«Me falta aprender a hacer puré instantáneo y a usar el lavarropas”
“Trato de arreglármela, encontrar tiempo para hacer mis cosas. Trato de estudiar. Como fui a la técnica me gusta soldar, también pinto. Trato siempre de hacer cosas. Aprendí a hacer pan, hace dos días hice mis primeros panes (risas). Me falta aprender a hacer puré instantáneo y a usar el lavarropas”, expresa Mauro Holdstein a Paralelo 32 indicando que esta etapa de cuarentena es la excusa perfecta para prepararse para los desafíos de la vida cotidiana, y para disfrutar de la familia.
Mauro, quien luchó desde abajo para lograr su sueño: que el vóley de Crespo sea protagonista a nivel provincial y nacional; habló con nosotros sobre su pasión en tiempos de cuarentena.
–¿Qué es el vóley en tu vida?
– Azul (hija mayor de Mauro) llegó antes de lo previsto y tenía que laburar. Pero siempre fue un deseo mío, porque soñaba con ser entrenador de vóley cuando estudiaba. Creo que si deseas algo y realmente lo queres con pasión, no es una carga. Entonces el vóley se convirtió en eso, en llevarme a ser cada día mejor. Te cambia el deseo de evolucionar. Todo eso hizo que hoy sea lo que soy. Cometí miles de errores y sigo cometiéndolos, es parte de la naturaleza humana. Siempre fueron sin malas intenciones, generalmente por desconocimiento. También me llevó a ser quien soy la persona que tengo al lado, Lucre es mi gran compañera de vida; una persona muy estudiosa y sacrificada en la parte deportiva.
Yo haciendo deportes era el suplente del suplente y el que llevaba el agua del equipo (risas), buen compañero pero era un zapato. Creo que todas esas cosas me hicieron ser exigente con mis alumnos y tratar de que tengan las herramientas suficientes para poder salir a una cancha.
–Más allá de las capacitaciones, hay cosas que uno las trae de adentro. ¿El ser líder se aprende o es innato?
– Las dos cosas. Una cosa lleva a la otra. Tiene que ver con asumir el rol que a uno le toca. En su momento, cuando arranqué en el 2000 – 2001, tuve que dirigir a chicos que sabían más que yo. Creo que ser líder es ser esa persona que te va a guiar, tenes que ser creíble y sobre todo ir siempre con la verdad; me parece que eso es una de las características que no negocio. El líder también tiene que ser aceptado, y a mí siempre me aceptaron. Por ejemplo, en 2009 me tocó dirigir una Selección de varones y en 2010 ya trabajaba con una Selección de mujeres. Las chicas no creían en mí porque no me conocían como entrenador, porque venía del vóley masculino, pero con conocimientos y demostrándoles respeto, ellas me aceptaron. Hoy me siento bien con mi rol, me gusta cuando me siento con algún alumno o alumna a hablar, algo que está bueno porque cuando éramos más jóvenes no sé si teníamos esa posibilidad de que un adulto te escuche, o que te dé una palabra que puede servirte o no, pero que esté ahí.
–En esa etapa de formación de personas, ¿está muy presente la frustración?
– No sé si llamarlo frustración. Uno se frustra, digámoslo así, cuando deja de intentarlo. Y, ¿cuándo dejas de intentar algo? De acá a 5 años, ¿quién queres ser? ¿Cómo te ves? Vos deseas ser esa persona, y si te da un revés la vida, ¿te vas a frustrar? Yo creo que no. Si tenes pasión por lo que haces, si te inspira; no te podes frustrar. Pero si no estás seguro de lo que realmente queres, puede ser que sí. Imaginate un jugador de vóley que estando 24 iguales, le dan dos pelotas, tira las dos afuera y pierde su equipo; ¿va a dejar de querer el vóley? ¿Va a dejar de soñar con eso que tanto le apasiona? No. Es un aprendizaje y hay que verlo como tal. Nadie se equivoca adrede. “Frustración” me parece una palabra un poco dura y creo que yo le llamaría “fallar”. Fallé, ahora tengo experiencia para volver a intentarlo. Así lo tomo yo.
–¿Te acordas el primer partido que dirigiste?
– Sí, no me olvido más (risas). Fue en el playón del Colegio Sagrado Corazón. Me acuerdo que cuando me dan el trabajo, entrenábamos en el salón San Pablo. Me dan el equipo y Roberto Morales (Subsecretario de Deportes de la Municipalidad en ese entonces), me dice que en dos semanas teníamos fecha en Crespo y yo no sabía qué hacer. Cuando llegaba a casa me ponía a leer y le decía a Lucre: ¡En qué me metí!
Los chicos buenísimos, súper respetuosos, si les decía que se tiren de un puente por mí lo hacían. Uno de los mejores recuerdos. Y el primer partido no me lo puedo olvidar porque pasaron varias cosas. Un alumno va a sacar y me dice “¿Mauro cómo hago?” (risas). Yo quería que al menos hagamos los tres pases, mientras que en el banco de suplentes estaba sentado Roberto (Morales) para darle aún más presión a la situación. Al mediodía se cortó el torneo y les digo a los chicos que si almorzaban, que coman poquito; pero mi punta estrella se fue y comió tres platos de guiso. Casi que no podía caminar (entre risas). Pero son hermoso momentos que me quedarán guardados para siempre.
–¿Se respira solo vóley en tu casa?
– No, siempre deporte en general. Somos todos deportistas, nos gusta. Y el vóley un poco más, claro. Lucre es entrenadora, Azul es entrenadora, yo soy entrenador y Francisco no es entrenador pero entiende el vóley como si lo fuera. Nos pasamos videos, hablamos después de cada partido de los chicos, siempre con respeto necesario hacia los entrenadores de ellos. Es lo nuestro.
–¿Te gusta leer?
– Sí, en 2017 cuando no renové contrato con la Escuela Municipal, lo primero que quería hacer era leer libros; nada de vóley, solo libros. Y me leí 5, uno detrás del otro. Estaba feliz adentro de los libros, está bueno. Creo que no hay mejor compañía que un libro.
–¿Ese hábito de leer lo tomaste de grande?
– Es que de chico nadie tiene el hábito de leer. Cuando arranqué no tenía conocimiento y era difícil acceder al conocimiento. Los entrenadores más experimentados te daban una mano hasta ahí nomás, entonces tenías que leer, y ahí me quedó el hábito. Hoy leo mucho, Lucre y demás personas me sugieren. A mí me gusta y en la actualidad es un buen momento para leer.
–¿Qué estás leyendo ahora en cuarentena?
– Estuve leyendo sobre psicología deportiva, que me interesa mucho esa parte. Cómo ayudar mentalmente a la persona a dar el máximo esfuerzo, cómo ayudar a un jugador cuando se equivoca, eso.
–¿Qué cosas te hacen perdurar en el tiempo en el vóley?
– Que todavía me apasiona lo que hago, cuando deje de apasionarme seguramente voy a dejar. Todavía intento todos los días ser un poquito mejor, no es una carga para mí. Me gusta lo que hago, yo me siento bien y me ilusiono con cada equipo que me toca dirigir; trato de fijar un objetivo y vamos todos en busca de eso. Todavía no duermo armando entrenamientos o cuando algo no salió bien a la noche me replanteo cómo volver a hacerlo.
También me ayuda a seguir el cariño de mis alumnos, de mis ex alumnos; me gusta que cuando podemos volvemos a elegirnos, volvemos a estar todos juntos. Yo siento que soy una persona afortunada por la vida que llevo, hago realmente lo que amo, es mi trabajo y creo que no todo el mundo tiene esa posibilidad. Me la he generado yo, sí. He hecho todo lo posible para estar donde estoy. No me regaló nadie nada, y por eso creo que me siento muy afortunado.