Lo soñado, perdido y ganado en un 2020 sin los alegres ruidos de la Estudiantina
Crespo– Este lunes 21 se conmemora el Día del Estudiante. La celebración coincide con la llegada de la primavera, un reflejo del color de la esencia de nuestros jóvenes, de su alegría y el bullicio multiplicado con tono festivo y ánimo de esparcimiento.
Este año se piensa que será extraño vivir la fecha lejos de las aulas y de los compañeros, que son la esencia y razón de ser de la fecha alusiva.
Hoy, cuatro estudiantes del último año del secundario nos hablan de cómo sienten y ven que será este festejo en un momento donde están pensando en dar el salto al mundo del trabajo o continuar estudios superiores. Julia Jacob y Kiara Rodríguez del Instituto Comercial Crespo, Rocío Gelroth de la Escuela Secundaria Nº 198 San José y Débora Munhoz de la Escuela Secundaria Nº 60 Bicentenario, también reflexionan sobre el año atípico que les toca transitar y su reconversión al cursado virtual de clases. Nos cuentan sobre el logro de sus metas y sueños, algunos truncados por la pandemia de la covid-19.
Las cuatro coinciden que será un Día del Estudiante muy diferente al que vivieron los años anteriores. Débora cree que “quedará muy marcado en la vida de cada uno de los estudiantes que están terminando el secundario. No será como todos los soñamos, de estar reunidos en la escuela y hacer que sea inolvidable; de cualquier manera será algo que nos marcará mucho”.
“Vamos a celebrar igual, de alguna manera, nuestro día” –afirma Rocío. Y si bien recuerda que “no es posible juntarnos entre muchas personas, pero queremos celebrar igual nuestro último año en la secundaria, seguramente a través de las redes sociales o encontrando alguna forma de demostrar que seguimos acá”.
Julia habla de sus años del secundario en el Instituto Comercial Crespo donde el Día del Estudiante siempre fue muy celebrado. “El Centro de Estudiantes –comenta- siempre se empeñó en hacer una fiesta y que los estudiantes de 6º se sientan en un ambiente cálido y lindo como para terminar su paso por la secundaria. Este año será diferente –opina-, aparte de que no lo estamos viviendo en la escuela, tampoco se puede festejar con otras personas. Generalmente la primavera convoca a abrazar, estar en contacto con gente y todo lo que genera las vibras entre estudiantes. Esta vez será distinto, más frío, pero lo vamos a superar así como nos amoldamos bastante a la situación escolar”.
“Nuestro día va a ser atípico –coincide Kiara-. Años anteriores lo pasamos preparando juegos o actividades para la Estudiantina, realizando las actividades recreativas que planteaba nuestro Centro de Estudiantes, haciendo pic nic y pasando el momento juntos. Es lamentable pasarlo separados y no como cada uno lo soñó, pero estamos tratando de sacar todo lo mejor de esta situación”.
El año escolar
Las estudiantes coinciden que este año la convivencia grupal se dio de manera virtual, en clases por zoom o a través de grupos de WhatsAap de las diferentes materias.
“Al principio cada uno mandaba mensajes y se conectaba –relata Rocío respecto de su curso-. Pero ahora muchos dejaron de participar, ya no tenemos la esperanza de volver al aula, volver a encontrarnos de manera presencial, entonces decaen, pierden el interés y está costando un poco más mantener al curso unido. Eso nos deja a todos un poco tristes, mal, porque es nuestro último año que estaremos todos juntos, después cada uno va a seguir su camino y hacer su vida”- sostiene.
El mismo desánimo observa Julia en su curso, confirmando que decayó la conexión de sus compañeros a las clases virtuales y también el cumplimiento con la entrega de los trabajos. “A lo largo del tiempo se fueron desanimando, ya no tienen ganas de hacer mucho, empieza el calorcito y se refleja cómo está decayendo la educación. Aunque no sean todos, me quedo con la gente de mi curso que todavía sigue apostando a las clases virtuales”.
“Desde que comenzó la pandemia, mi grupo no pudo reunirse por completo pero la mayoría estamos en contacto”- indica Débora, sobre la convivencia que se dio en el último año, quien repasa además lo soñado y lo programado, como la recepción, viajes y todo lo que no puede ser. Como grupo estudiantil comenta que “la mayoría estamos unidos”. Y agrega “esto nos dejará una gran enseñanza, de unión, de saber entendernos, comprendernos, y nos marcará para toda la vida”.
Kiara habla de una buena convivencia con los compañeros a través de las clases virtuales, las conversaciones por whatsaap donde uno ayuda al otro frente a cualquier problema. “También tuvimos una charla con directivos y profesores de la escuela que nos preguntaron cómo nos veníamos sintiendo y cómo estábamos llevando adelante esta situación. Eso nos hizo sentir a todos bastante acompañados”. Como positivo ve que la virtualidad a la que obliga la pandemia “nos ayudó a poner mucho de uno mismo para ayudar al otro y salir adelante. Uno no entiende otro le ayuda”.
Sentimientos y metas
“El sentimiento que me deja este año tan atípico es el de superación. Enfrentarse a la virtualidad ya es todo un reto –opina Julia-. Las personas que lo quieren afrontar se reconocen porque apuestan a la educación y a seguir incorporando conocimientos a pesar de las circunstancias. Por otro lado me deja un sentimiento de angustia por no saber lo que deparará el futuro y cómo vamos a terminar los estudios secundarios”.
Al inicio de la pandemia dudaba de cumplir sus metas “y ahora pensándolo bien, digo que pude encontrar lo que en verdad me gusta, lo que quiero ser en la vida y que la pandemia me ayudó a definir mejor mis metas futuras”.
Kiara es una convencida de que sus metas se van cumpliendo día a día. “Perdimos el gusto de compartir con el otro, estar juntos en el patio, hacer todas las actividades que nuestra institución nos brindara, pero creo que podemos rescatar muchas cosas para el futuro, como hacernos más fuertes y familiarizarnos más con la tecnología” Creo que todo deja algo bueno y quiero decirles a todos mis compañeros que, a pesar de esta situación, los felicito porque sé que todos se están esforzando mucho y logrando algo bueno de esto”.
A pesar de los planes y proyectos para este año, Débora considera que más allá de todo “tampoco es para decir que no cumplí mis metas hasta aquí”. En su caso ya está estudiando para rendir el ingreso a Gendarmería.
Rocío sostiene que cuesta poder imaginar el lado bueno de la situación, con metas que no se pudieron cumplir. “Lamenta las mismas cosas no vividas que las otras entrevistadas y añade el detalle de no tener la tradicional presentación de las camperas, más allá que le pusimos onda y lo hicimos en forma virtual, con un video. Tampoco sentimos que estemos aprendiendo mucho con la modalidad virtual porque tenemos que aprender por nuestros propios medios, más allá que los profesores están dispuestos a las consultas, pero no es lo mismo que tenerlas explicándote en el aula. Sentimos que este año no está siendo muy productivo y que tal vez puede afectar cuando empecemos una carrera universitaria el año próximo”.
Un último sueño que le queda es poder hacer su fiesta de recepción. Rocío tiene la esperanza de poder reunirse con su grupo de compañeros y compartir un momento por última vez, antes de despedirse de la escuela secundaria.