Marcos tiene cinco años, padece Síndrome de Down, una cardiopatía congénita y actualmente le diagnosticaron leucemia
El miércoles 15 de febrero partió una combi desde Victoria para ayudar a Marquitos. Los donantes de sangre y plaquetas fueron convocados por las redes sociales. Uno de los impulsores de esta movida benéfica fue Marcos, su tocayo, de Victoriatattoo. El tatuador regaló su trabajo a todos aquellos que fueron a donar sangre a Buenos Aires, en el Hospital Español, que, vale aclarar, fueron transportados de manera gratuita por una camioneta brindada por la municipalidad de Victoria. Además, hay una página de Facebook llamada Pergamino Abraza a Marquitos, administrada por los hermanos mayores del pequeño, donde se publican los avances y las cosas que necesita el niño para mejorar su calidad de vida.
Marcos Juárez cumplió cinco años hace poco. Padece Síndrome de Down y a los dos meses de haber nacido tuvieron que operarlo del corazón a causa de una cardiopatía congénita. En la actualidad, los médicos le detectaron leucemia y lo están tratando en el Hospital Español, en Buenos Aires. El tratamiento consta de dos partes: la primera con corticoides y la segunda con quimioterapia. En este momento, Marquitos está terminando la última semana de la primera etapa. A pesar de que su madre dice que los corticoides le cambian el humor al chico y lo vuelven agresivo, explica que ella se mantiene fuerte para sostener a toda su familia.
La madre de Marquitos se llama Mónica Torres, nació en Victoria y fue criada en el Hogar de Niñas junto a su hermana, Nora, un año menor que ella. A pesar de esto, no le guarda rencor a su madre. Todo lo contrario, se lo agradece porque, asegura, recibió una educación excelente en el hogar, del cual tiene los mejores recuerdos. “Siempre agradezco que mi madre me haya puesto ahí porque la educación, el respeto y todo lo que yo sé lo aprendí estando en el Hogar de Niñas”, dice.
Hace nueve años que Mónica partió de Victoria hacia Pergamino junto a sus hijos y su marido. Marcos cuenta con dos hermanos de 16 años, que son mellizos, y otro de dos años. Cuando los ánimos de la familia flaquean o el padre llora, es Mónica la que se muestra fuerte y positiva para sostener a los suyos.
Hoy por hoy las circunstancias hicieron que la familia se encuentre físicamente separada, o, mejor expresado, como le gusta decir a Mónica, “unidos en la distancia”. Ella se encuentra junto a Marquitos en Buenos Aires, en el Hospital Español; el padre y el resto de sus hermanos están en Pergamino; y la madre de Mónica, en Victoria.
—¿Cómo es el día a día de Marquitos?
—El 28 de enero, luego de que le pusieran un catéter, le dieron el alta para que nos fuéramos a un hotel. Pero él no se puede ir de Buenos Aires por seis meses porque tiene que completar el tratamiento. Si bien él salió el 28 de enero del hospital, volvimos el 30 por una infección que tenía en el catéter y desde entonces permanecemos internados. Esperamos que no surjan improvisos y que le vuelvan a dar el alta, porque la mínima fiebre que él haga tenemos que traerlo al hospital ya que tiene baja las plaquetas y cualquier infección que agarre le puede hacer muy mal.
“Me sorprendió y me da mucha alegría que la gente de Victoria me ayude y colabore. Hoy en día está todo caro y al nene no lo puedo transportar en colectivo. La ayuda que me dio Marcos de Victoriatattoo está buenísima y se lo agradezco de corazón. Cuando vaya a Victoria le voy a dar las gracias personalmente”, cuenta. En otro orden, Mónica comenta que la leucemia que padece su hijo “dentro de todo no es muy grave” y que los médicos piensan que va a salir todo bien, pero las complicaciones vienen de la cardiopatía y el Síndrome de Down.
“Mi hijo es muy fuerte. Ha pasado por muchas y la sigue peleando, es un luchador. Subió tres veces a quirófano y las ha pasado todas”, narra la madre. Y, concluye: “Él tiene muchas ganas de seguir viviendo”.
—¿Cómo afrontan la situación desde lo económico?
—Yo en este momento, como estoy internada con él, no necesito. Pero cuando me vaya sí porque tengo que trasladarme en taxi y comprarle determinada comida. Lo económico es lo más complicado porque no somos de plata y vivimos el día a día con lo que tenemos, nada más. Yo soy ama de casa y el papá de Marquitos trabaja en un frigorífico.
Marcos cuenta con la mutual del padre que lo ayuda a asumir los gastos de los medicamentos oncológicos. Aun así, la familia necesita de la ayuda de todo aquel que quiera colaborar. Algunas de las cosas que necesitan son las siguientes: 1200 ladrillos huecos, 10 metros de cascote, 15/25 bolsas de cemento, 25/50 bolsas de cal, 1000 ladrillos comunes, 4 bolsones de arena, 20 litros de Ceresita Sika 1. Para contactarse con la familia se puede ingresar a la página de Facebook: Pergamino Abraza a Marquitos o llamar a los números: 3436461436 (Jorge), 3436614137 (Patricia) o 3436584441 (Andrés).
Cardiopatía congénita
Consultado por Paralelo 32, el Dr. Lucio Ochoteco (Mat. Prof. 11218) se refirió a esta enfermedad que afecta el funcionamiento del corazón desde el mismo momento de la embriogénesis y se manifiesta al nacer, “últimamente gracias al avance tecnológico en el diagnóstico se ha podido realizar tratamientos dentro del vientre materno, o preparar el equipo médico en función de ese paciente”.
En el caso de Marcos, involucró una intervención quirúrgica a los dos meses, hecho que Ochoteco dijo ocurre con bastante frecuencia, “la cardiopatía es la anomalía congénita más común y representa una de las causas que más influyen en la mortalidad infantil, sin embargo es un capítulo de la cardiología del que menos se sabe y que menos se ha estudiado (a comienzos de esta semana se puso de nuevo en el tapete el tema por conmemorarse el día de las Cardiopatías Congénitas -N.R.), y siempre son los grandes centros de derivación los que poseen las estadísticas”.
El programa nacional de detección de cardiopatías congénitas, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación ha detectado un promedio de 7 mil casos por año, en que casi el 50 por ciento de estos bebés requieren cirugía en el primer año de vida, y dos terceras partes son solucionables con diagnóstico oportuno y tratamiento.
En la actualidad, sólo en el Hospital de Pediatría J. P. Garrahan se realizan anualmente entre 450 y 500 cateterismos y cerca del 75 por ciento son prácticas complejas, que incluyen diagnóstico y uno o dos procedimientos intervencionistas en el mismo acto.