato de color, cabe recordar que durante los trabajos de instalación de la base para aquel monumento se encontró una cápsula de tiempo del siglo XIX que actualmente se encuentra en el museo Anadón. Lamentablemente, el contenido de la cápsula estaba demasiado deteriorado y fue irrecuperable.