Sabrina cree que Torrealday sabe a quién entregó a su hermano mellizo
Victoria.- En el marco del Congreso Nacional de Hijos, se realizó un escrache en Paraná, en el exclusivo barrio donde tiene su hogar el médico Miguel Torrealday, procesado por el robo y sustitución de la identidad de los mellizos Valenzuela Negro. A través de este mecanismo, defendido por la antigua consigna “si no hay justicia, hay escrache”, se buscó exponer la inacción de La Justicia y exigirle al médico que dé información sobre uno de los mellizos que había sido atendido en su institución, el Instituto Privado de Pediatría (IPP), en 1978.
Sabrina Gullino Valenzuela Negro actualmente vive en Victoria y desde 2008, cuando pudo restituir su identidad y saber sobre sus padre biológicos, está buscando a su hermano mellizo. En diálogo exclusivo con Paralelo 32, Sabrina narra: “Mis viejos eran dos militantes Montoneros, la agrupación armada de la juventud peronista, y fueron secuestrados cuando mi mamá estaba embarazada. Fueron trasladados al centro clandestino de detención Quinta de Funes, en las afueras de Rosario y a mi viejo lo obligan a infiltrarse en la cúpula de Montoneros en México. Entonces, mis viejos se ponen de acuerdo en que iban a simular colaborar con los militares y es ahí cuando mi padre da una conferencia internacional de todo lo que estaba pasando en Argentina, que tuvo gran repercusión mediática en el exterior”.
Por otro lado, Sabrina cuenta que se pudo reconstruir también lo que sucedió con su madre, Raquel Negro: “(…) estuvo internada, como sobrina de Galtieri, quince días en la sala uno del Hospital Militar de Paraná, para que dé a luz”. En base a lo anterior, explica que gracias al testimonio de las enfermeras fue posible llegar a la verdad.
Luego, los mellizos fueron derivados al IPP, ya que su salud peligraba donde estaban. Esta institución contaba con un libro de ingresos y egresos, denominado libro de producción. El mencionado libro era escrito a mano y daba cuenta de los nombres de los pacientes, de dónde provenían y demás observaciones. Es aquí que, nuevamente, las declaraciones de las enfermeras vuelven a tener suma importancia, ya que identifican a dos bebés que ingresaron como Soledad López y N/N López como los mellizos Valenzuela Negro.
Las enfermeras comentaron, además, que las mujeres de los médicos del IPP iban a visitar a los mellizos y los reconocían como “los hijos de la guerrillera”. De esta manera, es muy difícil que Torrealday no haya sabido lo que ocurría en su propia clínica.
Una de las consignas del escrache fue la pregunta: “¿A quién le entregaste el melli?”. Cabe aclarar que no hubo hechos de violencia y que el encuentro se realizó de manera pacífica.
“La dictadura cívico-militar tuvo una doble cara. Debajo de lo más horroroso estaban las complicidades civiles que hacían posible la desaparición de los cuerpos y la apropiación de menores en un plan sistemático”, remarcó Sabrina. “¿Por qué Torrealday sigue sosteniendo el pacto de silencio? Nosotros lo que sostenemos es que él sabe a quién le entregó el melli, porque si no, no queda claro por qué este hombre, teniendo las garantías constitucionales de la democracia, no dice lo que pasó”, opina.
El escrache
A la manifestación asistieron todas las columnas de Hijos, las multisectoriales de derechos humanos de Paraná y diferentes agrupaciones del campo popular. “Se colocaron carteles en su casa y en la calle. Se puso un cartel que decía: «Dr. Miguel Torrealday. Distribuidor de bebés» y consignas que tienen que ver con la modalidad del escrache. Pero vale aclarar que no se le dañó la fachada. Nosotros lo que queríamos era marcar a un cómplice civil que fue partícipe en la sustitución de nuestra identidad”, dijo.
Sumado a lo anterior, Sabrina se conmueve al contar que el escrache fue “muy emocionante” porque en su época de estudiante universitaria asistía a esas manifestaciones para acompañar un reclamo social, pero ahora le tocaba vivenciarlo desde otro lado, de una forma más íntima. Lo que se pidió y sigue pidiendo es un juicio justo, como se ha hecho a lo largo de todo este tiempo, y no la revancha.
Por último, tanto de las palabras de Sabrina como del escrache realizado se puede reflexionar sobre la importancia de no olvidar. Los seres humanos aprendemos (o deberíamos aprender) de la historia, puesto que no tenemos, en ese sentido, una memoria genética. Es así que resulta perverso, y esto también es señalado por la entrevistada, ese pedido de que se reconcilien con el pasado. De lo anterior se sigue que la reflexión más sensata ante la mirada retrospectiva es concluir: Nunca más.