Llevan 60 años ininterrumpidos abrazados a nuestra música
Todo comenzó un 24 de mayo de 1961, cuando unos jóvenes músicos aceptaron la invitación del rector del Colegio Nacional de Paraná para interpretar dos canciones folclóricas en el acto patrio. Ese día Raúl Wiesner Clariá, Luis María Serroels, Carlos Graff y Mario Anselmi, subieron por primera vez a un escenario sin imaginar que allí iniciaban la historia que aún se sigue escribiendo. Hace unos meses Los Leñeros cumplieron 60 años de trayectoria ininterrumpida, convirtiéndose en uno de los pocos conjuntos de la Argentina –si no el único- en mantenerse vigentes y activos durante ese tiempo.
Actualmente lo integran Raúl Wiesner Clariá (guitarrón entrerriano y voz), Mario Anselmi, Héctor Chajud (voz y guitarra), Elías Almeida (cajón peruano), Guillermo Ayala (acordeón a piano y voz), y Alejandro Däppen (guitarra y voz).
En el marco a celebrarse el Día Internacional del Folclore el 22 de agosto,
Paralelo 32 habló con Wiesner Clariá, uno de los creadores de Los Leñeros, sobre la historia y las vivencias en tantos años subiéndose a distintos escenarios nacionales e internacionales.
“Es una gran felicidad cumplir tantos años ininterrumpidos con el grupo, se ve que pasamos por la vida dejando alguna huella. No es cosa fácil llegar a los 60, donde hubo muchas más alegrías que tristezas. Han pasado un montón de cosas pero logramos mantenernos. Yo soy el único que estoy desde el comienzo, porque por ejemplo Mario Anselmi que fue uno de los creadores también, tuvo que irse al sur unos años y después cuando volvió se sumó nuevamente”, contó al inicio.
-¿Se acuerda de la primera presentación?
– Sí, obviamente. Ya habíamos formado el cuarteto con Mario Anselmi, Luis María Serroels y Carlos Graff. Anteriormente, Carlos y yo que somos oriundos de Viale, cantábamos canciones mexicanas en dúo.
Y nuestra primera vez como grupo fue el 24 de mayo de 1961 en el acto patrio del Colegio Nacional de Paraná. Recuerdo que preparamos dos canciones y cuando terminamos la dos, los estudiantes nos empezaron a pedir otra; entonces repetimos la primera y como seguían pidiendo cantamos de nuevo la segunda porque era todo el repertorio que teníamos (entre risas).
-¿Cuáles eran esas dos canciones?
– De una me acuerdo, se llama ‘El Leñerito’ y justamente de ahí viene el nombre del grupo. En una oportunidad les había comentado a mis compañeros que yo vivía en un rancho en el campo donde mi padre aró la tierra y sembró, y cuando estaba para cosechar vinieron las langostas y se comieron todo. Entonces mi papá se fue a los montes a hachar leña y la vendía en Viale. Y a partir de esa historia y de la canción que estaba de moda, uno de los chicos sugirió que le pongamos Los Leñeros al grupo. Ahí nació el nombre.
-Han estado en los escenarios que cualquier conjunto folclórico querría estar…
– Hemos tenido grandes satisfacciones a lo largo de estos años de trayectoria y una es esa, las presentaciones en lugares icónicos para el folclore como Cosquín. Además tuvimos la felicidad de que, por ejemplo, en 1981 la Asociación de Músicos de la República Argentina nos otorgó en Rosario la Lira de Plata, que era el máximo galardón que se le podía dar a un grupo. Afortunadamente pudimos hacer giras por todo el territorio argentino llevando nuestra música del litoral. También viajamos a Uruguay para estar en los 300 años de la Colonia de Sacramento, representando a nuestro país junto con los Hermanos Ávalos que cantaban zambas y chacareras, y por la provincia de Buenos Aires fue Gloria Díaz a cantar tangos y milongas. Ahí nos fue tan bien que luego nos llamaron para cantar en la popular Fiesta del Durazno.
-¿Cuándo fue que se volcaron a la música del litoral? Porque en los inicios cantaban el folclore más popular…
– Cuando empezamos a escuchar a don Linares Cardozo, nos gustaban sus canciones. Entonces primero armamos un tema, después otro y así. Y un día nos llamó él, nos invitó a su casa cerca de Bajada Grande para mostrarnos un tema nuevo. De ese encuentro hay una anécdota que siempre recuerdo. En ese momento teníamos un guitarrista zurdo, el Beto Gómez, y cuando llegamos don Linares le pide la guitarra para mostrarnos su tema nuevo. Y al hacer los primeros acordes Cardozo dice «¿pero qué carajo es esto?»; porque la guitarra estaba armada para un zurdo, tenía todas las cuerdas al revés (risas).
Ahí nos empezamos a relacionar cada vez más con él y ya nos volcamos a la música litoraleña.
-¿Temas propios tienen o sólo se dedicaron a la interpretación?
– Solamente hemos compuesto música cuando hicimos el espectáculo «Entre Ríos, tierra de poetas». Ahí le pusimos ritmo de milonga a una poesía del diamantino Galo Zaragoza y luego le pusimos música también a una galopa. Pero en general nos hemos dedicado solamente a interpretar.
-¿Con el avance de la tecnología en la música cómo se llevan?
– Nos vamos adaptando dentro de nuestras posibilidades. Yo creo que le ha afectado bastante al folklore argentino, porque hoy en día se privilegia más el ritmo que la melodía y la letra. Pero en contraste, ahora se puede armar un estudio de grabación en cualquiera de nuestras casas. Antes teníamos que ir a Buenos Aires y nos íbamos a dedo.
-¿Cómo llevan la actualidad?
– Hace mucho que no nos juntamos a tocar, por todo este tema de la pandemia. Pero queremos juntarnos en septiembre para empezar a organizar el festival de los 60 años, que lo haríamos en febrero del año próximo. «Cuando empiezo a recordar cosas se me llena el corazón de alegría por todo lo que hemos hecho con Los Leñeros. Hay miles de anécdotas que te quedan guardadas y no te las olvidás más. No me puedo quejar con la vida. Yo creo en Dios, creo que él me dio el don del canto y la guitarra para poder recorrer el país y el extranjero; que si no fuese por la música no hubiese podido conocer. Yo vengo de un rancho humilde que hizo mi papá, que era fanático del folclore y por eso siento que habrá estado orgulloso cada vez que me veía arriba de un escenario», concluyó Raúl.