Una donación trajo otra y las bibliotecas se van enriqueciendo
Viale- Semanas tras explicamos que el escritor crespense Orlando “Pocho” Britos distribuiría 270 libros en idioma alemán en aldeas de la zona, cumpliendo el pedido de una mujer de 92 años, de Salta.
Britos explicó oportunamente que fue a través de Yolanda Hardock de Ludi, que vive en Cafayate, provincia de Salta, ya que fue ella el nexo con Ruth Michelfelder, señora de 92 años que tenía una biblioteca de libros en alemán con más de 270 libros entre novelas, de investigación e historia.
La anciana, cuyo interés era darle un destino seguro a los libros, confió en que, por la trayectoria e interés manifiesto en la temática a lo largo de toda su vida, Britos era el hombre ideal para resguardar y distribuir de forma correcta la bibliografía. Así, llegó material histórico, novelas, trabajos de escritores famosos en muchos casos y libros impresos en Alemania.
La noticia generó un interés impensado hasta para el propio Pocho, que manifestó su asombro por la recepción extraordinaria del anuncio en cada lugar al que fue con los libros. Pero la historia no terminó ahí. Por el contrario. Fue el puntapié para que la cadena siguiera marchando.
Apenas algunos días más tarde, enterados de la noticia a través de Paralelo 32, una familia vialense llegó a nuestra redacción para buscar la manera de contactarse con el escritor crespense.
El contacto se hizo y el encuentro también. Fue Mariana Wolk, hija de Carlos Wolk, la que le explicó a Britos que su papá tenía muchos libros en alemán que quería donar. El martes 3 de agosto, llegaron a Crespo junto a Katia (nieta de Carlos) y Marta (nuera del donante) para acercarle el material y que Pocho fuera nuevamente el intermediario entre el donante y los lugares de recepción.
El puente
Britos remarcó a Paralelo 32 que “Después de ver la acogida que tuvieron en las aldeas los libros en alemán, no me caben dudas de que es interesante y útil direccionar libros a lugares donde realmente sabrán aprovecharlos. Primero, da motivo para promover bibliotecas en las aldeas. Segundo, no solo sirve para que quienes dominan el alemán encuentren allí ejemplares que sirvan para lectura y ampliar los conocimientos, sino también para entusiasmar a aprender el idioma. Para mí es un orgullo hacer de intermediario hacia su buen destino. Me mueve solo ser útil a nuestras comunidades”.
“Antes de que los libros terminen en una pieza oscura, sin que nadie los utilice, apareció este ‘rejuvenecimiento’ que muchos buscan. Es gente que quiere darle continuidad literaria a su biblioteca. Y es fantástico que lleguen a las aldeas, donde muchas veces lo existente es escaso, y se recibe con alegría y emoción cada donación”.
“El destino te pone nuevos desafíos y este es uno de esos. Es una nueva actividad, la de reactivar libros para que sirvan para diferentes comunidades, gracias a la conciencia de los dueños que entienden el valor que tienen los libros. Ellos ya los consumieron intelectualmente y esto abre nuevos intelectos, hace que la gente se entusiasme con un idioma que está muy ligado a la provincia y nuestra zona, es algo muy lindo y movilizador”, recalcó.
Y agregó que “parece un cuento, pero es un cuento que sigue, es el segundo capítulo. Esta es una forma de incentivar la cultura y eso está bueno. Vamos a tratar de que lleguen a buenas manos, hay mucho entusiasmo en las aldeas de la zona. Es un lindo movimiento que se ha generado y que ojalá que siga”.
De Viale a la zona
Carlos Wolk, que tiene 85 años recién cumplidos, comentó a este semanario que “Leímos en Paralelo 32 la historia de los libros donados y sentí que podía hacer algo similar, no sé cuándo Dios me llevará, estoy grande y sé que tengo que estar preparado. Lo hablé con mi familia y decidí donarlos. Hicimos el contacto con Britos que se ofreció gentilmente y rápidamente le dimos forma a la iniciativa”.
Sobre la forma en que se fue armando la biblioteca, reconoció que su papá, también de nombre Carlos, era apasionado de la lectura y fue artífice del comienzo, para que después la cantidad se fuera incrementando con el paso del tiempo y la continuidad generacional.
Recordó que “Vino a la Argentina desde Prusia con 20 años, por la guerra solo pudo ir hasta 4º grado, pero sin embargo lo apasionó la lectura. En primera instancia estuvo en Buenos Aires pero él quiso irse al interior. Llegó a Entre Ríos y terminó recalando, después de paradas intermedias, en Viale. “Se embarcó en tren, se anotó en el ferrocarril para trabajar y se la fue rebuscando con cualquier trabajo que apareciera, cualquier changa servía en tiempos difíciles. Los colonos salían a buscar gente para la cosecha, por ejemplo, y él se sumaba. Trabajó también en otras tareas en el campo y en Viale hasta llegó a dar clases. Encontró finalmente trabajos más estables y fue armando definitivamente su vida acá”.
Pasión por la lectura
Carlos indicó a nuestro cronista que “No leí todos pero sí la gran mayoría. Me gusta leer también. Casi todos están en idioma alemán, hay muchos de religión. Estoy contento con esto, entiendo que las personas pasamos pero los libros quedan”.
Sobre el contacto con Britos, afirmó que al conocer la historia de la primera donación hecha desde Salta, decidió darle forma también a una movida solidaria. “Además tuve la posibilidad de charlar un rato con Pocho, y es lindo hablar de historia, con anécdotas y recuerdos de nuestros antepasados”.
Prusia era el nombre de un estado europeo del Báltico que jugó un papel clave en la historia entre el siglo XVIII y la I Guerra Mundial. Tras la Iª Guerra Mundial formó parte de la República de Weimar y desapareció formalmente en 1945.
El número
Con el paso de las horas Britos confirmó a Paralelo 32 el número final de la movida. “Llegaron 650 libros. Sumando ambas movidas, hablamos de más 900 libros donados”. Éxito rotundo, esperando que sea solo el comienzo de una cadena que tenga más capítulos.