Nuestros jóvenes y el trabajo formal tradicional
Luis Jacobi (*)
Adecco Argentina, filial de la empresa líder en el mundo en consultoría integral en Recursos Humanos, difundió un estudio sobre una realidad que enfrentan las empresas que demandan personal, que sin embargo nos deja dudas. No es la calidad del incuestionable estudio lo que nos hace dudar (Adecco Argentina es líder en la contratación de personal y ofrece soluciones integrales en el área de Recursos Humanos), sino la ausencia de una adaptación a la inversa; es decir, que el proveedor de empleos también haga un esfuerzo para adaptarse a las nuevas generaciones.
En un párrafo, el amplio informe revela que en 5 de cada 10 empresas creen que los jóvenes no tienen compromiso y por eso no consiguen trabajo.
Se explica que las compañías, a la hora de buscar candidatos, los requisitos de mayor importancia son: en un 49% contar con experiencia laboral, luego poseer un título universitario o terciario (24%), vivir cerca de la empresa (17%), manejar herramientas informáticas (6%) y conocimiento de idiomas (4%).
Cuando se les preguntó a los directivos cuál creían que era el motivo porque a los jóvenes les cuesta tanto insertarse en el mercado laboral, 5 de cada 10 cree que es por la falta de compromiso (52%), el 14% porque no reciben una capacitación adecuada, el 12% por falta de experiencia y otro 12% considera que a los jóvenes no les cuesta insertarse en el mercado laboral.
Más allá de las aptitudes de los que demandan trabajo, se espera de los jóvenes actitud y no siempre se observa esa condición en ellos y terminan perdiendo el trabajo en algunas empresas; en otras los capacitan para adaptarlos al entorno, que suele ser para los jóvenes un mundo nuevo.
Por cierto, mientras es común que las empresas capaciten a su personal para adaptarlo al mundo laboral tal como ha sido concebido hace décadas, en la actualidad son cada vez más las que contratan a capacitadores que instruyen a los directivos y jerárquicos hasta nivel de jefes con personal a cargo, para entender mejor a los jóvenes de la Generación Y o Millennials (nacidos entre 1982 y 1994). Comprendiéndolos se logra establecer con ellos una mejor relación.
Realidad zonal
Las opiniones que frecuentemente oímos de numerosos pequeños y medianos empresarios de nuestra micro región, coinciden con que muchos jóvenes piden trabajo pero no se comprometen con él, aunque el Tecn. Juan Dorsch, Encargado del Área Gestión Humana de La Agrícola Regional (más de 500 empleados), cree que nuestra realidad de pueblos chicos puede ser diferente a la de grandes ciudades y grandes empresas, donde el trato con el empleado es mas personal. “Lo que pasa es que los jóvenes se comprometen con cosas muy diferentes, en las que a las empresas tradicionales les cuesta ponerle foco”, opina Dorsch, quien pertenece a una generación anterior a los Millennials. Se entiende cuando dice “lo que para nosotros eran cuestiones imprescindibles para la vida laboral, hoy ha cambiado. Hay que entender que hubo un cambio de paradigma; hoy es muy común trabajar para vivir y no vivir para trabajar, por eso la gente busca la flexibilidad de horarios, el teletrabajo, los oficios más libres, etcétera, y eso, como todo cambio, ofrece resistencia. Pero en mi humilde opinión hay que entender que esto irá cambiando a medida que estas generaciones dirijan las empresas”, expresa nuestro consultado; es decir, cuando tengan que asumir responsabilidades mayores. Nos recuerda con esto –salvando la distancia– a las décadas anteriores, cuando los hippies se convirtieron en yuppies que ocuparon altos cargos pero trabajaron con un estilo mucho más descontracturado que sus antecesores.
La clave parece estar en este concepto; hay un cambio de paradigma. La gran mayoría lo sabe, pero quizás en las empresas no se habla lo suficiente sobre esta realidad.
(*) Director-Editor de Paralelo 32