Historias de madres en cuarentena
Conmemorando el Día de la Madre, recorremos los relatos de mujeres qué nos cuentan las funciones y roles que las mujeres fueron adoptando en estos 212 días de aislamiento social, preventivo y obligatorio, en distintos lugares de Argentina.
“ELECCIÓN”
Según una teoría ancestral, los bebés eligen a sus padres antes de nacer. Es decir, eligen la casa. Pero las casas donde nacen, a veces se desarman, se dividen, se abandonan, se reconstruyen y eso hace que la elección nos pueda parecer desfavorable.
Mi hijo, llegó a casa como un tsunami. Eligió padres actores. En sus primeros años de vida ya empezó a viajar, a dormir en sillones, a conocer gente, a ver más de 50 espectáculos por año. Y muchas veces lo tuve que dejar con los tíos o abuelos durante varios días, con un poco de culpa.
Cuando le preguntaban si iba a ser actor, decía que no, que a él le gustaba la música. Tenía tres años cuando le dijo a su abuela que necesitaba un violín. A los cuatro años, escuchando música en el auto, proclamó: “¿escuchaste?, por eso quiero cantar canciones, porque esa letra me hizo acordar de cuanto extraño a mi amigo” (quien se había ido a vivir lejos, unos meses antes).
Cuando llegó la pandemia, parecía que al fin nos quedaríamos quietos. Redujimos los encuentros, los viajes. Todo cobró otra dimensión, otros tiempos, otra forma de pensarnos, de relacionarnos. Y otra vez volví a pensar en porque eligió mi hijo, esta casa.
Según dicha teoría, lo que hace el alma es elegir el tipo de vida que desea tener, basándose en las lecciones de vida que quiere aprender.
Hace unos días, estábamos almorzando, y él dice muy seguro (cortando la milanesa), que su misión en este mundo es hacer feliz a la gente con su música. Siempre lo supo. Morí de amor. Hoy está estudiando piano.
Quizás todo sea sólo una teoría, pero la pandemia vino a resignificar todas mis repuestas.
Nunca pensé en vivir tantos estados en tan poco tiempo: el encierro, la falta de trabajo, la desesperación por brindarle a mi hijo un sitio seguro y el alimento todos los días, la imposibilidad de estar cerca de mi familia cuando murió mi papá, sin poder despedirlo como hubiera querido, la felicidad de saberme acompañada por mis amigas de siempre, por mis compañeros de grupo, el amor desinteresado, la huerta, la locura, la falta de abrazos.
Yo estaba ahí, sola, con todos mis estados de ánimo cambiando continuamente y de pronto mi hijo, resulta que se convirtió en mi maestro.
Es eso, ya no tengo dudas: ¡Yo también lo elegí
Gabriela, Actriz
Paraná, Entre Ríos
“SOLEDAD”
Estos días de cuarentena los transite con bastante miedo, incertidumbre y soledad. Estoy embarazada de 37 semanas y tengo dos niñas más (2 y 6 años).
Tengo miedo, por la gente mayor de la familia, mi papá y mi abuela.
Al principio del embarazo no me preocupaba tanto contagiarme, pero ahora que está cerca la fecha del parto estoy con mucha ansiedad y miedo. La incertidumbre de como transcurrirá todo es algo que tengo presente. Y la soledad de tener que afrontar esta etapa sin la compañía de mi familia, sin contar con su ayuda, es algo que me preocupa. Los miedos normales de cada embarazo o parto sumados a la época en la que estamos transitando, que no nos contagiemos con la bebé, que mi obstetra pueda estar en el parto y tampoco se enferme, etc.
Estos 8 meses fueron muy duros, una mujer embarazada necesita del apoyo de su familia, amigas, y no pude tener esa contención, salvo las comunicaciones por teléfono o videollamada. Transcurrí todo el embarazo en cuarentena, siempre sola en el departamento y con mis niñas; y ni hablar lo duro que es para las nenas que tuvieron que parar todas sus actividades y su sociabilización con amiguitos, colegio, club, etc.
Me pone triste que mi familia no esté cuando nazca mi bebé, somos muy unidos, siempre estuvieron y ahora no pueden. Solo la van a conocer por fotos y videos. Y luego los cuidados propios de una recién nacida, se complica a la hora de atender a las tres niñas juntas.
Le pido a Dios fortaleza y salud para seguir cuidando a mis hijas.
Jimena, Maestra Espacial
Rosario, Santa Fe.
“CUIDADOS”
Fui madre joven y aprendí cada día con ellos, tengo 3 hijos (24, 18 y 13 años) y cada uno es una bendición.
En esta cuarentena soy ama de casa a tiempo completo. Ser madre en este contexto es estar alerta y pendiente que el virus no entre a mi casa, tengo un hijo con asma y lo cuido mucho, trato que no se aburran y no les afecte tanto el encierro. Hacemos diversas actividades: cocinar cosas ricas, mirar pelis, jugar juegos de mesa; todo eso en los tiempos libres, porque hay que hacer tareas del colegio todos los días. Tener 3 hijos adolescentes encerrados, aunque se valgan de la tecnología para relacionarse con sus amigos, es un desafío muy grande.
Mi hobby es el tejido, es mi cable a tierra, necesito distraerme y dedicarme un momento, para no sentirme tan agobiada por toda esta situación que nos toca vivir.
Justo antes que comience la cuarentena adoptamos dos gatos, así que llegaron justo para entretener a la familia y revolucionar la casa.
Ser madre es lo mejor que me pasó, sentir a tu bebé dentro tuyo es algo único e inolvidable, me hubiera gustado tener más hijos, pero soy muy feliz así. A mis hijos los elegiría siempre, los amo.
Andrea, Ama de casa
Mar del Plata, Buenos Aires.
“CONOCIMIENTO”
Mi hijo llegó a casa con tres años y medio. Ya había sido educado, tenía pensamientos, costumbres y gustos propios. Con mi esposo hacía ya muchos años vivíamos solos, él vino para completarnos, para ser parte de esta familia. De un día para el otro, pasamos a ser tres.
En estos pocos años que llevamos juntos, hemos crecido con él, ahora nos conocemos más, nos valoramos y sobre todo, nos amamos.
Esta cuarentena, nos encontró con situaciones distintas a los tres, mi esposo con un trabajo nuevo, mi hijo en primer grado con una carga horaria importante y yo con muchas horas de trabajo fuera de mi casa. Por lo que nuestras actividades diarias se vieron modificadas totalmente. Antes nos despertábamos a las seis de la mañana y volvíamos a nuestra casa a las 18 o 20 hs. Y ahora, en cuarentena, nos tocó cambiar todos los hábitos. Con mi hijo ahora podemos desayunar, almorzar y cenar juntos todos los días; lo acompaño en las clases virtuales del colegio y las actividades especiales. Ahora valoro más nuestros momentos juntos.
Este tiempo fue una oportunidad de recuperar esos tiempos no vividos, de abrazos y de mimos. Cada día estando juntos disfrutamos los pequeños detalles, me dispongo a jugar con mi hijo y los disfruto al máximo. Poder sentirme orgullosa del título más bello que jamás imaginé me iba a tocar tener, el de “mamá”.
Viviana, Administrativa
Diamante, Entre Ríos
“PACIENCIA”
Trabajaba 8 horas que a veces eran más fuera de mi casa y corría entre horarios de escuela, trabajo y casa. La llegada de la pandemia dio un giro completo a nuestras vidas con su lado positivo y negativo. Lo positivo fue el reencontrarnos como familia, el compartir momentos, situaciones que anteriormente no podíamos, nos hizo conectarnos con las cosas más simples y sencillas de la vida. Nos hizo valor profundamente aspectos cotidianos que antes pasaban inadvertidos. Pero también mostró el lado más irritante de cada uno, también devenimos de papás a docentes y eso fue un quiebre importante y difícil de transitar, puso a prueba la paciencia. Cómo mamá ahora de tiempo completo descubrí fortalezas y debilidades, aciertos y desaciertos que ponen en jaque la creencia férrea que traía sobre la maternidad. Híper conexión de la que renegaba (aclaro sigo renegando) pero que en tiempos de pandemia debo reconocer nos allanó el camino, acortó distancias y nos acercó a los afectos.
Lidiar con berrinches, necesidades, mantener a los niños en tema pero sin traumatizarlos, que estén conectados con sus amigos sin poder encontrarse y abrazarse, hacerles usar barbijo y permanentemente colocarse alcohol en gel, fue y es una dura tarea que creo vino para quedarse por un tiempo más. Habrá que acostumbrarse a esta nueva normalidad y tratar siempre de rescatar lo mejor de cada momento que nos toca vivir.
Sonia, Comunicadora social
Rosario, Santa Fe
“DESCUBRIMIENTO”
Los primeros meses de la cuarentena vivimos en un edificio, en el piso 11, en la ciudad de Rosario. Mi hijo de 3 años es muy activo y le gustaba brincar, saltar, jugar al futbol. Fue un gran problema tenerlo encerrado tanto tiempo, con mi esposo no sabíamos que hacer, como contener a un niño con tanta energía acumulada en un departamento pequeño. Comenzamos a realizar actividades en la cocina: hacer galletas, pan, tortas, masa, y por la tarde lo subíamos a la azotea del edificio donde podía correr un poco y ver el cielo, el sol; así pasábamos las tardes. El resto del día, la tecnología nos invadía y el niño estaba mucho tiempo con nuestros celulares. Manejaba tranquilamente YouTube, así que comenzamos a bajarle juegos de música y le instalamos en los teléfonos una aplicación de xilófono y piano. Así fue como nos dimos cuenta de su facilidad para la música, de oído comenzó a tocar el feliz cumpleaños y Estrellita mía en el Xilofón.
En esos días de cuarentena descubrimos que nuestro hijo tiene una gran habilidad para la música.
Ya cuando nos mudamos a Misiones, pudo disfrutar de las actividades al aire libre, porque vivimos en una casa, en dónde puede correr, brincar y jugar a la pelota, como a él le gusta.
Carla (Venezolana), Ingeniera Agrónoma.
El Dorado, Misiones
“ORGANIZACIÓN”
Estoy casada hace 13 años y soy madre de cuatro niños (11, 9, 7 y 5 años) soñados desde siempre, fue una elección y una gracia de Dios.
Nunca me dio miedo ser mamá y trabajar a la vez, sé que es un desafío pero no es imposible.
Disfruté cada etapa, desde darles la teta a los cuatro, sacarme leche en el trabajo para que tomen cuando yo no estaba y siempre lo pensé como la mejor expresión de cariño hacia ellos.
Nada de esto sería lo mismo sin un compañero que me acompaña en esta locura de formar una familia numerosa. Como en una empresa, la organización es lo principal. Aunque muchas veces parezca que está todo dado vueltas, intentamos que los hábitos y las rutinas se respeten.
La pandemia nos encontró a los seis en casa, home office para mamá y papá, Classroom y Zoom para los niños. En la actualidad tenemos 17 Zooms semanales por la mañana.
Tiempos con nuevas rutinas, mamá y papá maestros, lo principal fue enseñarles y darles las herramientas para que puedan gestionarse sus tareas mientras trabajamos de 8 a 17 hs. Lo más difícil fue que mi hija menor, de 5 años, entienda que su mamá estaba trabajando y no jugando frente a la computadora. De a poco le explicamos que hay mails, reuniones y trabajos que entregar.
Disfrutar del tiempo juntos fue lo principal, al principio de la pandemia hicimos una carpita de cuarentena en el patio, hamacas, muchas recetas saludables, las que fueron incluyéndose en cada merienda y desayuno (pan integral, muffins de coco, pasta de maní, etc.)
No voy a negar que no hay llantos, gritos y mucho cansancio, pero no todos los días son iguales. Me gusta verlos crecer, jugar juntos, acompañarse en sus inventos, que sean compinches.
Hace un tiempo que digo que ya nos acostumbramos a estar todos los días juntos, a tener cada uno nuestro espacio y nuestros tiempos, nuestras chinches y nuestras risas.
Amo ser mamá, lo elegiría una y otra vez. Dejaría todo por ellos y volvería a empezar. Y como escribió una pediatra en su libro: «Hoy no es siempre».
Fernanda, Arquitecta
Roldán, Santa Fe
“MATERNAJE”
¡Qué abrupto fue el corte de la febril actividad! Al principio me encontré aferrándome a las posibilidades que me brindaba este tiempo “de mientras tanto”, a medida que transcurría, me fui acomodando a vivir lo inédito, sin plazo, buscando los recursos interiores para no sólo resistir sino aprovechar al máximo las nuevas oportunidades que me brindaba.
Así es como al interior de mi vida familiar, me demandó mayor entrega, la posibilidad de mejorar la relación con mis hijos, como también fortalecer los vínculos con mi familia extendida. Mis hijos que ya son jóvenes, requerían tiempos de compartir y de escucha, que desafiaron mi estructura y mis horarios. En conversaciones distendidas encontré, el descanso y el sentido de cosas que me pasaban.
En lo laboral, me requirió maternar más de lo habitual, a cada adolescente en su realidad, la complejidad de dificultades que los atravesaban. Sumado a la falta de conectividad por múltiples causas, la conflictividad familiar y el desconcierto de los padres ante un nuevo requerimiento al que no sabían cómo hacer frente.
Acompañar a las mamás nucleándolas en videollamadas para escucharlas y contenerlas, convocándolas a la resiliencia, a la paciencia y a asumir su rol desde el acompañamiento a su adolescente desmotivado y disperso, y muchas veces deprimido.
Más allá de los desafíos tecnológicos, que pude ir sorteando con ayuda de los compañeros docentes, los mayores desafíos han sido profundamente humanos, de acoger, respetar y promover la vida como venía, cada persona, alentándola a la esperanza activa.
Me encontré de golpe, necesitada de aquello que subestimé, como las herramientas que posibilitan las redes. Aprendiendo de nuevo un montón de cosas. Alimentando el sentido, el amor, la esperanza y la alegría en momentos de oración, aprovechando para revisar y rectificar el modo y la intensidad con que vivía mi vida.
Un tiempo de crecimiento, incierto pero abierto a nuevas conquistas, de reencuentros profundos y esperanza.
Adriana, Docente
Rosario, Santa Fe
“COMPAÑERISMO”
Este tiempo de cuarentena, me permitió realizar muchísimas actividades nuevas con mi hijo de cinco años.
La casa tiene sus propios horarios para todas las actividades diarias, sin apuros y en el tiempo que se puede se hace lo que se planea.
Aprendimos tantas cosas nuevas, por ejemplo: a cocinar pizzas, calzones, ñoquis, fideos. Recetas de la gastronomía italiana que heredé de mis abuelos y padres.
Pintamos juntos, con temperas, lápices, pinturas acrílicas, etc. Restauramos muebles, charlamos, vimos películas, cantamos, bailamos, hicimos tareas.
Mientras yo doy clases online, mi hijo se entretiene con juegos, dibuja, hace gimnasia.
De tantas cosas malas que trajo la pandemia, en nuestro hogar valoramos mucho el tiempo juntos, que en nuestra rutina anterior no era posible, por las actividades escolares y mis trabajos.
Estoy muy feliz de tener a mi hijo como compañero, para compartir la vida entera.
Erica, Docente
Paraná, Entre Ríos
“EJERCICIOS”
Tengo dos hijos(11 y 8 años) ambos son muy activos, hacen actividades físicas siempre. La nena va a danza, patín artístico, gimnasia y el varón a futbol.
En estos seis meses de cuarentena hacia lo imposible por mantenerlos activos y aparte de sus clases por zoom subíamos a la terraza para caminar, el lugar era reducido, así que como hámster recorríamos, una y otra vez, toda la terraza de nuestro edificio durante una hora. Había veces que nos cruzábamos con algún vecino, pero ya había como horarios pautados en los que intentábamos no cruzarnos con nadie.
También organizamos caminatas con un grupo de madres del colegio, de distintos grados, pero que todas vivíamos en un radio cercano. Salíamos con nuestros niños y caminábamos durante casi dos horas, en el parque a la orilla del río, actividad que estaba autorizada a realizar. Como los chicos se aburrían de solo caminar y no se podía estar en un espacio sino circular, ellos jugaban a la escondida mientras caminábamos, una mamá le tapaba los ojos al que contaba mientras seguíamos caminando y los demás corrían a esconderse en lugares cercanos. Cuanta imaginación y buena voluntad para poder mantener a nuestros hijos entretenidos y haciendo actividad física.
Las madres debemos velar por la salud física y psicológica de nuestros hijos, y todo con amor se sobrelleva.
Ana, Empleada doméstica
Rosario, Santa Fe
“REENCUENTRO”
Soy mamá de dos nenas (7 y 3 años) y creo que lo bueno de este tiempo de cuarentena fue la posibilidad que tuvimos muchas de nosotras, de poder repensarnos como madres y como mujeres. Encontrarnos en esa multifacética vida que tenemos y que, ya sea por imposición social o por elección de cada una, muchas veces damos por sentado que el trabajo de las madres es algo que está en nuestra genética, y de hecho no es así.
En este tiempo me encontré: exhausta, enojada, cansada, feliz, preocupada. Cada emoción me transportó a distintas situaciones; poder trabajar con esas emociones también implica el aceptarnos y pensar quienes estamos siendo cuando somos mamás apresuradas, cuando nos subimos al barco de la rutina y no paramos, y cuando en un contexto social, como es la pandemia, nos obliga a poner un freno. Si bien cada persona es un mundo, y cada mamá dentro de una familia también lo es, nos da la oportunidad de encontrarnos nuevamente.
Yo encontré un momento para verme y proyectarme como una mujer que eligió ser madre y que pretende ser una recordable. Una mamá cargada de emociones, alguien que puede equivocarse y también puede reinventarse.
María, Coach Ontológico
Paraná, Entre Ríos
“CONFIANZA”
Soy mamá de un niño y una niña (10 y 6 años).
A mediados de mayo, estaba bañando a mi nena más chica en la bañera y mientras hablábamos de varias cosas, ella me dijo que quería que termine la cuarentena pronto, porque ella extrañaba viajar a ver a sus abuelos. Le dije que no sabíamos cuando iba a ser posible, porque todavía no estaban habilitados los viajes.
Ella muy angustiada comenzó a decirme que yo le mentía, que siempre le decía “falta poco” y que no era verdad. “Vos me dijiste mamá, que terminaba el domingo la cuarentena y que íbamos a poder viajar”.
Le explique que nadie sabía cuándo iba a terminar y hasta cuando sería este confinamiento. Que debíamos seguir cuidándonos. Entonces ella me insistía que yo le había dicho que la cuarentena ya se terminaba. Se enojó y lloro un rato hasta que logré que entienda que no dependía de mí, que apenas nos autoricen vamos a ir a ver a la familia a Entre Ríos y La Pampa.
Esta situación en la que estamos todos inmersos nos ha hecho quedar como mentirosos con nuestros propios hijos ya que al no tener determinadas certezas, utilizamos palabras que pueden ser mal interpretadas por ellos o tomadas muy literalmente.
Ser madre en cuarentena es también tener todos esos cuidados, de poder explicar con la mayor claridad posible a nuestros hijos todas las situaciones que se nos van presentando, día a día.
Celina, Analista de sistemas
Rosario, Santa Fe
“RESISTENCIA”
En mi caso, lejos de bajar un cambio, de estar en mi casa tranquila, de pensar y relajarme, estoy sobrecargada de actividades.
En el trabajo, y por el lugar que ocupo en la Residencia de menores, el hecho de cuidar a las chicas que están en guarda, no paro nunca, me faltan horas en el día, para hacer todas las actividades que se requiere. Es disponibilidad full time, hay que ayudarlas a las chicas con las clases virtuales, acompañarlas al médico, cuidarlas de día y de noche y acompañarlas también en este transitar de la cuarentena que también desde cada lugar que lo vive cada una es necesario asistirlas.
Con mis hijos (7 y 1 años) asistiendo al mayor con sus clases virtuales, intentando motivarlo para que quiera hacer las tareas, que se convierte en una lucha todos los días. La seño es la seño, y ella tiene experiencia y paciencia; las mamás hacemos lo que podemos.
Otro gran desafío fue incorporar la tecnología para poder vincular a mi hijo con sus maestras a través de distintas plataformas virtuales. Aprendiendo con él día a día.
Mi beba de un año, me demanda atención y dedicación constante.
Apareció el miedo en mis días, por mis padres que son mayores y por mi hermano que es paciente oncológico y está haciendo quimio. Ese miedo está latente, de sentirme responsable de no ser quien lleve el virus a sus casas, cuando paso a dejarles los alimentos, medicación u otra cosa, ya que me encargo de hacer todos los mandados de sus casas.
En esta cuarentena he descubierto mi tolerancia y resistencia. Me doy cuenta del sacrificio que hacen otras personas. Valoro mi trabajo y doy gracias por la salud de mis hijos. Disfruto de estar en mi casa en los momentos que puedo, cuidándolos o jugando con ellos. Descubrí un gran compañero en mi esposo, que supo cuidar a los chicos mientras yo trabajo, ya que mis padres no pueden hacerlo, en este contexto.
El amor a mis hijos me da fuerzas para seguir este ritmo y la esperanza de que pronto terminen estos meses tan exigidos y preocupantes.
Carina, COPNAF
Federal, Entre Ríos
“AUTODESCUBRIMIENTO”
Durante estos últimos meses me he redescubierto y aprendido desde perspectivas impensadas. Me he dado cuenta que, en lo personal, cuando creo tocar fondo, el fondo se aleja y me impulsa, es así que ante la pérdida de trabajo de mi marido logré mantener tres trabajos y no siento sobrecarga. Sí tristeza porque para él, trabajar es importantísimo y sentir que colabora desde ese lugar, más. Sin embargo, el matrimonio se ha enriquecido con esto; la pater/maternidad realmente se volvió una experiencia compartida, colaborativa y unificadora.
Otro descubrimiento en mí, fue la necesidad de saberme libre, libre para acercarme o distanciarme de mis grandes amores, mi hijo y mi esposo. Siempre me consideré así; pero, también, siempre fui demasiado omnipresente. Y, hoy, no veo la hora de poder vivir esas distancias tan necesarias para poder tener tiempo conmigo misma (imposibles en este momento entre la casa, el trabajo y la crianza).
También confirmé que muchas de las decisiones que tomé respecto de cómo ser madre para mi hijo y qué hacer respecto de su educación, hoy, en este contexto, muestra aciertos más que desaciertos. Tengo la dicha de ver a un niño feliz, aprendiendo de la vida (más que del colegio), disfrutando de descubrir el mundo y creciendo a pasos agigantados seguro, independiente y confiado de sí; a pesar de que sus días transcurren en un departamento de 70 m2, sin patio ni terraza.
Descubrí que tengo todo el apoyo y sostén necesarios para continuar estudiando, aprendiendo y creciendo, que la distancia de mi familia es física, pero que soy mejor gracias a que siempre y a pesar de todo, “están”.
Me descubrí y me sigo autodescubriendo, cada día más fuerte y segura, cada día más convencida que hay sacrificios que valen, aunque por momentos duelan; que crear y soñar es la forma de transitar la vida y que se puede, siempre se puede, dar un paso más para el propio encuentro.
Fernanda, Profesora de Nivel Primario y Preescolar
Rosario, Santa Fe
“ESPERANZA”
Soy esposa, mamá y abuela. Como dice la Sra Legrand, soy una señora grande y soy gente de riesgo. Pero me siento joven, plena y en forma. Sigo trabajando en la oficina, desde mi casa. Frente a la pandemia me cuido todo lo que es posible: tapabocas, distancia social e higiene. Más no podemos hacer y sobre todo poner a todos en las manos de Dios.
Pero lo que en esta «cuarentena» me hace más daño es no poder ver a mis hijos y a mi nieta de 2 años y medio, que viven en otra ciudad. La tecnología ha sido «salvadora» en estos tiempos, las videollamadas nos mantienen visibles pero el calor humano es irreemplazable. No puedo abrazar a mi familia, ni visitar a mis amigas, ni tomar un mate con mis vecinas, pero trato de que no me afecte demasiado. Mi día se colma con el trabajo en la oficina, los libros tan amados, alguna película y las charlas con mi marido, mi hija y mi nieta que viven cerca.
¡Y la esperanza! La esperanza de que aparezca una vacuna que sea eficaz, y no nociva, esperanza de un futuro mejor, esperanza de volver a dar abrazos sin culpa. De recordar todo esto como una anécdota más, entre tantas cosas que me tocó ver.
Elena, Administrativa
Federal, Entre Ríos
“ENTREGA”
Damos todo por nuestros hijos, siempre, pero más en este contexto.
Como no le pude festejar el cumpleaños a mi hija (10 años) ese dinero lo destiné a remodelar su habitación, compramos muebles y accesorios. E intercambié con ella las piezas, para dejarle un dormitorio más amplio y en donde pueda jugar, entretenerse y estudiar cómodamente y tranquila, amenizando tantos días de encierro.
Entonces pasé a ocupar la habitación más chica y recién, ahí me di cuenta, que era difícil poder organizarme con el escritorio para dar clases por zoom a mis alumnos. Inclusive, el modem quedó lejos para mí y la señal fallaba, haciendo complicada las clases de muchas personas.
Uno siempre prioriza a los hijos por sobre, hasta nuestras propias conveniencias, sin tener en cuenta cada detalle futuro.
En mi experiencia, ser mamá en cuarentena es poder reinventarte, en crear espacios que antes no estaban ni pensados. Al principio, el hecho mismo de entretenerla con cualquier cosa para hacer los días más llevaderos. Priorizaba el tiempo para dedicárselo a ella y cuando ya dormía, me dedicaba a corregir exámenes o preparar clases.
Una maternidad comprometida y amorosa, es la más bella experiencia de cuarentena.
Viviana, Profesora de italiano
Rosario, Santa Fe
“DESESPERANZA”
Estoy desesperanzada, porque mi madre tiene 90 años y al vivir en Buenos Aires y yo tan lejos de ella. Al no poder viajar porque no hay vuelos habilitados, no la puedo ver desde finales del año pasado, ella no puede salir de su casa y está sola. Nos comunicamos por teléfono, es toda la compañía que puedo brindarle.
Como abuela, no puedo ver a mis nietos, que tanto amo. Eso me pesa en el corazón. Somos una familia como tantas, que está separada por la distancia y el encierro.
Son momentos difíciles desde lo sentimental, me cuesta muchísimo aceptar estar separada de mis seres queridos. Pero tengo la ilusión de que todo termine pronto y así poder volver estar con mi familia.
Gladys, Ama de casa
Río Grande, Tierra del Fuego
“VALORACIÓN”
Soy mamá de un nene y una nena (11 y 9 años). Este tiempo de cuarentena nos empujó a salir al aire libre, una vez que estuvo permitido y pudimos conocer gente nueva sumándonos a caminatas recreativas. Los chicos aprendieron a andar en bicicleta y se divirtieron muchísimo.
Tuve que ejercitar más la paciencia, porque estar encerrados todos los días en el departamento fue terrible.
También compartimos más momentos de calidad, cocinar, hacer actividades juntos, mirar películas, etc.
Por un lado, sentía que no tenía un espacio o tiempo personal pero, por el otro lado, aprendí a agradecer, el poder estar con ellos y ayudarlos en lo que me necesiten.
Al ser docente, puedo dar clases online y estoy con ellos. Sé que hay chicos que se deben quedar solos mientras los padres trabajan, eso sí es difícil, pero no hay más opciones.
Aprendí a ser más agradecida, a valorar el tiempo con mis hijos y el hecho de estar sanos, por lo cual pido todos los días.
Alejandra, Profesora de Inglés
Rosario, Santa Fe
“ASOMBRO”
En este tiempo insólito, difícil de aceptarlo y transitarlo, llegué hasta lo más profundo de mi corazón.
Soy mamá de tres hijos grandes y abuela de dos nietos maravillosos.
Aceptar obedecer el no vernos, no besarnos, ni abrazarnos fue, y sigue siendo, muy difícil. Sólo nos esforzamos porque sabemos que es por nuestro bien.
En este tiempo se agudizó en mí la percepción, la intuición respecto a las vidas de mis hijos. Atenta hasta de las palabras que usaban para decir cómo estaban por WhatsApp. Verles los rostros por video-llamadas e inferir sus estados anímicos.
Escuchar, mirar, comprender, empatizar, respetar, aceptar, consolar, estar, guiar, orientar, iluminar, etc. Todas ellas características necesarias para esta nueva etapa transitada.
Pero en este tiempo vivencié el asombro, la sorpresa como preciosas y nuevas experiencias de mi ser madre.
Asombrode ver a mi hija sosteniendo a sus dos niños en un departamento, con dedicación y creatividad en el medio de la separación con su esposo.
Más asombro,de ver a mi segundo hijo, perder el trabajo y buscar otro, digno, para poder subsistir en medio de esta crisis económica.
Y por último, sorpresaporque los valores sembrados florecieron en este tiempo difícil, duro e incierto. Valores que maduraron en la tierra fecunda del corazón de mi tercer hijo, que junto a su amor, decidieron unirse en matrimonio.
La vida que late en cada hijo es una gracia. Y son mis hijos los que renuevan mi energía. Por eso, aunque ya son grandes, mi mirada sigue ahí, cerca de donde están, aunque físicamente estemos aislados, cuidadosos.
Como dijo Mons. Angelelli, Obispo mártir de La Rioja “Doy gracias a Dios por este tiempo difícil que me toca vivir porque se me da la oportunidad de hacer cosas nuevas”.
Todavía tengo un gran desafío: vivir esta vida con Fe, Esperanza y Amor.
Ana María, Docente
Rosario. Santa Fe
“APRENDIZAJE”
Fueron tantas cosas nuevas en esta etapa de cuarentena, pero lo que más me gustó, fue el hecho de compartir experiencias con mis hijas mellizas de 11 años. Cada una tenía sus actividades, por lo cual para poder hacer juntas las rutinas de ejercicios, nuestros entrenamientos físicos, armábamos las clases de gimnasia en el balcón. Yo hacía el entrenamiento que a ellas les daban los profesores de vóley.
Otra actividad que hacíamos juntas era subir y bajar las escaleras, 11 pisos para arriba y para abajo, siempre me ganaban, se reían que tardaba mucho en hacer ese recorrido. Nos vestíamos, nos preparábamos como si fuéramos a ir al gimnasio y nos íbamos a la escalera del edificio. Era muy gracioso.
Así también como ellas me enseñaron a usar zoom, herramienta que manejaban muy bien, yo les enseñé a hacer resúmenes, metodología de estudio, sacar las ideas principales.
En este tiempo compartimos aprendizajes y enseñanzas, diversiones y entrenamientos. Nos sentimos más unidas.
Marta, Oftalmóloga
Belgrano, CABA
“TRANSFORMACIONES”
Tengo dos hijas, de 7 y 2 años, y de seguro estas experiencias que comparto con ustedes, las han vivido tantas familias que atraviesan este año difícil, que siempre será recordado por futuras generaciones. Apenas suena de fondo una música infantil, que acompaña éstas líneas, y la casa comienza a tener vida propia.
Como mamá voy inventando y reinventando, año a año con mis hijas, esos juegos que forman y transforman sus vidas. Mi casa, específicamente el comedor se ha convertido, de marzo a esta parte, en: cine con pororó incluido, campamento, tienda de ropa, choza de indios, barco pirata, heladería, gimnasio, salón de baile, rotisería, espacio artístico de pinturas, aula de clases, peluquería, espacio de yoga, rueda de guitarras, restaurantes con mesas dispuestas, salón de cumpleaños con torta y globos, espacio para juegos de mesas, farmacia con cajas de medicamentos y prospectos, entre tantos otros que por ser cotidianos no recuerdo en este momento.
Una, como mamá, hace tanto y más por los hijos. Modifican nuestro cuerpo, nuestros tiempos y espacios, nuestro modo de pensar y actuar. Ser mamá en cuarentena, es estar abierta a nuevas experiencias y transformaciones.
Virginia, Profesora Cs. de la Educación
Paraná, Entre Ríos
“EMPATÍA”
En esta cuarentena, la dejan a la mujer con otras responsabilidades más de las que venía teniendo. Además de todas las obligaciones que tiene: de trabajar, llevar adelante la casa, cuidar a los hijos, cuidarse como mujer, hacer gimnasia, cuidar la alimentación, la salud de todos, también le suman el hecho de estar detrás de las tareas y deberes escolares de sus hijos.
Es todo un desafío buscar el límite justo, preciso y sin desbordarse; valerse de la empatía de otras mujeres, profesoras o maestras, para que adecuen los contenidos en calidad y cantidad, que no requieran tantas tareas y trabajos como si estuviesen en el colegio.
Se puso en juego la empatía entre mujeres, de las que trabajan como docentes, con las madres que se encargan de sus hijos, que se den cuenta que mucho tenía que ver con ellas también, las respuestas de las tareas.
La cuarentena despertó la necesidad de que las mujeres tomen conciencia de ser empáticas con otras mujeres. No pasó en todos los grupos, hubo gente que siguió exigiendo, mucha cantidad de cosas para evadirse se esta nueva responsabilidad, que la cuarentena y el trabajo online desde la casa o el home office, de acompañar a los hijos viene a interpelar a las mamas de la casa o a la persona que cumpla ese rol.
Hay que aprender a ponerle límite al otro, es desgastante, pero necesario para una buena convivencia, dentro de esta nueva e incierta normalidad.
Marta, Psicóloga
Rosario, Santa Fe
“ESPERA”
Lo que siento es felicidad, estoy embarazada de mi primer hijo, de 12 semanas. La llegada de un bebé es inexplicable, es maravillosa.
En este contexto de pandemia siento que es una responsabilidad muy grande, porque todo lo que haga o deje de hacer es en función de 2 vidas. Algo nuevo para mí todavía.
Gracias a Dios cuento con un contexto familiar hermoso, y mi esposo me ayuda muchísimo. Yo no salgo más que para los controles del embarazo.
Y la relación con mis papás, hermanos y cuñados, quizás no es lo que soñé siempre, poder estar junto a ellos y compartir de cerca las vivencias de mi maternidad, por la distancia que nos separa, ellos viven en Entre Ríos. Pero hemos aprendido el uso de las redes y lo compartimos de forma virtual.
El amor de la familia supera todas las distancias y todas las adversidades, y yo cuento con ese amor.
Irene, Docente
Toay, La Pampa
“RECONFORTANTE”
Soy mamá de una nena de 6 años y siento que en esta pandemia, que nos azota mundialmente, al principio fue muy reconfortante el encuentro con el otro,con el hijo. Porque el trajín diario, el tema del trabajar tantas horas perdés un montón la perspectiva.
Los primeros meses de cuarentena sirvieron para volver a conectarse en los juegos, el estar 24 hs con tu hija, esas cosas no las haces en momentos normales de la vida.
Con el correr del tiempo se van incrementando los miedos, esa necesidad de querer proteger a los hijos cada vez más y de sentirnos vulnerables, porque tanto cambio de información, tantas cuestiones ajenas a nosotros, nos ponen temerosos.
No hay que perder nunca la fe, es un camino que estamos transitando como humanidad, vamos a tener que sortear muchos obstáculos. Solo podremos sobrellevarlos con nuestros principios, esperanzas y fuerzas.
Vanina, Abogada
Rosario, Santa Fe
“AÑORANZAS”
Soy una abuela que vive sola en cuarenta. Extraño mucho a mis seis nietitas.
A algunas veo poco, y cada momento lo guardo amorosamente en mi corazón. Intento no perderme ningún instante, es más, los quiero guardar para siempre mediante fotos que vuelvo a ver, no sin nostalgia.
A dos de ellas no las veo desde que empezó esta cuarentena porque viven en otra ciudad y las extraño mucho, demasiado.
A todas las disfruto mediante la tecnología. Cada vez que hacemos contacto, noto con asombro y dicha, cómo están creciendo, no solo en estatura, sino sobre todo en su manera tan personal y maravillosa de ser y de expresarse.
Saber que están me hace sentir que son mi ancla a la vida, y a la vez que son mis alas para volar por sobre la distancia y el tiempo, con la esperanza de volver a abrazarlas, a cada una y a todas juntas, como solíamos hacerlo cuando teníamos la dicha de encontrarnos.
María Teresa, Jubilada docente
Paraná, Entre Ríos
“RESIGNACIÓN”
Lo nuevo en nuestro departamento fue la llegada de una perra, que vino a ocupar el lugar de los hijos que ya están grandes, y no necesitan tantos cuidados. Los chicos ya no necesitan tanto de nosotros, al contrario. Tal vez ellos nos ayudan a manejar la tecnología a nosotros, sus padres, el manejo de las redes sociales, los programas en general, etc.
En nuestra familia la rutina se vio modificada totalmente, nos dividimos las habitaciones del departamento para que cada uno tenga su espacio, para trabajar, estudiar y recreación.
Para mí lo más importante, y que rescato, es tener paciencia, saber y entender que cada uno tiene sus tiempos, que no todos somos iguales. Tuve que aprender a bajar un cambio, era muy acelerada, quería todo rápido y ya. Y a eso lo tuve que modificar para poder relacionarme mejor con mi familia.
Una de las actividades que se sumó en esta cuarentena fue que empecé a hacer de secretaria de mi suegra: sacar turnos en el médico, acompañarla, comprar medicamentos, cobrarle el sueldo, etc. Todos son trabajos extras que antes no los hacía y son propios de esta época.
Mis sueños para este año quedaron truncados, yo pensaba festejar mis 50 años en España, donde vive mi familia, y no va a poder ser, porque no se puede viajar, pero estoy con todas las esperanzas de poder hacerlo el año que viene.
Lala, Secretaria
Rosario, Santa Fe
“DESAFÍO”
Como mujer, madre y trabajadora, fue un desafío enorme. Tuve que aprender a lidiar con mi propia casa, con el trabajo (haciendo home office) y el rol de madre al mismo tiempo.
Antes mi hija iba al jardín y yo trabajaba en la oficina. Cuando llegaba a mi casa, me ponía el traje de mamá. En esta cuarentena, el traje de mamá y de oficina era el mismo. Un desafío en organización para poder atender, de la mejor forma, las dos necesidades tanto de mi hija como de mis compañeros de trabajo, para poder cumplir las tareas que se me asignaban.
Por otro lado, se suma como incentivar, estimular y ayudar a mi hija en su crecimiento físico, psicológico y pedagógico; a través de juegos, bailes, pintura y lectura.
Notamos que necesita el contacto con sus pares, pero al ser hija única y no tener primos todavía de su edad, no hemos podido satisfacer todavía esa necesidad que tiene de interactuar con otros niños, crecer en la sociabilización con ellos. Y también extraña la familia, los abuelos y tíos, con los que no podemos compartir momentos como lo hacíamos antes. La tecnología ayuda a unir puntos, pero para una niña de 2 años, es necesario el contacto con el otro.
Cecilia, Analista de sistemas
Concordia, Entre Ríos
“CRECIMIENTO”
En esta cuarentena aprendí a conocer más a mis hijos, a pesar que soy una madre muy presente, aunque trabajo fuera de mi casa muchas horas. Me di cuenta que había muchas cosas de ellos que no conocía. Primero y principal, lo seguros e independientes que son. Si bien uno sabe que van evolucionando y creciendo, me demostraron que en el día a día que pueden resolver un montón de situaciones solos.
También son muy comprensivos de mi situación, de saber que estoy trabajando en casa que hay momentos en los cuales no se puede hacer ruido, no se puede interrumpir, porque no hace falta que se los diga, ellos son muy comprensivos, cuando estoy trabajando piden permiso al ingresar en la habitación. Han aprendido a compartir la vida cotidiana familiar, y a respetar los espacios laborales de sus padres.
Me di cuenta que hay cosas de nuestros hijos que no conocemos, que música escuchaban, como cambiaron sus gustos en términos de lo que los entretenía, a los juegos que los divertían. Cosas que, en el último tiempo, al tener una vida muy ajetreada, uno no logra visualizar lo que necesitan y lo que les gusta, eso me sorprendió.
Extrañamos a la familia que está lejos y nos valemos de los medios que tenemos al alcance, para estar comunicados, estar en contacto.
Ellos están descubriendo su propia resiliencia. Al igual que yo. Y me siento muy orgullosa de ellos.
Analía, Abogada
Rosario, Santa Fe
“ADAPTACIÓN”
En esta cuarentena me costó mucho adaptarme, al encierro, estar trabajando desde mi casa, al darles clases a los chicos. Al principio fue muy estresante. Pero luego de los primeros meses, la verdad, siendo sincera, me acostumbré, le encontré el gusto a las cosas que están buenas. Estar con mis hijos, disfrutarlos, no tener que depender de otra persona para que los cuide, poder compartir más cosas con ellos.
Cosas, que al ir al trajo en un horario fijo me ataban y no las podía hacer, ahora aprendí a acomodarme, estar con los chicos y hacer las actividades de la casa.
También comprobé tener más paciencia y tolerancia de la que tenía. Muchas cosas buenas y productivas.
Como todos los seres humanos nos adaptamos a los cambios, al principio cuestan y después no terminamos adaptando.
Belén, Maestra jardinera
Rosario, Santa Fe
“EXIGENCIAS”
Este año siento que las exigencias fueran extremas para aquellas mujeres que somos mamas, laburantes, hijas, hermanas, amigas.
Compatibilizar en un mismo espacio el trabajo, la tarea de los hijos, más lo doméstico; fue en muchos casos caóticos.
Este año casi no recuerdo espacios de placer. Los encuentros con otras mujeres amigas – madre casi no se dieron. Esos encuentros donde nos sentimos cómodas y seguras para poner en palabras el sentir femenino y maternal.
Mi deseo para el próximo año es que nos encuentre festejando el día de la madre rodeadas de la presencia física de grandes mujeres, amigas y compañeras.
Julia, Marketing
Belgrano, CABA