Las dos caras de la Mona Lisa
** ¿Hay algún ser humano, o alguna cosa hecha por humanos, que sea perfecta? Algunos podrán responder: La Mona Lisa, de Da Vinci. Pero dejemos de lado el arte, porque pertenece antes al espíritu que a la materia aunque eso no lo exime de la sana o la insana crítica. Y no nos metamos con la Mona, que acá tenemos la nuestra en Córdoba y entrar en comparaciones siempre es odioso. Pero si buscamos obras humanas, probablemente muchas que alcanzaron la perfección quedaron sin embargo al alcance del ojo crítico, que siempre hallará algo para cuestionar.
** Fuera de la naturaleza parece no haber algo inmune a la crítica. Incluso en la naturaleza misma, ¿o no hay quienes odian los gladiolos y nunca los cortarían para su florero? Hagas lo que hicieres, quien quiera encontrar en tu trabajo o en tu obra o en tu iniciativa razones para felicitarte las encontrará, y quien busque razones para descalificarla, las hallará (y si no te sacude igual).
** Parados frente a una lámina de La Gioconda (Mona Lisa), si miramos tan solo sus ojos tapando el resto del rostro, diremos que su mirada es triste. Si en cambio nos centramos en la leve curvatura de sus labios –fuente potencial de ambigüedad-, quizás tengamos la percepción de que no trasmiten una expresión de felicidad sino más bien un gesto de decepción. Si en cambio nos retiramos unos metros para contemplar ese rostro completo, nos trasmitirá paz y la sensación de que Da Vinci retrató a una mujer feliz, o una que guarda un feliz secreto. El detalle es la materia prima de las discrepancias.
A falta de argumentos; memes
** Ahora bien, organicemos en la Argentina una de las actividades más relevantes que se puedan realizar sobre la esfera terrestre, por ejemplo un G20, reuniendo a los líderes políticos del mundo, que si no tuvieran este encuentro socialmente correcto y políticamente confuso, quizás no tendrían oportunidad de decirse algunas cosas al oído, sin que quede registrado.
** Y aquí, mirando desde el llano hacia la cumbre… ¿quiénes?… ¡nosotros!, que llegamos a saber muy poco de lo que realmente sucede dentro de esas paredes custodiadas por las fuerzas más temibles del mundo, pero no nos ahorramos opiniones ni conjeturas. Después está el que no entiende nada pero no se pierde de reenviar memes descalificantes o burlescos. Todo lo que sea en contra les sirve, sea realidad o ficción.
** Es fantástico, porque un G20 es algo tan gigantesco, inabarcable, impactante, tan pero tan importante que pudo acallar el parloteo del superclásico que no se jugará en el Monumental. ¡Y eso no es poco!
Aclaremos que un G20 no es un Smartphone moderno, es un encuentro de líderes políticos donde se confrontan intereses tan complejos que no entendemos un pomo, pero nos ofrece un catálogo inagotable para criticar y otro igualmente extenso para elogiar.
** Ante semejante confusión, ¡a falta de argumentos, buenos son los memes!, que se vuelven populares porque los entendemos todos. Los creadores de memes nos han permitido quedamos en la anécdota de Macron bajando de su nave, sin ver a nadie más que dos muchachos que estaban esperando que les corran el avión de ahí para pasar los escobillones.
Catarata de memes; con Macron y esposa tomando un UBER, o él preguntándole: “Brigitte, agendaste bien lo del G20?”, “¿Estás segura que era hoy?”
Puede fallar
** En general los argentinos nos movemos entre la exacerbada autoestima hasta la autoflagelación. ¿Qué dirían nuestros muchachos y chicas hiperpatriotas, si nuestro Presidente sale al exterior en un viaje muy importante y su avión tiene que regresar por una falla? ¡Vergüenza internacional!, ¡así está nuestra compañía aérea! (que tiene el triple de mecánicos por avión que sus similares del mundo), ¡eso puede pasar solo con Macri!… y toda la pirotecnia que podamos imaginar. Ya bastante trabajo le cuesta al gobierno desmentir todos los días la versión ‘opo’ de que quieren privatizar Aerolíneas.
** Pero esta vez le pasó a Ángela Merkel, primera ministro de Alemania, país pulcro y prolijo. Su avión tuvo que regresar por una falla y la dejó fuera del G20 aunque no del Colón, y los alemanes no perdieron mucho tiempo en esa situación anecdótica.
El año pasado el encuentro del G20 se realizó en Hamburgo, Alemania, con una marcha opositora multitudinaria donde hubo 186 detenidos, 225 arrestos temporales y 476 policías heridos. Durante tres noches y madrugadas, activistas y vándalos marcharon por varios barrios de la ciudad dejando una estela de destrucción.
Una protesta ejemplar
** Si aquello sucediera en Buenos Aires durante un encuentro de estas características, unos pedirían el helicóptero y otros mano dura. Pero sucedió en la pulcra y civilizada Alemania. Este año, en el G20 Argentina hubo solo ocho detenidos; dos porque fueron hallados en un vehículo con una cantidad de handies y baterías de reserva para los mismos, y seis manifestantes que en sus mochilas llevaban bolitas de vidrio y elementos para arrojarlas. ¡Nada! Parecía una marcha liderada por Blumberg, pero nadie reparó en esa normalidad.
** “La única decepción (de estas tres jornadas) fueron los encapuchados tirapiedras. De ellos se esperaba mucho más. Sobre todo después de las muy buenas performances que tuvieron en los dos shows previos que dieron en el Congreso, el de diciembre pasado y el último cuando se aprobó el Presupuesto. Contra Patricia Bullrich se hacen los guapos. Pero viene la CIA, la KGB, el Mossad, el M16 y arrugueti. Al final nuestros troskos son unos pecho fríos”, ironizó al respecto Alejandro Borensztein en su columna de realismo humorístico, en Clarín. Reconozcamos también este gesto de militancia ejemplar.
Todos se parecen
** Lloró Macri y ahí lo abofeteó la izquierda diciendo que no le pasa lo mismo cuando ve la miseria de las villas. Pero hay que entenderlo, es muy fuerte para un anfitrión ver a su lado a jefes de Estado tan importantes como Xi Jinping y acordarse del episodio de su llegada. Fue el único jefe de Estado que vino en visita oficial, en consecuencia lo esperó una banda militar.
** Se abre la puerta de la nave, sale el jefe de la custodia y la banda arranca a todo bronce y a sacudir el parche. El tipo se mete apresuradamente en el avión y la banda para. Se asoma un Comisario de Abordo, también ojos como puñalada en la chapa, la banda entra a darle de nuevo al bombo y los tubos. El tipo se zambulle dentro del avión y no hubo más remedio que sacarlo a Xi Jinping. Un conocedor les avisó que éste es el punto al que hay que agasajar y la banda encaró de nuevo con la Marcha de las Camelias, y esta vez no paró. Macri recordó en el Colón que durante un encuentro anterior le había asegurado a Jinping que un argentino jamás pensaría que “todos los chinos son iguales”.