La Costanera no va a durar para siempre
(Nico Rochi – Paralelo 32).- Nos permitiremos hablar de un lugar con historia, que involucró una gran obra para la época, que cambiaría para siempre la forma de relacionar a sus habitantes con el río y sus atardeceres. Pero si todavía en 2021 seguimos hablando de su imponente construcción, quepa preguntarse por el cómo se ha sostenido estos años, enfrentando crecidas, rajaduras, levantamiento de sus lajas, y un creciente tránsito que se agudiza hasta hacerla prácticamente colapsar los fines de semana. Estamos hablando de la pronto centenaria Costanera Pedro Radío.
En qué contexto se construyó tamaña obra no es un dato menor: “La difícil situación económica que había acarreado la llamada Crisis del ’30 trajo aparejada una oleada de desocupación, y nuestra ciudad no fue ajena a ello”, dice Juan H. ‘Lito’ Stiechr en su libro Recuerdos, donde dedica un capítulo precisamente al médico y político nacido en Paraná que gestionó los fondos, y que Wikipedia reconoce como ‘Benefactor de la ciudad de Victoria’.
‘Lito’ añade que: “Desde su cargo legislativo nacional, el Dr. José María Radío proyectó importantes obras para Victoria, a fin de atenuar ese impacto del ‘30. Figuran allí desde la Escuela de Artes y Oficios (hoy EETNº1, que precisamente lleva su nombre- N. de R.); el edificio del Correo; el salón de actos y casa del Director de la Escuela Magnasco, el pabellón de niños del entonces Hospital de Caridad; el puerto y costanera; los edificios de la Biblioteca Juventud y el del Hogar de Ancianos, entre otros”.
Casi es una obviedad decir que la mayoría de las obras de hormigón que transitamos son gestiones de este buen señor, salvo la Avenida Esteban Lonné.
En sus casi 2 kilómetros de hormigón, la Costanera suma una vereda del mismo material que remata en una vista inmejorable del atardecer, tan solamente empañada por… ‘Un barrio privado’.
Nobleza obliga decir que no son pocos los políticos que han intervenido la esencia de este lugar, sin mayores cuidados ni mantenimiento. Pese a todo, algunos creen que estará allí por cien años más.
Salvo el refulado que practicaron las últimas gestiones —cuando se hizo el solar y cuando se construyó la Playa Alta— todo lo que se ha hecho fue aprovechar algo bien hecho.
Ahora, en estos últimos años, donde se nota mayor concentración de inversiones inmobiliarias en el margen contrario al río, algunos nos preguntamos si no cabría pensar en extender calle ‘Chacho’ Jaroslavsky para descomprimir ese flujo de vehículos que impiden cualquier actividad recreativa sobre su trazado los fines de semana.
También alguna vez circuló un proyecto que maquetaba una posible extensión del borde costero, respetando ese diseño de la Costanera, en una suerte de continuidad, para tomar como norte el Camino de Los Costeritos hasta el Quinto Cuartel, pasando por el ex ingenio azucarero. Pero esto es tan impensable como que los carnavales vuelvan a la Plaza San Martín.
Sí es para notar que con la última gestión de Maiocco se ha pensado en nuevas vías de acercamiento al río, menos costosas seguramente, como la que se comenzó a intervenir a la altura del Pozo de Toma, y que tal vez se revea su reactivación, no lo sabemos.
Así las cosas, ¿Qué le falta a la Costanera hoy? seguro más árboles, verde bien mantenido, flores, cuidado y compromiso de quienes nos visitan para que no la usen de basurero.
Sobre el número de bancos y cestos de basura nunca se tiene certeza cuántos son necesarios, se podría decir que algunos se han agregado y están bien. Quizás lo ideal sería destinar personal para que retire la basura que se va generando, porque así se evita la proliferación de alimañas, y que muchos de esos desechos terminen en nuestro riacho.
Si somos algo ambiciosos, a la Costanera le faltan desagües, parece que nuestros ediles y funcionarios no fueron nunca en días de lluvia, independientemente de si cayó poca o mucha, ese tramo de hormigón se transforma en una pileta.
Eso sí, si se hacen los desagües y se limpian los existentes en bulevar Sarmiento, uno pensará que ‘algo se está haciendo’ por ese gigante al que todos ponderan pero pocos le dan el lugar que merece.
No tomar estos recaudos puede llevarnos a perder eso que consideramos algo ‘dado’, de muestra tenemos lo que le ha pasado a la zona puerto, que precisamente es otra obra de las que ayudó a concretar este señor Radío, y donde hay problemas de filtraciones, derrumbes, y bueno… no se va a poder arreglar con ‘chauchas y palitos’ diría Doña Rosa. Miremos a nuestros precursores para entender que es tiempo de preservar lo que hicieron, y con lo que se pueda, y con quienes se pueda gestionar desde las esferas políticas, avanzar en una ciudad que siga mirando al río y disfrutando de él.