Marburg ¿la próxima pandemia?
Por Luis Jacobi (Paralelo 32).- Prestemos atención a este nombre de un virus, del cual se informa que se conoció un brote por primera vez en 1967 y últimamente se han registrado algunos brotes aislados, pero según se puede deducir fácilmente, el director general de la devaluada aunque poderosa Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, ya sabe que se convertirá en pandemia. Ver: https://youtu.be/IjgPbO-OowQ. Además ya hablan del Marburg o Marburgo algunos sitios icónicos del mundo relacionado con la industria farmacéutica, como GAVI, vinculado de alguna forma con Bill Gates quien, del mismo modo, ya nos ha advertido que vendrá un virus mucho más ávido de matar humanos.
Hubo recientemente un caso en el oeste de África y la OMS y sus asociados investigan un brote en Guinea. Marburg es muy diferente al covid19, pero la forma de combatirlo es similar; encierros de comunidades y cuidado de los infectados, uso de tapabocas, distanciamientos, higiene, y obviamente la vacuna que ya se halla en etapas de desarrollo. Recién se empiezan a ver los efectos secundarios y consecuencias de la vacuna contra covid19, de la que todos hemos sido conejitos de ensayo en su última fase de experimentación, y ya hay una nueva en preparación.
Un par de meses atrás he publicado en estas páginas un comentario sobre este tema, donde indicaba cómo acceder a un sitio internacional (uno de los mejor reputados del mundo) donde se publican las patentes de productos vinculados con la salud. Hice constar la forma de verificar que un tal Rockefeller registró un invento maravilloso: el hisopado para verificar la presencia de covid19 en pacientes humanos, tres años antes de que ese virus “escapara” de un laboratorio chino. Un visionario el tal Rockefeller. Ahora hay quien asegura que ya está inventado el hisopado que verificará el Marburg, y no faltan toda clase de especialistas vinculados con la investigación de infecciones por virus, y con vacunas, que aseguran que en realidad el hisopado es el responsable de crear enfermos de covid19 de a miles, aunque muchos de los “falso positivos” permanecieron encerrados sin síntoma alguno.
Muchas personas en el mundo advierten sobre una gran trampa universal, pero en cada país del mundo hay al menos uno de esos sitios dedicados a “chequear” para desmentir, financiados por “filántropos” internacionales, lo que hace más difícil el chequeo de información.
Hace unas semanas escribí un artículo sobre el vergonzoso anuncio de YouTube, avisando que serán suprimidos los videos con contenidos que “falsamente” afirman que las vacunas aprobadas son peligrosas y causan efectos crónicos en la salud. Significa que todos los contenidos que desfavorezcan el propósito de vacunación masiva y universal, serán falsos. Sentencia cantada por anticipado. Causa gracia esa especie de desparpajo de las poderosas redes de comunicación, con este nuevo paso de avance sobre las garantías fundamentales, y sin disimulo alguno.
¿Por qué es necesario impedir que se conozcan las críticas bien fundadas sobre las vacunas? YouTube no hace más que acrecentar las sospechas, y para muchos, confirmarlas.
“Un primo mortal del ébola, Marburg, puede matar a nueve de cada diez personas que infecta, y los viajes internacionales lo han llevado de África a Europa dos veces en los últimos 40 años. ¿La creciente globalización hará que este virus sea más probable que estalle en todo el mundo?”, se puede leer en el sitio GAVI, que en alianza con Covax lleva vacunados a 888 millones de niños de países pobres. Delo por hecho, ellos lo saben antes porque lo planean.
Toda esta situación nos ayuda a comprender que somos mucho más vulnerables de lo que alguna vez pudimos suponer. Bastaría con que la OMS y sus patrocinadores anunciaran que el Marburgo se esparce por el mundo como un dragón sediento de vidas y recordarnos que mata a 88 de cada 100 alcanzados, para que salgamos todos a pedir a gritos una vacuna y con el mismo entusiasmo fotografiarnos con cara de haber ganado la lotería cuando nos están inyectando.
Le pregunté a un médico costarricense, un familiar con el que puedo mantener diálogos confidenciales, de vasta experiencia y estudios realizados en California y en Toronto (mismo laboratorio donde se descubrió la insulina), si es verdad que las vacunas contienen nanopartículas inorgánicas, incluyendo metales pesados, como el grafeno. Me respondió afirmativamente. ¿Entonces por qué debería vacunarme? Me respondió: Es tu decisión, pero en todo caso es el mal menor. Es eso o confiar en nuestra inmunidad natural, o en la ivermectina, mientras esperamos que más y más países, incluido el nuestro, no resistan más el ocultamiento de los ensayos satisfactorios que se han realizado con productos tan económicos como el Dióxido de Cloro.