Se ha dañado el ciclo hidrológico que permite la producción de lluvias
Por Mario Juárez.- “Esta no es una bajante natural, hay un nuevo comportamiento del río porque el ciclo hidrológico en América del Sur ha sido dañado irreversiblemente”, explicó el doctor Daniel Verzeñassi (*) especialista en temas ecológicos.
Es interesante su explicación sobre cómo ese sistema funciona, para mejor comprensión de lo que está pasando. El sistema está integrado en principio por los vientos del Atlántico atraídos por las precipitaciones en el Amazonas, esto es producto de la humedad que genera un sistema de baja presión. Los vientos alisios chocan con la cordillera y se van hacia el norte, especialmente en la zona de cuenca del Orinoco y la otra del lado oriental en la selva peruana y Bolivia, y en los lugares mencionados generan precipitaciones que alimentan cuencas hídricas.
También en estos dos países se forma la nieve en las altas cumbres, en base a la humedad, y en épocas estivales, cuando se produce el deshielo, aportan agua a nuestros ríos.
“Como bien explica el geógrafo Alan Forsberg, hace más de veinte años se estudiaron estos flujos de aguas en nuestras latitudes. La lluvia que hace caudaloso al Río Paraná —que corre a través de Brasil, Paraguay y Argentina a lo largo de unos 4.880 kilómetros— o exuberante a la selva misionera, es producto de un fenómeno único, los ‘ríos voladores’ de la Amazonía. Estos procesos extensos de evaporación y precipitación en el bosque, crean baja presión atmosférica que atrae constantemente al aire húmedo del océano; de ahí el nombre de ‘bomba biótica de humedad’. Esta bomba sólo funciona en los bosques naturales prístinos. Ni la vegetación de los bosques clareados artificialmente y explotados, ni la de las plantaciones, pastizales o cultivos, son capaces de activar la bomba biótica y mantener la humedad suficiente para la vida óptima.
Deforestación
Todo se explica por la extensión de las deforestaciones, especialmente en el Amazonas (Brasil), pero también en Paraguay y Argentina, generando una disminución de las corrientes húmedas especialmente en los últimos cinco años. “Esto ha provocado un daño en el ecosistema que impacta en las precipitaciones”, dijo nuestro entrevistado. Agregó que a partir de esta situación nos vamos a encontrar con crecientes transitorias o inundaciones por lluvias de pocos días con importantes masas de agua, seguido de prolongados procesos de sequías, modificando las características del ecosistema.
En diálogo con Paralelo 32 Verzeñassi reafirmó la nominación de “ríos voladores o de cielo”, porque es la humedad ambiente que generan el verde de las plantas lo que provoca la formación de nubes cargadas de agua. “Se comprobó que había más agua en la selva que la propia que corría por los ríos”, remarcó Verzeñassi. El Río Amazonas tiene un caudal de 17 mil millones de litros de agua diario y las “lluvias voladores” transportan 20 mil millones de litros. “La atmósfera húmeda tiene más agua que el Amazonas”.
En Brasil hay 30 millones de hectáreas deforestadas, en Paraguay y Bolivia otras 10 millones, sumado a las que se han talado en nuestro país, que han sido reemplazados por soja y maíz utilizado como forraje en el norte. Además se ha observado en esos suelos una notable pérdida de la fertilidad natural, que se demuestra con análisis y actualmente debe ser provisto en forma artificial. “No se cumple con los ciclos naturales de los minerales, especialmente fosforo y nitrógeno”, ilustra nuestro entrevistado.
A criterio del profesional, esto ha sido dañado porque, lo que observamos actualmente, no se trata de los clásicos ciclos de bajante y creciente que se conocen históricamente en el Río Paraná; “esto es otra cosa”.
Futuro
En el futuro será complicado, las ciudades ribereñas tendrán problemas para la captación de agua para destinarla al consumo humano porque se encontrarán con escasa profundidad en los espejos de agua. Enfatizó “al río hay que comenzar a respetarlo, no puede seguir recibiendo líquidos cloacales, en forma urgente se deben construir plantas de tratamientos”, remarcó
Sostuvo que otro de los problemas es la presencia de agroquímicos de uso agrícola, que frente a ríos de menor capacidad de dilución siguen receptando fitosanitarios aplicados a cultivos, producto del escurrimiento de los suelos. En referencia a este tema, explicó que existe un estudio del Dr. Daniel Marino de la Universidad de la Plata, que comprobó la presencia de agrotóxicos en el Paraná, en 17 de 23 puntos en los que se tomaron muestras, desde Corrientes hasta el Ríos de la Plata. Algo similar ocurrió en el municipio de la capital de la provincia, que encontraron 3 compuestos tóxicos para la salud humana en la toma de agua.
A criterio del profesional, en forma aledaña se debe comenzar con la reconversión del sistema agrícola, para que no contaminen con venenos el ambiente y nuestros ríos y cursos de agua.
(*) Dr. Daniel Verzeñassi es Director del Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario. Especialista en tema ambientales y ha publicado una importante cantidad de trabajos en revistas científicas.