La Mesa de Enlace confirma cese de comercialización
El 2021 comenzó con malestar del sector agropecuario por la decisión del Gobierno nacional de suspender de forma temporal (enero y febrero) las exportaciones de maíz.
Distintas asociaciones, entidades, ex funcionarios, y actores del campo habían mostrado su disconformidad por la resolución oficial, pero aún faltaba que la Mesa de Enlace fijara posición al respecto.
Tras una reunión que se llevó a cabo este lunes, la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias decidió de forma unánime realizar un cese de comercialización que involucrará a todos los asociados de las cuatro entidades (SRA, CRA, FAA y Coninagro).
Cabe destacar que la reunión quedó en “cuarto intermedio” y este martes a las 17:00 horas se volverán a juntar los representantes de las entidades para definir los tiempos y formas del paro. La indecisión pasa porque algunos quieren un paro con presencia en las rutas y por tiempo indefinido, y otros prefieren hacerlo por un determinado tiempo y sin presencia en las rutas.
Teniendo en cuenta que la campaña gruesa está en los campos, y que parte del trigo cosechado ya fue vendido, a nivel agrícola el cese de comercialización no representaría mayor impacto. Sin embargo, la situación de la ganadería es diferente, pese a la escasez notoria en la oferta de novillos.
Por este motivo, los dirigentes acordaron realizar una consulta interna en sus correspondientes entidades con el fin de tomar una medida que sea lo más representativa posible del sector.
COMUNICADO de la Mesa de Enlace de Entre Ríos
La Mesa de Enlace de Entre Ríos rechaza la decisión del gobierno nacional de cerrar las exportaciones de maíz porque conllevará enormes consecuencias negativas y son un capítulo más del permanente cambio de reglas, la imprevisión y los zigzagueos en la política agropecuaria.
Medidas de este tenor conllevan un abanico de mensajes perniciosos para la política, la producción y la confianza: el cierre de exportaciones siempre fue una receta con fracasos rotundos; perjudica a miles de productores y beneficia sólo a unas pocas empresas, profundizando la transferencia de recursos del sector primario a otros sectores; dinamita la palabra y la posibilidad de consensos en la búsqueda de políticas integradoras y estratégicas; destruye la credibilidad de Argentina como proveedor confiable de granos; entre tantos otros efectos dañosos.
Existe una necesidad imperiosa de que el gobierno y la sociedad toda entiendan que estos golpes de timón sólo provocan resultados que atentan contra la posibilidad de una Argentina que crezca, se inserte en el mundo, disminuya los índices de desocupación y mejore la calidad de vida de sus habitantes. Es imposible creer que detonando las bases de la producción el país puede entrar en un círculo virtuoso. Demoler los cimientos del sector agropecuario nunca puede desembocar en beneficios para los millones y millones de argentinos que sufren hambre y postergaciones.
A la sociedad argentina hay que hablarle claro y sin relatos deformantes: esta prohibición de exportaciones de maíz de nada servirá para que bajen los precios de las carnes aviar, vacuna y porcina. Medidas de este tipo ya se han tomado y nunca se tradujeron en las góndolas. Simplemente se transfieren recursos a grupos que ahora pasarán a ganar más, pero a costa de los productores, de la producción futura y de las arcas nacionales que recibirán menos dólares por derechos de exportaciones con un final cantado para recuperar esos ingresos: mayor presión impositiva, ajuste y pérdida de los salarios y las jubilaciones ante la inflación.