La mirada joven sobre las pasiones, los desafíos y la educación
En 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud, una celebración anual que busca promover el papel de la juventud como socia esencial en los procesos de cambio y generar un espacio para tomar conciencia sobre los desafíos y problemas, a los que estos se enfrentan.Cuán importante es la juventud en el desarrollo de una sociedad que la Marcha de Entre Ríos comienza diciendo “¡Juventud! ¡Juventud! ya se escucha un sonoro clarín de victoria y una aurora de paz y de gloria en el plácido cielo se alzó”.
La fecha motivó a Paralelo 32 a dialogar con cuatro jóvenes crespenses para conocer su punto de vista sobre la vida, sus pasiones, y su interacción con las redes sociales.
La pasión
Ana Guillermina Kemerer tiene 18 años, se encuentra cursando el último año del secundario y es una apasionada de la música. “Siempre en mi casa fue algo súper importante la música porque mi abuelo era violinista. Yo comencé a los 8 años con piano, hice guitarra y violín, pero siempre me gustó cantar; entonces un día decidí dejar piano y dedicarme plenamente al canto. Estudié canto durante muchos años, luego me compré un set para grabar y empecé a hacer cosas por mi cuenta”, comentó.
Otro apasionado de la música es Emanuel Jacobi, que con 16 años acaba de sacar su tema musical número 22 hace una semana. Se trata de una nueva producción donde se mezclan los géneros RKT y cumbia, un sello que él adoptó en el último tiempo en el marco de su proyecto musical como solista. “Mi pasión es la música y todo lo que tiene que ver con eso, escribo y hago canciones. Lo vengo haciendo hace aproximadamente 4 años ya. Siempre me gustó el mundo de la música. Empecé porque veía a chicos de mi edad que hacían canciones desde sus casas y me gustaba mucho lo que hacían”, indicó.
Cuando les consultamos sobre cuánto la tecnología les ha permitido desarrollarse, y que repercusión encuentran en el uso de las redes sociales para difundir su material, Guillermina mencionó que “Es más fácil todo. Tenés la opción de grabarte y escucharte enseguida para luego darte cuenta de un montón de cosas que no te hubieses dado cuenta si no tenés la grabación, y así corregirte”, a lo que agregó respecto a las redes sociales que “es más fácil que la gente te conozca, te escuche, y tengan acceso a tus pistas. No obstante, te expones constantemente a comentarios, y así como están quienes te felicitan o motivan a continuar, también redundan los posteos con mensajes feos y fuertes”.
Por su parte Emanuel comentó que en su caso, al difundir el material que produce en redes, “el feedback ha sido siempre muy bueno, la respuesta de quienes interactúan en las redes han sido positivas desde el primer momento”; y agregó que son pocas las oportunidades en que le han llegado comentarios que le gustaría no haberlos escuchado o leído. Y sobre este punto reflexionó: “Creo que la gente ahora se respalda en el «che, es una crítica constructiva la que te voy a hacer pero» y a continuación te mata. Pero en este tiempo aprendí a escuchar a personas que están en el ámbito de la música, que tienen conocimientos y entienden sobre el tema”.
Para Julián Oneto, de 18 años y apasionado por la fotografía; en la que incursionó hace unos años atrás cuando accedió a un celular con el que comenzó a capturar momentos, lugares, el entorno en el que estaba, “y mis padres me dijeron que tenía facilidad u ojo fotográfico y me motivaron a desarrollar esa pasión”, comentó. Así fue que inició un curso para tener las herramientas necesarias que le permitieran adentrarse en la fotografía de manera más profesional desde hace tres años.
Julián considera que lo que uno hace y muestra en las redes sociales “conlleva una repercusión que a su vez genera un interés muy grande. Si uno tiene una buena interacción con la gente, te incentiva a seguir por ese camino”, y resaltó seguidamente que “antes era muy difícil hacerte conocido en lo que hacías, y hoy por hoy la tecnología y las redes ayudan muchísimo; como así también se pueden transformar en una herramienta muy útil que te permite acceder a lo que te gustaría hacer. Porque a través de videos en Instagram o Youtube podes encontrar desde tutoriales hasta material de lo que otros hacen y así encaminar tus pasión por algo”.
Los sentimientos
Candelaria Folmer tiene 15 años, y desde los 2 que comenzó a desarrollar esa pasión por el baile cuando, “en ese momento no iba a jardín y no tenía hermanos; entonces a mi mamá se le ocurrió mandarme a danzas como para que tenga contacto con otros chicos de mi edad. Así, de a poco me fui interesando en formarme en distintos estilos dentro del baile y lo sigo haciendo”.
El baile es una de las herramientas de comunicación más potentes que existen en la actualidad; considerándose que ofrece diversas ventajas para mente y cuerpo, pero también como una oportunidad de socializar con los demás compartiendo emociones, sensaciones y experiencias al realizar aquello que gusta. “El baile es mucha disciplina, pero a la vez en el momento de disfrute de bailar encuentro la ocasión para canalizar mi tristeza, enojo, o felicidad también. Es el instante donde puedo liberarme”, reflexionó Cande, agregando que, “también tengo la suerte que con el grupo con el que bailo, nos hicimos amigas, entonces nos acompañamos y contenemos más allá de los momentos de ensayos o incluso arriba del escenario”.
En lo que respecta a la música, está más presente en nuestras vidas de lo que pensamos; y está muy relacionada con la inteligencia emocional, por lo que escucharla de la forma adecuada permite desarrollar y controlar ciertas habilidades como la empatía, es decir, la capacidad de ponerte en el lugar de otra persona, de compartir sus sentimientos.
Habitualmente nos centramos en los sentimientos que provoca la música en quien la escucha, pero también hay que detenerse a pensar en quienes la componen. “Generalmente canalizo mis estados cantando, escribiendo”, contó Guille. “Escuchamos mucho esta idea de que la música influye en nuestras emociones; pero en el caso de quienes escribimos e interpretamos música, es inverso, porque nuestros estados de ánimo son los que influyen en las composiciones o interpretaciones. Si me siento mal y triste, escribo o canto una canción extremadamente triste, porque si canto otra cosa no saco de mí eso que quiero sacar”, agregó.
Para Emanuel, esta necesidad de componer canciones va acompañando un proceso de inspiración, y hay etapas o episodios de la vida que se vuelven significativos por un hecho en particular, lo que conlleva a que “cuando estoy triste, inconscientemente empiezan a rondar en mi cabeza letras tristes. Es ahí que agarro el celular y empiezo a escribir lo que se me viene a la mente, y lo guardo. Nunca me gustó hacer públicas esas letras porque no es la imagen que quiero dar, quiero mostrar otra vibra a través de la música”.
El estudio
En un mundo que ha sido atravesado por la pandemia y que modificó la modalidad de estudio, como así también de trabajo. Pensando en el ritmo acelerado de vida y las múltiples actividades que a diario se ejecutan, y las diversas situaciones económicas que se atraviesan, donde a pesar de las diversas opciones, lo económico es un determinante. En una sociedad donde es habitual escuchar que no debemos adoptar una actitud conformista y se debe tener un crecimiento personal o profesional que garantice nuestro desarrollo acorde al avance del mundo. ¿Cómo ven el estudio estos jóvenes?
“Creo que fue mutando el término de que si no estudias no tenés un crecimiento en lo intelectual o personal. Ahora no es el ‘si no estudias’, más bien es formarse en algo para crecer, proyectarte, desarrollarte; y no necesariamente con una carrera universitaria lo haces. Creo que tiene menos oportunidades de insertarse plenamente en la sociedad el que no trabaja ni estudia, que el que hace cuatro cursos a la vez para especializarse en algo que le gusta, que le apasiona y que le permitirá vivir de eso”, comentó Julian, agregando que “hay que encontrar el equilibrio entre lo que a uno le gusta, le hace feliz, la profesión que se elige y lo que es rentable. Y creo que debemos hacer aquello que nos haga sentir importante por como influencias a los demás”.
Para Guillermina el estudio pasa no por una carrera universitaria que solo te limite a una profesión o un área específica; y considerando que a menudo un título universitario no es garantía de trabajo, “creo que el capacitarse constantemente con carreras breves de rápida salida, el ir incorporando recursos que te permitan ampliar el conocimiento de lo que haces y que podes aplicar, te da la oportunidad de conocer a personas con las que interactúas aprendiendo algo de cada uno. Pasa por entender que todos tienen algo para enseñarnos”; a lo que agregó que “es erróneo el concepto de ‘sos un vago y no queres estudiar’. No es así, porque hay a quienes les cuesta mucho las materias económicas o de administración pero son buenísimos en las sociales y de humanidades. Y el sistema educativo tiene falencias, está desfasado con las necesidades que tenemos los adolescentes, a quienes exige a todos por igual, cuando no lo somos. Debería haber materias centrales que todos cursemos para un conocimiento básico, y la posibilidad de cursar materias que permitan a cada uno desarrollar su talento”.