‘Yo tuve cáncer, el cáncer no me tuvo a mí’
Crespo.- A lo largo del mes de octubre se abordan campañas que concienticen y promuevan el acceso de cada vez más mujeres a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos del cáncer de mama.
Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, el próximo miércoles 19 de octubre se celebrará mundialmente el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama.
En esta oportunidad, en el espacio #HistoriasParaCompartir de Paralelo 32; Ezequiel Carlson abordó el tema con Andrea Ulrich; quien se desempeña como maestra jardinera en la escuela 70 en la sala de 5 años del turno tarde. “Siempre me gustó estar con los chicos, me divierto mucho, me pongo a la par de ellos a veces. Cuando terminé el secundario quería ser psicopedagoga pero en mi casa no tenían las posibilidades de que yo pueda ir a estudiar afuera y acá en Crespo estaba la carrera de maestra jardinera en el Colegio Sagrado Corazón, era bastante parecido a lo que yo quería”, nos cuenta.
Con Andrea, mamá de María Victoria y Ana Paula, y esposa de Fabio; nos propusimos abordar dos temas, el cáncer, por el cual atravesó. Y el ser mamá, ya que este domingo se celebra el Día de la Madre.
Comenzando con la charla, nos introduce al tema con una reflexión: “Tengo una frase de cabecera que me gustó cuando la escuché que dice: ‘Yo tuve cáncer, el cáncer no me tuvo a mí’. Me aferre mucho a eso, aparte de la fe, de mi familia, de la gente que me acompañó, pero es así. Afortunadamente lo pude pasar y ahora queda la etapa de controles y de cuidados permanentes, habiendo pasado esa etapa es como un terreno ganado”.
¿En qué momento de tu vida te encontró la detección de este cáncer?
Para mí era el mejor momento de mi vida porque todo el mundo me decía que después de los 40 viene lo mejor, que empieza los más lindo y a los 41, dos meses antes de que mi hija mayor cumpla los 15, estábamos con todos los preparativos, con la fiesta encima, la organización. Mi hija cumple en enero y en noviembre me dan la noticia luego de un control anual que me hice. Frenamos la organización de la fiesta para poner un poco los pies sobre la tierra a ver qué pasaba. La palabra en sí ya me había asustado muchísimo, mis prioridades cambiaron de un día para el otro, no entendía qué estaba pasando, empezaron una batería de preguntas de por qué a mí, y cuando empezamos a ver que había tratamiento, de que había posibilidades, decidimos frenar esos 15 días el cumpleaños pero sabíamos que no se iba a suspender, pase lo que pase la fiesta se tenía que hacer igual. Era una pausa que nos habíamos impuesto porque veníamos muy acelerados. Enseguida empecé el tratamiento y en diciembre ya estaba con las quimios. Me acuerdo que el 25 de diciembre me quedé pelada, fue un quiebre. Me acuerdo que le pregunté a mi hija que como quería que yo vaya a su fiesta si con pañuelo, con peluca o gorrita; y con toda su dulzura me dice: “Yo lo único que quiero es que vos estés” Ahí nuestras prioridades empezaron a cambiar como familia, hay un montón de cosas a las que ya no le prestamos tanta atención como antes y sí más a otras cosas como los detalles, las palabras, escucharnos.
Siempre la compañía de la familia sirvió ¿no?
Muchísimo, con mi esposo ya habíamos pasado un episodio antes, cuando éramos novios, una situación de enfermedad de él. Esto hizo reflotar nuestra unión. Ese día que habíamos llegado del diagnóstico las sentamos a nuestras hijas y se lo dijimos enseguida. Las dos lo tomaron diferente, una lloró y se puso triste y la otra se enojó. Pero después me veían y era normal, nos reíamos, sacábamos fotos.
¿Recordás la charla con el médico ese día?
No me la olvido más. Fue en un control de rutina. En la mamografía como que no se veía nada y por protocolo te piden una ecografía mamaria. El ecografista empezó a ver algo raro y yo veía que estaba con el aparato de acá para allá, me preguntó quién era mi ginecólogo para llamarlo y hacerle una consulta. Al otro día yo tenía el turno con él para llevarle los resultados, y ahí me dijo que era un tumor, que teníamos que hacer una biopsia, que seguramente iba a ser benigno porque tenía muchas condiciones a favor. Yo les había dado de mamar a mis dos hijas hasta los dos años, entonces como que eso también ayudaba, en mi familia no había antecedentes y demás. Cuando me hice la biopsia tuve que esperar diez días que fueron eternos. Llegó el día del turno y ahí el médico me dijo que era un tumor y que había que sacarlo porque estaba muy comprometida la mama, así que ahí nomás hicimos los estudios. A los días me operaron, y después me derivaron a un oncólogo. Empecé con las quimios y los rayos.
¿Qué fue lo que más te sirvió en esos momentos en donde todo es medio incierto?
Soy muy creyente, tengo a la virgen María conmigo siempre, me aferré muchísimo a ella, y la familia obviamente, ya no programar nada sino el día a día. Gracias a Dios al tratamiento lo soporte bien, sí la primera de las quimios la pase mal y ahí fue cuando me agarré de la frase que te dije hace un rato, y cuando me hacía las quimios lo tomaba como si fuera un día de spa, así se los decía a mis amigas. Después coincidió en que por un mes me hacía quimios y rayos todo el mismo día, pasaba todo el día afuera y cuando llegaba a mi casa me quedaba un ratito acostada porque sentía como ese “veneno” como le decía, me recorría el cuerpo. Después me pregunté: ¿Por qué no a mí, quien soy yo para que no me pasen las cosas?
¿Temiste lo peor?
Sí, tuve miedo de morirme, pero no quería perjudicar a mi hija en sus 15, yo pedía poder estar en sus 15. Después pensaba: “¡Ay! si yo me muero, ¡después van a ver las fotos y los videos!” Me hacía todo ese rollo. Pensaba también en mi otra hija que a los dos años cumplía sus 15, por lo que siempre pedía a la virgen poder estar un poquito más.
¿Te cambió mucho la mirada de la vida, el trabajo, la familia?
Sí totalmente, para mejor. Antes era muy estructurada o muy rutinaria, y de un día para el otro mi rutina de ir a trabajar la tuve que cambiar por ir a hacerme las quimios. La primera vez que me tocó salir pelada no tenía muchas ganas de que me vean, pero después eso cambió, empecé a trabajar en eso. Tenía una colección de pañuelos largos y jugaba a cambiar de “pelo” todos los días, le ponía mucho humor a todo. Soy una persona que me gusta tener buen humor, aparte de la fe me aferré mucho también a eso.
Hay una frase popular que dice que las cosas les pasan a aquellos que lo pueden soportar. ¿Alguna vez pensaste: “che no será demasiado”?
Hay una frase que dice que Dios les da sus batallas a sus mejores soldados, y a mí me confundió con Rambo, porque ya venía de varias, pero siempre pienso en que hay alguien que la está pasando peor o que no la puede pasar.
El ser mamá
Contame de momentos de tu vida como mamá que fueron los más importantes, exceptuando el nacimiento de ellas.
Supongo que los primeros días de escuela, de jardín, verlas creciendo, porque al momento en que les pones un guardapolvos y una bolsita es como que sentís que la vida va demasiado rápido. También las fiestas de 15 de ellas, el día que tanto esperaron. Y después momentos de ellas por separado, los estudios secundarios finalizados de la mayor, ahora en la facultad, cuando se pusieron de novias. Son diferentes momentos en los que me gusta estar y los tengo guardados en el corazón. Otro momento fuerte fue cuando mi hija siendo chiquita tuvo un accidente y ese momento no me lo puedo olvidar. Trato de disfrutar y de tener esos momentos en la mente, me cuesta elegir tres solamente. Las etapas donde ellas van avanzando son las que disfruto.
Este mes aparte de hablar del cáncer de mamas estamos hablando con mamás. ¿Tu mamá está? ¿Cómo sos como hija?
Según mi marido soy la sucesora de mi mama, soy la hija del medio, tengo un hermano mayor y una hermana menor que falleció y como mi hermano no vive acá en Crespo es como que con mi mama estamos muy unidas. Y esa unión muchas veces significa peleas, discusiones pero también muchos momentos lindos obviamente. A veces con esas vueltas de la vida uno empieza a ser la mamá de nuestra mamá, mi mamá tiene 80 años pero la verdad es una persona que se desenvuelve sola. Mi mamá se llama Beatriz, Bety.
¿Qué te heredó culturalmente tu mamá?
Heredé su forma de ser, eso de tener buen humor aparte de un carácter fuerte. O esto de mirar siempre para adelante, mi mamá también fue una persona que sufrió mucho y le pasaron muchas cosas, le pasó lo peor que es perder una hija y sigue en pie, me aferro mucho a ese ejemplo.
Una reflexión
¿Cuál sería tu mensaje para las mujeres que están en la duda respecto a hacerse controles?
Los controles no hay que dejar de hacerlos nunca, no hay que escuchar mucho lo que te digan los demás, porque a mí me decían ciertas cosas como por ejemplo esto de no tener antecedentes en la familia, la edad, que había dado de mamar, que no me iba a pasar nada, y después cuando me pasó, tuve que acomodar mi cabeza respecto a eso. Pero si yo no me lo hubiese hecho controles no me lo agarraban a tiempo, los tratamientos no hubieran sido tan efectivos. Lo peor que uno puede hacer es desanimarse porque si uno ama la vida y quiere estar con sus seres queridos, la única forma es poniendo tu buena voluntad y pelearla.