Grieta social y científica en la megaminería
A raíz del ataque al vehículo donde se desplazaba el presidente Alberto Fernández el fin de semana pasado en Chubut, saltó a primer plano el conflicto con la megaminería en esa provincia patagónica.
El Gobierno provincial promueve un proyecto denominado “Desarrollo Industrial Minero Metalífero Sustentable de la Provincia de Chubut”, para hacer viable la megaminería en algunas zonas. Desde 2003 la Ley XII – 68 prohíbe la actividad minera a cielo abierto en todo el territorio chubutense.
Científicos del CONICET-CENPAT que cuestionan el plan minero, conformaron la Mesa de Coordinación Técnica sobre Zonificación Minera y elaboraron un informe que expone los daños ambientales si se implementa la iniciativa oficial. El principal problema sería la escasez de agua, ya que el río Chubut, que abastece a la población de la provincia en un 50% tiene poco caudal, se vería directamente afectado.
En oposición, la Red de Académicos por el Desarrollo de una Minería Sustentable criticó duramente la postura de la Mesa de Coordinación. Expresó que “es cierto que la actividad minera supone ciertos riesgos”, igual que otras actividades “como la petrolera, la agropecuaria o la industrial”. Pero, “lejos del trágico relato que tan fácil se suele viralizar, la minería moderna se efectúa con altos estándares de calidad ambiental, que reducen considerablemente esos riesgos”.
En tanto, las poblaciones están divididas. En la zona turística se rechaza la minería y en el área afectada por los proyectos mineros, adhieren al plan minero provincial y ven en ese programa una salida al largo letargo de la región. La grieta llegó al debate social y científico. Se oponen de manera muy simplificada y confrontadora la defensa del aire puro y calidad de vida contra nivel de vida y puestos de trabajo. Buscar consensos y salidas de la vía muerta de la grieta, es el camino.