Plantean crear áreas protegidas para 395 especies
Victoria (del Mirador Entre Ríos).- El estudio fue realizado por científicos de la Universidad Nacional del Litoral y el Conicet. Recomiendan comenzar con acciones inmediatas en la zona del Espinal, el Delta del Paraná y el Bajo río Uruguay para proteger a la avifauna que habita en estos sectores. Relevaron que hay 17 especies bajo amenaza.
El biólogo Juan Andrés Sarquis encabezó el relevamiento y detalló a Mirador Entre Ríos cómo es el trabajo que se lleva adelante hace 25 años en todo el litoral.
Entre Ríos tiene a la naturaleza como estandarte y es un pilar fundamental al momento de pensar en sus atractivos turísticos. La rica flora y fauna que se extiende en la provincia maravilla a propios y extraños. Pero para conservar esta riqueza natural es necesario preservar los recursos y el hábitat donde viven las diferentes especies.
En este sentido, investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet realizaron un relevamiento sobre la distribución de aves de la provincia de Entre Ríos, para construir mapas que identifican las áreas con la mayor cantidad de especies y, también, aquellos ambientes que ofrecen características únicas donde habitan aves raras, algunas también amenazadas.
Trabajo
“Este trabajo que realizamos en Entre Ríos es solo una parte de un gran trabajo que se realiza hace más de 25 años”, resaltó Juan Andrés Sarquis, doctor en Ciencias Biológicas, quien es becario posdoctoral en el Instituto Nacional de Limnología (INALI) dependiente de la UNL y el Conicet.
“Cuando vemos en el Google Earth algún campo que tenga mucho bosque, paramos, pedimos permiso a los dueños y pasamos varios días buscando aves. Hemos llegado a encontrar en algunas campañas 280 especies de aves”.
El trabajo sobre la avifauna de la provincia logró precisar que existen 395 especies de aves en la provincia, de las cuales 17 están amenazadas y viven en condiciones ambientales que quedan en una posición de mayor vulnerabilidad. “Entre Ríos tiene la posibilidad, a través de la Secretaría de Ambiente, de empezar a ordenar territorios de una forma más eficiente y amigable con el medio ambiente”, sostuvo Sarquis,
Para alcanzar el objetivo
“Los resultados sirven para darle elementos a la gestión provincial, sobre todo a la Secretaría de Ambiente, para tomar acciones concretas en el territorio. De hecho, esto es muy importante porque cuando terminé mi tesis doctoral descubrimos la importancia de acercarnos a la Secretaría de Ambiente para brindarles los mapas”, señaló el flamante doctor y agregó de sus gestiones con la “pata” estatal, logró una reunión con el ingeniero Martín Barbieri, Secretario de Ambiente de la provincia de ER.
“Le explicamos cuál es la situación actual en Entre Ríos de la avifauna, en cuanto a los terrenos y ambientes naturales que quedan. Él se interesó en avanzar con este proyecto, por lo tanto ahora estamos esperando la firma de un convenio de trabajo entre Ambiente y nosotros, que nos permita tener la avifauna más protegida”, informó Sarquis.
A su vez valoró que la reunión con Barbieri “fue muy provechosa” y concluyó: “Sería importante que los tomadores de decisión de Entre Ríos tengan en cuenta estas áreas y se realicen acciones de conservación y manejo”.
Algunas de las aves características del territorio entrerriano, que hay que proteger son: el cardenal amarillo, el tordo amarillo; el ñandú y la monjita dominicana; entre otras.
Proyección a 2050 y cambio climático
Otro aspecto analizado por los investigadores incluye el impacto del cambio climático en el territorio entrerriano. En este sentido, el biólogo santafesino es tajante, “el cambio climático va a afectar la distribución de las aves en Entre Ríos desde el presente al 2050. El norte del río Paraná muestra una menor prioridad en relación con los bosques linderos al río Uruguay. El Delta del Paraná y el bajo río Uruguay denotan ser importantes en todos los análisis realizados, siendo esperable comenzar con el Delta y Río Uruguay en las próximas acciones de conservación”, y remarcó que al incluir la actividad humana, la zona de la selva montielera continúa siendo fundamental para las aves, preservar sectores en Feliciano y Federación, así como el delta e islas de Victoria.
El desafío hoy es pensar en áreas protegidas sabiendo que el clima cambia y que eso va a afectar a la flora y la fauna. “Sabemos que puede pasar y que puede ser significativo para muchas especies, pero no sabemos cómo se va a modificar la distribución de cada especie”, indicó Sarquis.
Según explicó el especialista, las aves pueden adaptarse a los cambios y quedarse en el lugar o pueden moverse y buscar otros lugares con condiciones climáticas similares a las que tienen en la actualidad. Pero las distribuciones no dependen solo del clima, también podría depender de cómo afectan esos cambios a sus fuentes de alimentación, por ejemplo.
“Si el ave se adapta pero el insecto o el fruto de la planta que come no lo hace, podría verse seriamente afectada su distribución”, acotó, y agregó que “en la medida que se pierden hábitats naturales por las actividades humanas, a las aves se les dificulta encontrar nuevos lugares con aptitud ambiental para sobrevivir”.