¿Qué dice el hedonómetro?
** Cada época tuvo su lenguaje distintivo que le da un tinte épico (valga el búmeran). Hoy un Millenials, ante un amigo que fanfarronea, le diría ¡dejá de fantasmear!, algo así como hacer pasar fantasmas por realidad. O quizás “dejá de flashear”. En mi adolescencia, a un fanfarrón que andaba alardeando se le podía decir ¡dejá de heder! Hedor venía de mal olor, pero no se lo decíamos porque no se bañara sino porque se hacía el canchero haciendo alarde de lo que no era o no tenía. Alguien que tenía la autoestima más alta que sus posibilidades, ¿se entiende?
** Además estaba el uso menos simpático -¿más rencoroso?- de esa palabra. Por ejemplo, para ellas (las chicas), un tipo hediondo era uno que “se las creía”. Para ellos (o sea nosotros) una chica hedionda era una que nos ladeaba la cara cada vez que arremetíamos con nuestra torpeza y falta de imaginación tratando de abordarla, o como mínimo hacerla sonreír.
Con el paso del tiempo supimos de la existencia del concepto hedonismo, no porque fuera nueva ya que data de unos cuatro siglos antes de Cristo. Ahora tuvimos que aprender ‘hedonómetro’.
** Y vamos llegando al punto. No es un secreto que Google y Facebook saben sobre nosotros más de lo que sabemos nosotros mismos. Google hasta tiene una función de cronología en la que registra todos los movimientos que hacemos cuando tenemos habilitado el historial de Google Maps. No vayas al baño con el celu porque hasta te mide el tiempo de permanencia en ese recinto. Por ahora felizmente no más que eso, pero se sigue perfeccionando.
** Google sabe cuántos metros o kilómetros nos hemos movido en el día, adónde fuimos, dónde nos detuvimos y a qué hora, qué compramos, qué leímos, con quién nos comunicamos, qué dijimos o escribimos… Y con el mismo sistema concentrado universal pueden medir el nivel de satisfacción, de tristeza o de espanto, de la sociedad. A este sistema de medición se lo puede llamar ‘hedonómetro’, sustantivo originado en la palabra hedonismo, que define la tendencia a la búsqueda del placer y el bienestar en todos los ámbitos de la vida.
Google te tiene fichado
** El hedonómetro se las ingenia para medir el estado de ánimo de una sociedad, gracias a que nuestras redes sociales ahora se parecen mucho más a la vida real. ¿Cómo explicarlo? Google tiene recursos para separar las palabras que los usuarios escriben en las redes sociales, contarlas y ordenarlas desde la más utilizada hasta la menos pronunciada. Como resultado presenta un flyer donde aparecen un montón de palabras, la que más veces fue escrita en las redes aparece en grandes caracteres y todas las demás van decreciendo en tamaño en proporción a la cantidad de veces que fueron citadas.
** Me gustaría ser el creador de esa palabra pero el caso es que le pone nombre a un método creado por los investigadores yanquis Chris Danforth y su socio Peter Dodds, ambos matemáticos y científicos computacionales. El Hedonómetro ha estado en funcionamiento durante más de una década, midiendo la elección de palabras en millones de tuits, a diario, en todo el mundo, para obtener una medida de los cambios en el bienestar.
** No sé si he sido claro. Usted tiene que haberlo visto en alguna parte. Es un cuadro donde le muestran muchas palabras de diferentes tamaños. Daré un ejemplo… si en Argentina la palabra mayor es Alberto, es porque se habla mucho del presidente y eso es bastante normal, pero si la palabra siguiente en tamaño es Compadre, la cosa ya va tomando otro color. Si las palabras más visibles del cuadro son rudas, es indicador de que la gente está caliente y lo manifiesta en las redes sociales ¿adónde más? Con el tiempo, los cambios de palabras en ese tablero indican si mejoró o empeoró el humor social.
Un tablero alcahuete
** No es igual que la palabra más repetida sea Harto, Pésimo, Angustiado, a que sea Tranqui, Vacaciones, Asadazo, Confianza…
Y si la palabra Fierros es la primera en ese rankig quizás estemos en problemas o en un tiempo feliz; todo dependerá de ver qué lugar ocupan las palabras Agarrar y Engrasar. Porque por fierros se entiende tanto un arma como una parrilla.
** Nuestros gobernantes no deberían perder la oportunidad de recurrir a este invento de Chris Danforth y Peter Dodds para saber si hay felicidad, paz, esperanza, o bronca acumulada, odios incentivados, incertidumbre, necesidades insatisfechas, sensación de desamparo, ausencia de justicia verdadera, miedo al coronavirus, miedo a la vacuna que se ofrece para solucionar el miedo anterior, falta de trabajo, empresas y pymes con las puertas cerradas desde marzo, y las sobrecargas impositivas que irritan, porque las personas gravadas con ellos los trasladan a costos y los garpa Juan Trabasapos.
** En lo que va del año fueron creados 15 impuestos nacionales nuevos y uno municipal muy creativo; el “Impuesto al Viento” que sopla sobre los molinos que producen energía eólica en Puerto Madryn. El viento es nuestro, dijo el intendente y les cobraremos un 4,5% por usarlo. Nunca bajar el gasto, sigue la jarana y no hay recaudación que alcance, mucho menos en el receso de pandemia.
Apaguen el hedonómetro
** Cada vez que el gobierno crea un impuesto nuevo o cuando les roba parte de las jubilaciones a los que perciben más de veinte mil pesos, cambia el tablero del hedonómetro. A los damnificados se les pide solidaridad y el discurso público pretende sustituir el ejemplo. ¿Quieren ser solidarios nuestros legisladores? Aprueben una ley que actualice o ajuste sus jugosos salarios según el régimen de jubilados. Auméntense mediante la misma fórmula. Tengan por una vez un poco de vergüenza y coherencia.
** Si hasta un dólar solidario hemos inventado, pues… a predicar la solidaridad con el ejemplo. Hay 623 mil millones de pesos en dinero y bienes de la corrupción disponibles en la justicia para que el Ejecutivo los recupere, pero los actuales diputados y senadores de la nación derogaron el Decreto de Extinción de Dominio, destinado a recuperar los bienes vinculados al narcotráfico, el terrorismo, la trata de personas y la corrupción de Estado. ¿A quiénes defendieron al derogarlo? El nuevo impuesto pretende recaudar 300 mil millones de pesos después de estar perdonándole el doble al mundo de la corrupción y el abuso. ** Por lo que uno puede oir y ver en las redes sociales, convendría apagar hasta fin de año el hedonómetro, no vaya a ser que lo lean los chicos y aparezcan palabras peores de las que ya deben oír todos los días, muchos en su propia casa. Solo hasta Navidad, cuando empiecen a tener preponderancia palabras tan bellas como Felicidades y Esperanza.