¿Se viene un impuesto a los pantalones bombachos?
¿Son elevados los impuestos en Argentina? Si alguien comparara la presión tributaria en nuestro país con los demás países del mundo seguramente podría llegar a la conclusión de que tenemos una de las mayores presiones tributarias del planeta. Pero no todos piensan lo mismo. Si se les pregunta a los beneficiarios de los planes sociales y los demás sectores no productivos van a decir que los impuestos son muy bajos y hay que elevarlos más para que los más necesitados (ellos) puedan sobrevivir en esta sociedad capitalista injusta. En cambio, si se le pregunta lo mismo a quienes tienen que pagarlos les dirán una versión totalmente opuesta.
Hago esta introducción porque el ministro de economía Guzmán, dijo esta semana que está trabajando en un nuevo proyecto de impuesto a la “renta inesperada”. Vendría a ser algo así como un impuesto “sorpresa” para aquellos que han tenido un ingreso extraordinario por la mejora de los precios internacionales. Tal como se supone que puede ocurrir, no sería sobre la ganancia extraordinaria sino sobre los ingresos extraordinarios sin tener en cuenta que esos mayores montos ingresados se compensan con los mayores gastos extraordinarios que la misma situación genera.
Si tomamos por ejemplo la producción agropecuaria, que ha tenido mayores ingresos por la mejora de los precios internacionales, eso no quiere decir que se tenga una mayor ganancia, porque en realidad el precio del combustible también se ha incrementado, así como los demás insumos agropecuarios como los fertilizantes y agroquímicos que se han incrementado de manera extraordinaria. Es por eso que seguramente este nuevo impuesto va a ser sobre los ingresos y no sobre la ganancia (porque además las ganancias ya tienen su propio impuesto).
Según las manifestaciones recogidas en medios de comunicación nacionales, esa mayor recaudación sería destinada para ser distribuida entre quienes más se hayan visto afectados por la inflación, decisión que será adoptada discrecionalmente por el gobierno conforme la evaluación que haga de quienes se lo merecen más.
Esto me hizo acordar a un capítulo de Los Simpson en el cuál llegan a Springfield unos productores cinematográficos para realizar una película. Aprovechando el arribo estos inversores y que pretendían obtener una ganancia filmando allí, el alcalde de la ciudad -el alcalde Diamante- decide aprovecharse creando impuestos de todo tipo. En una de las escenas el alcalde va a la oficina de los inversionistas y les dice que el municipio ha creado un nuevo impuesto a los “pantalones bombachos”, es entonces cuando el productor le contesta “pero si yo no uso pantalones bombachos”, a lo cual el alcalde se corrige y dice “digo, impuesto por no usar pantalones bombachos”. Por toda esa explotación que hace el alcalde, los productores deben cancelar la película y sólo les quedan USD 1.000, y es allí cuando vuelve a aparecer el alcalde en escena y les manifiesta que hay un impuesto de US$ 1.000 por irse. La verdad es que en la ficción de un dibujo animado resulta muy gracioso, pero esto que se planea desde el gobierno lamentablemente no es una ficción.