La Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos se sumó el debate político por la regreso a las aulas
La Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER), se sumó este miércoles a la ola de exigencias por parte de varios sectores de la política para que el regreso a las aulas en Entre Ríos se dé de forma presencial, al asegurar que «zonas rurales, islas y barrios pobres fueron los más perjudicados» con la modalidad educativa que debió implementarse en 2020 producto de la pandemia.
A través de un comunicado enviado a Paralelo 32, hicieron hincapié en que «resulta imperioso que se realicen todos los esfuerzos tendientes a recuperar la presencialidad en las escuelas de la provincia».
En ese sentido, insistieron en que «las asimetrías que dejó el ciclo escolar debieran hacernos reflexionar y buscar mecanismos que dejen de ensanchar la brecha entre nuestros niños y jóvenes», ya que «muchos alumnos del sistema educativo entrerriano perdieron el año escolar».
«Sin obviar la cuestión sanitaria, resulta imprescindible que los chicos vuelvan a la presencialidad. De manera normal o bajo los mecanismos alternativos que puedan surgir, que los alumnos vayan a la escuela debiera ser uno de los temas que más importancia, ideas e interés ocupe en la agenda del Estado entrerriano», insistieron y agregaron: «No podemos hacernos los distraídos. Gobierno, legisladores, gremios, dirigentes, docentes, padres, todos, tenemos que hacernos cargo, en mayor o menor medida, de cómo resolvemos esta intrincada coyuntura».
En el comunicado pusieron el foco, además, en la planificación de un calendario escolar para todos los niños entrerrianos: «No es aceptable de ninguna manera, que un país y una provincia con enormes desigualdades económico sociales que necesita imperiosamente de la mano de la educación, se den el lujo de planear un calendario escolar para los chicos con mayores ingresos y siga postergando a otros con menores recursos».
«Las clases virtuales, que pueden haber llegado para quedarse en algún sentido, fueron una herramienta necesaria, pero en ningún caso puede ser la única. Este formato deja afuera a miles y miles de estudiantes ya que excluye, discrimina, condena y es profundamente injusto. La presencialidad es imprescindible», sostuvieron.
«Por todo esto, no puede pasar un día más sin que los principales actores comiencen a consensuar estrategias que desemboquen en una vuelta a las aulas. No hay nada más democratizante e igualador que la escuela, pero no en la mirada y la puesta en práctica como la vimos en 2020. Eso fue -tal vez producto de lo inédito de la situación- un ensayo que no podemos repetir. Hoy contamos con más experiencia y cierto tiempo para ser previsores. Sumar un año más sin aulas, para muchos puede ser más de dos años sin clases, puede ser la exclusión definitiva del sistema educativo y una hipoteca grande de su futuro», finalizaron.