Tras los muros, sordos ruidos
** Se oye una vez más la voz de la azafata: Atención pasajeros del Boeing 2021, afirmar los glúteos en sus asientos y abrocharse los cinturones. La aeronave ya se encuentra en aproximación directa a la pista 1º de enero, donde aterrizaremos a las cero horas y la pista puede estar enjabonada. Nos encontramos a unos mil pies AGL, tenemos contacto visual con las luces de pista, con el fuerte viento de cola que habitualmente nos asiste en el último mes del año. Hasta aquí hemos viajado con viento contrera pero eso cambia en las últimas cuatro semanas del año, cuando la mano del tiempo nos mete un empellón que nos manda por un tobogán contra el 31.
** Las condiciones de vuelo de este 2021 fueron accidentadas y las turbulencias se acrecentaron por estas horas, pero la nave siempre llega a destino; aunque no con todos sus pasajeros. Hay que asumirlo. En su camino de 12 etapas siempre descarga a algunos. Hace escalas por los apeaderos del cielo para ir dejándolos, y no precisamente porque se lo pidan. Un minuto de silencio por ellos.
** Aquellos mortales a los que se nos ha concedido la gracia de llegar y descender por la manga, podremos celebrar un año más de existencia física atrapados por el tiempo, del que ya se liberaron los que, a dolor de sus seres queridos, se apearon antes en los portales de la eternidad. Si para celebrar hay alguna razón mayor que llegar, que se diga.
** Nos vamos aproximando y la cadena del terror nos castiga con bombuchas de miedo… ¡¡¡Hoy hemos tenido 33.000 contagiados de Covid19!!! Pongámoslo en su contexto, en este país ya somos 46 millones, si nos contagiamos de a 33 mil necesitaremos 1.393 días, o sea 3,8 años más para contagiarnos todos. ¿Qué tal si en vez de meternos miedo cada media hora solo nos piden serenamente que nos cuidemos y protejamos?
Marck y el odómetro de la guita
** El avión está medio cachuzo, pero entero. Una vez más las aves silvestres se le cruzaron por el camino metiéndose por las turbinas. Pero en política no hay mal que no pueda ser aprovechado convenientemente como pretexto, sobre todo en la vieja y monótona estrategia de echarle la culpa a algo o a alguien. Si no es alguna bandada será un virus, el caso es que en Argentina es mejor gobernar cuando se pudre todo porque eso permitirá reclamar plenos poderes puenteando al Congreso, a punta de decretos de necesidad y urgencia. Además, siempre es mejor asumir un gobierno en ruinas que uno impecable y difícil de mejorar (razonamiento de la más pura argentinidad).
** Ahora es un virus y la OMS manda a todo el mundo a un ensayo general de corte totalitario moderno. ‘No te lo ordeno por malo ni por prepotente; es por amor, te estoy cuidando, soy tu benefactor, tu protector, empiezas a deberme tu vida, tu desobediencia puede costarte la vida’… y otros horrores.
** Una de las formas de arribar a conclusiones es por analogía. Intentaré ese camino para explicar mis sospechas, no sin antes dejar en claro que mi conclusión no vale más que la de nadie y tiene el mismo margen de error que la de cualquier persona bien informada.
Vayamos al punto. Pensé en Marck Zuckerberg, el creador de Faceboock, dedicado actualmente a mirar el odómetro personal que le va indicando cuántos millones de dólares por minuto van ingresando a su cuenta y cuántos usuarios más se van sumando. Imaginemos que miles de millones de personas en el mundo pensaran de repente y a la vez, que Facebook ya no es necesario, ya fue, basta de eso, no lo consumiremos más. Es difícil pensar que el joven Zuckerberg (37 años) se resignaría a perder el enorme flujo de dinero que su invento la ofrenda día a día. ¿O no?
Solo pregunto, tú respondes
** Veamos datos publicados. En enero 2021 la red social de Mark Zuckerberg logró obtener 2.740 millones de usuarios diarios. Por su parte, YouTube permanece en segundo lugar con 2.291 millones de usuarios. WhatsApp unos 2.000 millones. Le sigue Messenger con 1.300 millones, Instagram con 1.221 en la misma fecha, y le siguen otros que miden por debajo de los 500 millones. Cada uno de estos usuarios les deja algunos dólares diarios.
En la mayoría de estos casos los usuarios son los mismos, ya que en un dispositivo móvil se puede tener todo eso, por lo que está claro que a estos pescadores de gente les quedan sin alcanzar varios miles de millones de los 7.916,5 millones de habitantes, número que éramos el martes 28 de diciembre a las 19.45 hs, cuando le eché un vistazo al worldodometers.info
** ¡Y de pronto el milagro! Apareció en 2020 algo capaz de alcanzar a la totalidad de esos casi 8 mil millones de pobladores en el mundo, obligados de aquí en adelante –por miedo, prudencia, necesidad, o lo que fuera– a vacunarse. Para la big farmacopea (los pocos grandes laboratorios que abastecen al mundo de vacunas), se trata del negocio soñado. Facturan cientos de miles de millones de verdes.
** Ahora bien, imaginemos por un instante que desapareciera de la faz de la tierra el “cobicho19”, por haberse logrado la inmunidad de manada o lo que fuera. Esos laboratorios y todos cusifai a los que corrompen, ¿se resignarían a perder el negocio soñado, o harían todo lo posible por seguir metiendo miedo, o variedades, para mantener en alto la facturación durante algunos años más?
Y dale Juancho con la canasta
** El worldodometers.info es una de las maravillas de la tecnología de este siglo, marcando en tiempo real, teórico en base a datos sólidos y fehacientes, infinidad de datos globales de todo tipo.
Allí consta que esta noche cerraremos el 2021 con un crecimiento neto de la población mundial de unos 80,8 millones de personas más. El siguiente dato es que solo faltan otros 83 millones para redondear los 8.000 millones, lo que sucederá en julio de 2022 cuando sumemos esa cantidad de seres humanos disputándonos la subsistencia sobre el globo, en busca de agua y alimentos, energía, educación.
** En siglos anteriores este problema se resolvía promoviendo guerras, cuya pestilencia también traía sus convenientes endemias y pandemias. Ahora que las guerras son obsoletas el plan es otro y tras los muros ya se oyen sordos ruidos de un plan universal.
Mientras el Plan se cumple, tenemos la humilde pretensión de que nos dejen de romper la piñata metiéndonos miedo con la actualización de casos del Omicron cada media hora. Elegimos ser adultos prudentes y no niños paralizados por el miedo.
¡FELIZ AÑO NUEVO!