¿Por qué perdió tan feo el peronismo en más de la mitad del país?
Política (Por Hugo Schira – Paralelo 32).- Antes de las elecciones, dos meses atrás –es decir hace más de un siglo visto con los titulares del lunes–, los analistas veían dos variables centrales para esta campaña: la pandemia y las vacunas, por un lado; la economía y la inflación, por otro. Ambos temas, vistos con similar trascendencia en los análisis previos, aparecían como fundamentales para reforzar la gobernabilidad con datos electorales optimistas en las elecciones de medio término, cuando sólo se renuevan bancas en el Congreso de la Nación.
Fotos y videos mortales
Existe un enemigo letal para cualquier gobernante y es cuando se generaliza el “no alcanza”, que hizo su temible aparición en los últimos 12 meses. En el ínterin, aparecieron las fotos y los videos del cumpleaños de Fabiola en la Residencia Presidencial de Olivos. Medios y oposición vieron la oportunidad. La oposición, para reconducir su discurso agregando a los datos duros de la realidad económica el desparpajo de la intimidad presidencial en un momento que a todo el país se le exigían protocolos estrictos y se desarticulaban ‘fiestas clandestinas’ policía mediante. Eso enojó.
Los medios opositores porteños, que siguen fijando la agenda mediática para todo el territorio nacional, tuvieron la escaramuza perfecta para repotenciar el periodismo de guerra antikirchnerista que vienen desplegando desde tiempos de la resolución 125 y de la Ley de Medios Audiovisuales de Cristina, a quien se le sumó su intento de legislar para una mayor injerencia en el Poder Judicial, con el que tiene cuentas pendientes.
La debacle peronista estuvo centrada en ese festejo cumpleañero ampliamente divulgado por el feroz periodismo militante anti K. Sin ese desliz presidencial, quizás perdía igual el peronismo, pero por números más decorosos. Incluso podía ganar por poco. O empatar y seguir remando en el dulce de leche repostero que le impusieron la covid-19, la ‘herencia M’ y sus propios errores.
Pandemia y economía
Los otros dos factores aportaron a la ambientación del clima de época, que no es propicio a Alberto Fernández y mucho menos a sus frecuentes contradicciones. Y no sería propicio a ningún otro gobierno en esta Argentina que afronta una crisis sanitaria de prepo, sin manual de instrucciones.
• La pandemia. Puso de malhumor a la mayoría, y fuera cual fuese la forma de administrarla en su transcurso, sería a pérdida de caudal político. Aquí y en casi todas partes. Si se hacía la ‘gran Bolsonaro’ tratando al SARS CoV2 como portador de una simple ‘gripesinha’ para no asustar a la economía, el descalabro de las terapias intensivas y la acumulación de muertos, iban a generar ira contra el gobierno. Se optó por la otra variante, más humana, priorizar el cuidado de la salud física de la población. Pero crujió la economía (también afectó la salud mental de los argentinos, que quedó en un segundo plano frente a una gestión demasiado higienista de la crisis sanitaria), y eso también alteró la ecuación casi perfecta en 2019 entre la unidad del peronismo y las mayorías argentinas.
• La economía. Si fuera por los datos macroeconómicos, al peronismo debía irle mejor en las urnas. El país está en plena recuperación, superando la caída a los abismos de 2020 y mejorando las tétricas estadísticas del último año de macrismo explícito, el 2019. Pero esa recuperación es para las empresas (no todas) y no para los trabajadores, con sueldos (y jubilaciones, los pasivos) carcomidos cruelmente por la inflación. Y aquí está el segundo punto clave, la indignidad de los ingresos que hoy cobran las mayorías por culpa de una inflación que el gobierno no puede domar, arrojó otro litro de nafta al fuego.
Y en la provincia, ¿por qué perdió tan feo el peronismo?
El PJ entrerriano perdió feo por la foto presidencial del cumpleaños, con un candidato que no terminó de ser aceptado por muchos de sus propios compañeros. Ahí rigen las pautas generales que estableció el periodismo de guerra para todo el país. Más aún, en una provincia con el corazón dividido, donde la paisanada vota contra el peronismo para Buenos Aires y a favor por Paraná, donde hay un gobernador con alta imagen y buena llegada a la gente. Sumemos la inflación, los bajos salarios, algunas medidas del gobierno nacional que irritan tranqueras adentro en el interior, restaron más votos.
Hasta ahora, el votante promedio ha valorado los gestos y las gestiones de Gustavo Bordet y su gabinete. Pero no reparó en que su gobernador se puso la campaña al hombro para hacer valer su imagen positiva ante la sociedad. Para la ciudadanía, hoy no está en discusión la administración provincial, se debate la oposición al gobierno nacional.
¿Qué deben hacer Bordet y el PJ en esta circunstancia? Militancia por el voto para el 14 de noviembre, desde ya. Además, el oficialismo deberá pensar en algún gesto de enojo que no llegue a romper las relaciones indispensables con la Casa Rosada. ¿Revisar el organigrama estatal para `discontinuar’ algún que otro funcionario que implique un mensaje claro hacia Buenos Aires, aunque no pase de gesto simbólico? Algo de eso se rumorea en los pasillos de la Casa Gris.
Obvio es agregar que de todos modos hay que recordar que las PASO son solo un ensayo general: se trató de la única encuesta a boca de urna abierta que no pifió. Todavía no se han elegido los diputados nacionales. Falta más de un mes para que el gobierno haga control de daños para la etapa que está corriendo en esta larga maratón con obstáculos.