Tenés calor, ¡bancátela!
Victoria.- Fui a un supermercado de cadena nacional, que aunque abre de noche, remarca su valor en el ‘día’. Allí, como en otros lugares de venta al público, los acondicionadores de aire no están brindando alivio para el clima agobiante que nos toca en suerte este fin de año; eso se sufre haciendo la cola para la caja y empeora con la queja de los adultos y la inquietud de los chicos.
Si bien los precios son ventajosos en varios productos, esa espera desespera.
Todos sabemos lo crítico que se ha vuelto mantener los costos de un local, sumados impuestos, consumo de energía, cargas sociales y demás. Pero en medio de todo ese derrotero, la gente intenta sobreponerse a condiciones que son imponderables. Encender “los aires” sirve para fidelizar al cliente, quien todo comerciante quiere ver regresar muchas veces más.
Este comercio no es el único donde se observa este problema y no hay nada personal con él, más bien podríamos señalar algunos méritos, pero salimos con la sensación de que para conseguir un mejor precio hay que pagar el precio de traspirar la gota gorda, y los empleados están en la misma situación.
Tal vez ya nos hemos acostumbrado a ingresar en cuanto local de ropa, supermercado, tienda, etcétera, sobre todo en las ciudades más pobladas, y en prácticamente todos ellos nos sentimos amparados, casi mimados, por el clima fresco que nos redarguye del calorón de la calle. No sabemos qué pasará con las nuevas tarifas de energía del gobierno nacional, que quizás apague muchos de estos elementos tan indispensables en un país que ya tiene clima tropical, pero hasta hoy es así. Todos con aire menos algunos.
¡Ojo! Hay quienes lo siguen ofreciendo como un valor agregado para ese cliente que llega a mirar, recorre; y en el mejor de los casos se prueba, consume algo, o tiene esa experiencia grata.
Son esos coletazos de la crisis que nos enfrentan a la certeza de algo que estaba asegurado, entrar a un local y sentir que te recibía el frío, en medio del calor más pegajoso. En la ciudad, varios locales de venta de acondicionadores de aire tienen promociones de 24 cuotas, y ese ‘ayudín’ te lleva a pagar más del doble de su valor. Todavía te queda llamar al instalador, que está desbordado de consultas, recargas de aire, plaquetas que no funcionan, y la lista sigue. ¿Qué hacer en estos casos? No lo sé, al menos uno tiene la iniciativa de contarlo: En Victoria puede que te derritas de calor mientras hacés la cola del ‘súper’, y aquí saltarán los defensores de franquicias a decir que en ningún lugar está estipulado que al consumidor se le tengan que ofrecer ese beneficio. A contrapelo, tampoco está escrito que tengamos que pasarla mal para comprar mejor. De última, los clientes entramos y salimos, pero pobre personal que debe permanecer allí 8 o más horas trabajando.