¿No hay límites para las estafas telefónicas?
La tecnología casi todo lo puede, pero difícilmente hallará el modo de detectar si un usuario de cajero automático actúa a su voluntad y a conciencia, o guiado desde un teléfono por un engañador. Esta semana una mujer publicó en Facebook su experiencia mientras se hallaba en los cajeros. Miriam Ulrich decidió contarlo con el propósito de advertir, de evitar, quizás, que alguien más caiga en esta trampa y peor aún, que terceras personas se conviertan en colaboradoras de la estafa, sin advertirlo. Su texto dice así:
“Hoy fui al cajero de Banco Nación por la tarde y una señora mayor me llama para que le ayude con una transacción, me pasó su celular para que yo le haga el trámite que le estaba indicando una persona en su celular mediante una llamada. La verdad que yo, por hacerle un bien y ayudarla, casi cometo un grave error porque resultó ser que la persona al otro lado del celular estaba por perpetrar una estafa.
Lamentablemente siempre que veía estos casos pensaba en cómo se podía ser tan tonto en caer. Y gracias a Dios que justo en ese momento que la señora me pide colaboración, uno de los empleados del banco que salía de trabajar escuchó la situación y atento a todo pidió intervenir y frenó la operación, porque se dió cuenta de que era una estafa.
Cuando le consultamos a la señora, resultó que la habían llamado diciéndole que eran del gobierno y que le iban a tramitar la ayuda para las personas mayores por la pandemia. Lo que seguramente estaban tratando de lograr es que esta mujer, con la operación que ellos mismos le estaban indicando hacer en el cajero, genere la clave para que luego ellos, con sus datos y con la clave, hacer un homebanking y poder sacarle los fondos de su cuenta.
Cuento mi experiencia para más que nada prevenir a todos los que normalmente accedemos a ayudar a un adulto mayor cuando solicitan para hacer alguna gestión en el cajero automático. Y la verdad, a veces por querer ayudar, desconociendo este método utilizado por delincuentes para estafar a las personas, podemos ayudar a que el delito sea exitoso. Por favor a estar muy atentos y sobre todo ser reiterativos con los adultos mayores de que no se presten a estos llamados. Gracias y espero que mi experiencia les sirva para no caer también en el mismo error”.
Hasta aquí la nota de Miriam, cuya difusión puede frustrar alguno de los cientos de intentos diarios de estos pescadores de inocencias, que no tan solo vacían las cuentas de sus víctimas sino que toman préstamos en su cuenta, que deberán pagar por años.