No hay estímulos iniciales para los emprendedores
El sueño de muchos emprendedores que se han lanzado al riesgo de iniciar una actividad por cuenta propia invirtiendo su dinero, está siendo desalentado por el Estado.
El trabajo por cuenta propia tiene algunos pro, como el de no tener techo para crecer, y otras ventajas muy discutibles; como la de ser su propio jefe, o la de manejar sus horarios. El titular de un emprendimiento debe resolver los problemas él mismo y asumir riesgos, que no tiene siendo dependiente.
Las adversidades son numerosas, pero no debería quejarse porque después de todo trabajar por las suyas ha sido su elección en la mayoría de los casos. Pero sí puede protestar por el destrato y desconsideración del Estado. Si existen planes de inserción laboral como Potenciar Trabajo (CABA) y Empleo Joven, el Estado debería pensar también en desgravaciones impositivas iniciales para los que invierten su dinero para lanzarse por su cuenta.
Más de 4 millones de monotributistas (el 65%) están inscriptos en las categorías más bajas (A y B) y otro 20% alcanza las categorías B y C, las categorías superiores representan alrededor de un 15%.
Los monotributistas A, con un tope de facturación de 50 mil pesos mensuales promedio a partir del 1º de junio, y categoría B, que pueden facturar hasta 75 mil pesos promedio al mes. En este segmento la subfacturación es alta pero Afip sabe que no tiene margen para apretar.
Pero si miramos sobre las categorías más altas con mayor nivel de facturación, llegamos a que, a igual ingreso, un autónomo paga Ganancias por 740 mil pesos y un empleado 0 pesos. Está muy bien que el empleado no pague y mal que no se equipare al emprendedor, al que se debería estimular aunque más no fuera en sus dos primeros años de trabajo.
Según un estudio realizado por la tributarista Florencia Fernández Sabella, “un asalariado que percibirá durante el año 3.365.000 pesos quedará exento de pagar ganancias. Paga cero pesos. Esto es porque cobró cinco salarios de $ 225.000 hasta mayo inclusive, $ 280.000 entre junio y diciembre y dos medios aguinaldos completos que suman otros 280.000 pesos”. Y no necesita invertir en bienes de trabajo, ni obra social, ni aporte previsional, porque de eso se ocupa el patrón.
“Por el contrario, un trabajador autónomo (RI) que facturó $ 3.365.000 durante todo el año terminará pagando al final del año fiscal $ 724.974 pesos por el impuesto a las Ganancias, suma el equivalente al 22% de los ingresos facturados. El monotributista que facturó por el mismo monto, habrá pagado $ 177.940, el 5% de su ingreso” (cifra calculada antes del 1º de junio). Este miércoles, Diputados resolvió alivios fiscales para los autónomos, mejorando los montos máximos para A, B, C y D: y mejoras para los que pagan Ganancias, buscando la equidad con los trabajadores en relación de dependencia.