70 manzanas y ninguna flor
** Se achicó la Argentina. Antes se extendía desde Plaza de Mayo hasta la General Paz. Ahora se la puede cruzar de un tranco, resumida a las 70 cuadras del microcentro porteño. Las organizaciones sociales y sindicales que funcionan coordinadas en el plan de destituir a un gobierno democrático, no necesitan operar más allá de ese circuito mínimo. Por allí se van turnando en un calendario bien coordinado para que cada día tenga su propio alboroto, los que trabajan y los que no, los que buscan trabajo y los que huyen de él.
** En aquel pequeño mosaico los activistas impiden sistemáticamente el paso de aquellos héroes anónimos que trabajan para que ellos puedan cobrar, y con la difusión que les dan a sus marchas y desmanes los medios supuestamente nacionales, les basta para hacer parecer que es el país el que está que arde, y no las veinte manzanas alrededor de la Casa Rosada.
** Lo de “supuestamente” nacionales es porque esos medios porteños nos informan extensa y detalladamente sobre los asuntos de su aldea (un asalto o un allanamiento por drogas en Caballito, por ejemplo) pretendiendo que todo lo que imprimen en pantalla interesa y preocupa al país entero, en sus valles y montañas, desde los obreros que endulzan la vida de otros trabajando en los ingenios azucareros de Tucumán o Jujuy, hasta los pescadores del Paraná.
** También hay emisoras de radio que suponen ser nacionales por tener repetidoras en las provincias, pero solo hablan del ombligo (70 manzanas).
Honor y gratitud para la poderosa Cadena 3 de Córdoba, emisora federal hasta los tuétanos, intérprete de la cultura popular del ancho y largo territorio.
La barriga también existe
** Más al sur del ombligo, ¿cuánto sabemos sobre la paralizada provincia de Santa Cruz? Sin fecha para el comienzo de clases, hospitales en terapia intensiva, sin policías, todos cobran atrasado y mal, los docentes hace meses que reclaman una mesa paritaria sin oír una respuesta, renunció el titular del Consejo Provincial de Educación y no hay aún nombramiento en su reemplazo, y la gobernadora en lugar de convocar a paritarias “invitó” esta semana al gremio docente a una “mesa de diálogo” (tipo “tomemos un café”).
** El desastre de la provincia en cuyo gobierno hoy se refugian muchos exiliados del ex gobierno nacional, no forma parte de la agenda de noticias nacionales. El año pasado en Santa Cruz los chicos tuvieron tan solo 41 días de clases y ¿cuántos argentinos lo supieron? (solo los que leen www.opisantacruz.com.ar). Es que las provincias no existen para los medios nacionales si no han sufrido un cataclismo natural (terremoto, inundación, alud) cuyas consecuencias duran meses o años pero la noticia 24 horas.
** Más al norte del huequito umbilical, deberían organizarse marchas y zapateos de las víctimas de 2 millones de hectáreas y decenas de poblaciones que quedaron sumergidas bajo el agua en enero y lo siguen estando. Los que trabajaron toda la vida y perdieron todas sus posesiones y pertenencias, quedaron a la intemperie, desamparados, muchos para siempre, no tuvieron tiempo para ir a desfilar por Buenos Aires arruinando edificios con aerosoles. Están buscando un nuevo destino, empezar de nuevo confiando en que aquel que sabe trabajar y tiene voluntad, no pierde para siempre.
Un ancho e insaciable estuario
** Aquellas 70 manzanas que son apenas un punto de birome en el mapa configuran también la punta de la manguera. Si. El punto es la punta (valga la redundancia para la amplitud de géneros). Es como estuario de un río ancho e insaciable que resume el agua de los 2,78 millones de kilómetros cuadrados, sobre cuya superficie se produce, se trabaja, se crea, se sueña, se busca y se rebusca, se pierde y se empieza de nuevo. En esa gran superficie se tributa y se negrea, se trabaja y se haraganea, pero todo el tributo va para saciar la sed de las 70 manzanas cuyas fronteras son las avenidas Córdoba, L.N. Alem, 9 de Julio y Av. De Mayo.
** En aquel lugar se toman las decisiones que nos afectan a todos los argentinos, se administra y desadministra, se promete, se miente, se roba a mansalva, se golpean bombos por las calles, se arruinan edificios históricos, con neumáticos encendidos se tizna de oscuro los frentes de comercios y oficinas donde se trabaja y tributa para sostener el record mundial de subsidios de Sojamarca, país que putea a los productores agropecuarios cuando cambian el tractor para producir más y mejor, pero necesitan del otoño, cuando los exportadores cargan los barcos con granos para traer recursos del exterior.
Ya lo dijo el General
** «El trabajo dignifica». Este axioma del peronismo tiene su fundamento en la dignidad superior del trabajo humano, el que, en el pensamiento cristiano es la extensión de la obra de Dios en la tierra. “Queremos una sola raza de hombres, los que trabajan”, dijo Perón en reiteradas ocasiones.
** Según datos del Indec (ahora volvemos a tenerlos) al finalizar 2016 la tasa de desempleo estaba en 7,6%, en un contexto donde el promedio de América latina y el Caribe fue de. 8,1% según la Organización Mundial del Trabajo (OIT), con Brasil liderando la desocupación con 11,8% y Bolivia formando un piso del 4,4%. Europa tiene países como España que cerraron ese mismo año con 18,4% de desocupados.
** En esta columna dijimos hace bastante tiempo; basados en agencias especializadas a las que estamos suscriptos; que esas organizaciones y dirigentes sindicales habían coordinado un cronograma mensual de encarajinamientos para no superponerse pero tampoco dejar faltar los cortes, ruidos, humos y consignas en el corazón administrativo y político del país. Esta semana desfilaron por allí, antes y después que otros, levantando ollas populares, los “desocupados”.
** Se expondría a la horca social y mediática todo aquel que se atreviese a preguntarles, uno por uno, cuánto hace que están recibiendo subsidios como desocupados y si buscan empleo. Seguramente la mayoría se esfuerza por pertenecer a la raza de hombres que Perón soñó, pero otros no. Así como la tierra da naturalmente hierbas buenas y malas, también la sociedad es un potrero donde nace y crece de todo, pero en la Argentina hipersensible estas preguntas no se pueden hacer. Falta saber también, de algunos, qué tipo de oportunidades pretenden.
Si se controla, mejor
** Hemos oído reclamos porque los subsidios a los desocupados no superan los cuatro mil pesos mensuales, y el reclamo es justo, no hay posibilidad alguna de subsistir más de una semana con esa suma, pero allí se mezclan las categorías de recién desocupados y los que tienen una sólida trayectoria como tales. Los que buscan trabajo y los que nunca lo buscaron. Se mezclan también los que arman un paquetito de modestos ingresos emplanillando a toda la familia. Con eso y algún trabajito fuera de registro, más ayudas sociales municipales y hospitales de atención gratuita, la vida va, la vida va.
** No hay dudas que si bien el nivel de desocupación se ha mantenido en sus porcentuales, es altísimo el nivel de “no me alcanza” y se agravó en los últimos meses. Aquellos vivos que arman el paquetito subsidiario –de los que también hay que hablar para no parecer ingenuo- no invalidan sin embargo los reclamos de tantos que se suman a la convocatoria porque no aguantan más, pero en esas manifestaciones no están todos los que son ni son todos los que están.
** El miércoles los canales de televisión mostraron un detalle no menor; eran mujeres y niños (lamentablemente usados como rehenes en estos casos sin que Unicef o los jueces de minoridad protesten por esto). Hubo muy pocos hombres en la manifestación que dejó en las calles porteñas más mugre que los fans del Indio Solari. Nos basamos en imágenes del canal A24 (Grupo América, Vila-Manzano), es decir ni TN ni C5N, para no herir susceptibilidades transgrietarias.
Condenados
** Ignoramos si existe algún mecanismo tendiente a evitar que la práctica de los subsidios se convierta en una especie de jubilación precoz y perpetua para hombres y mujeres mayores de 18 años, pero el comportamiento humano tiende a no renunciar a los beneficios adquiridos, y muchos no resignan ese ingreso dulce aún cuando consiguen un trabajo.
** El microcentro porteño y las redes sociales están que arden. ¿La Argentina estará condenada al éxito como dijo Duhalde, o condenada, como dijo don Leoncio?