Luis Hornstein: “La autoestima es sentirnos competentes para enfrentarnos a los desafíos y creernos merecedores de recompensa”
El reconocido Médico psicoanalista, Premio Konex de platino decada 1996-2006, considera que conseguir el éxito sin lograr primero una autoestima consolidada es sentirse un impostor. Las preguntas claves y los componentes para mejorar en esta faceta. Beneficios.
-¿Qué es la autoestima?
La autoestima es lo que pienso y siento sobre mí mismo, no lo que piensa o siente otra persona acerca de mí. Mi familia, mi pareja y mis amigos pueden amarme o admirarme y aun así puede que yo me vea como alguien insignificante.
Puedo ofrecer una imagen de seguridad y aplomo y aun así temblar por sentirme inadecuado. Puedo satisfacer expectativas de otros y aun así fracasar en mi propia vida. Puedo ganar todos los honores y aun así sentir que no he conseguido nada. Muchas personas pueden admirarme y aun así siento un sentimiento de vacío. Conseguir el éxito sin lograr primero una autoestima consolidada es sentirse un impostor y sufrir esperando que la verdad salga a la luz.
Es importante hacerse las siguientes preguntas: ¿Quién soy? ¿Cuáles son mis cualidades? ¿De qué soy capaz? ¿Cuáles son mis éxitos y mis fracasos, mis habilidades y mis limitaciones? ¿Cuánto valgo para mí y para la gente que me importa? ¿Merezco el afecto, el amor y respeto de los demás o siento que no puedo ser querido, valorado y amado? ¿Qué puedo hacer por mi mismo? ¿Lucho o me dejo estar?
Esa mirada-juicio sobre uno mismo es vital. Cuando es positiva, permite actuar con aplomo, sentirse a gusto consigo mismo, enfrentar dificultades. Cuando es negativa, engendra sufrimientos y molestias que afectan la vida cotidiana.
La admiración de los demás no crea nuestra autoestima, ni tampoco la erudición, el matrimonio o la maternidad, ni las posesiones materiales, los actos de filantropía, las conquistas sexuales o la cirugía estética.
La autoestima permite afrontar situaciones adversas, así como las afrentas al amor propio. Todo fracaso es, desde el punto de vista emocional, doloroso. Cuando alguien se dice indiferente al fracaso, bravuconea.
-¿Cuáles son los componentes de la autoestima?
La autoestima es sentirnos competentes para enfrentarnos a los desafíos y creernos merecedores de recompensa. Contiene varios aspectos: confianza en nuestra capacidad de pensar, aprender, elegir y tomar decisiones adecuadas y convicción en nuestro derecho a ser reconocidos por los demás y por nosotros mismos.
La autoestima resulta del entramado nunca fijo, siempre renovándose, de reconocimientos y proyectos compartibles y compartidos. Es posible tener una buena autoestima en el terreno intelectual que contrasta con una frágil en lo afectivo. Contiene facetas con cierta autonomía: laboral, afectiva, intelectual, corporal, sexual. Un fracaso en un sector tienen consecuencias en otros. Un desengaño amoroso acarreará una vivencia de pérdida de valor personal. Es difícil que ciertas frustraciones no irradien sobre otros sectores. Por suerte, también irradian los logros.
-¿De qué depende que una persona tenga alta o baja la autoestima?
La autoestima resulta de un cóctel entre lo innato y lo adquirido, del capital con que nacemos y de las inversiones en nosotros mismos que realizaron y realizan los otros significativos. Y que cada quien invierta en uno mismo.
Heridas en la autoestima tenemos todos. Algunas personas tienen escasa tolerancia a la frustración o a veces el ataque es tan fuerte, tan masivo, que es un cimbronazo incluso para los individuos con buena autoestima.
Las alteraciones de la autoestima a menudo derivan de un discurso familiar en que prevalecía una actitud crítica e inhibidora para con el niño. No estamos condenados por esa mirada cruel. Si estamos condenados es porque no tuvimos posteriormente oportunidades de reemplazarla o no supimos aprovecharlas. Lo perturbador no es recibir cuestionamientos sino recibirlos de manera constante.
-¿Cómo influye la mirada de los otros en relación a este tema? ¿Esa mirada puede ser constructiva para mejorar la autoestima?
Nuestra mirada hacia nosotros mismos depende de múltiples espejos. ¿Estoy trabajando bien? ¿Mis hijos me quieren? ¿No tengo entusiasmo? ¿Soy íntegro en mi vida? ¿Descuidé a mis personas queridas? ¿Aporto algo a la comunidad? ¿Mi vida es acorde a mi ética?
De dos modos se obtiene el reconocimiento: por conformidad (ser como los demás, miméticamente) o por distinción (ser distinto y hacer que los demás valoren esa diferencia). Buscar el reconocimiento por distinción es más frecuente en jóvenes y adolescentes, porque les sirve para afirmarse y construir su identidad.
-¿Qué cosas se pueden hacer para mejorar la autoestima?
Las personas se evalúan a sí mismas según su habilidad en la ejecución de tareas, su concordancia con los patrones éticos y estéticos, la forma en que otros las aman o aceptan y el grado de poder que ejercen.
Conviértase en su mejor amigo, gane su propia estima, piense en positivo… Se publican muchos libros forzándonos a ser chispeantes, divertidos, pum para arriba. No sólo la felicidad constituye, junto con el mercado de la espiritualidad, una de las mayores industrias de la época, sino que es también el nuevo orden moral.
La estima malherida se repara. Como las ciudades europeas después de la guerra. Se repara o se reconstruye. Cuando se reconstruye es porque algo había quedado: el terreno. En determinado momento los holandeses, con poco territorio, decidieron ganarle terreno al mar.
-¿Qué beneficios tienen las personas con autoestima alta?
Una buena autoestima permite dar curso a lo que se piensa, a lo que se desea, enfrentar dificultades, no ser demasiado influenciable por la mirada de los otros, tener sentido del humor, sobrevivir a los fracasos y desilusiones y sentirse digno de ser amado. Y soportar el dejar de ser amado por tal persona. Imaginando que puede haber otra. Aunque no haya otra en lo inmediato. Permite expresar temores y flaquezas sin avergonzarse, vincularse con otros sin vigilarlos o ahogarlos, aceptarse el derecho de decepcionar o fracasar. Permite pedir ayuda, cambiar de opinión (porque uno lo piensa, no para mimetizarse en la manada), aprender de la experiencia, tener expectativas en relación al futuro, aceptar las limitaciones.