Gabrielle Chanel, la diseñadora que revolucionó la moda femenina
Este domingo se cumplieron 50 años de la muerte de la célebre modista francesa cuya impronta sigue presente en el siglo XXI. “Coco” Chanel introdujo un “manifiesto de moda” absolutamente radical, ofreciendo a las mujeres comodidad y libertad en el vestir, algo inédito en su época. Pero su recuerdo se ve maculado por acusaciones de colaboración con el régimen nazi.
Muchos la consideran la diseñadora más influyente del siglo XX. Es cierto que en 1910, cuando Gabrielle Chanel debutó en el exclusivo mundo de la moda, las mujeres aún tenían que plegarse a cánones estrictos e incluso asfixiantes. “Coco” en cambio, aportó una nueva concepción del vestir, más libre, más cómodo y sobrio pero sin renunciar a la elegancia, a lo “chic”.
La obsesión de Chanel fue permitir a las mujeres revelar su verdadera personalidad, y para ello, tenían que sentirse cómodas y no encorsetadas. Para defender esta postura por lo demás inédita, Chanel no dudó en vestir sus propias creaciones y a posar con un aire despreocupado que en aquel entonces sólo podían permitirse los hombres.
“Gabrielle Chanel defendió una visión radical de la moda; se opuso completamente a lo que se hacía en su época, para escribir en el cuerpo de las mujeres un ‘manifiesto’ absolutamente nuevo. Fue radical porque impuso la idea del confort, de la libertad de movimiento, de la simplicidad de la línea, pero siempre manteniendo la sofisticación”, aseveró Miren Arzalluz, directora del Palais Galliera, museo de la moda de París.
En casi 70 años de creación, Chanel jugó con lo masculino y lo femenino, creando piezas que las mujeres reivindican desde entonces, como el “blazer” o chaqueta. “Chanel fue la primera en poner bolsillos en las prendas femeninas. Esto fue absolutamente inédito. Bolsillos que no eran de adorno, sino para que las mujeres pudieran usarlos. De hecho, ella acostumbraba a posar con las manos en los bolsillos”, destaca Arzalluz.
También fue una de las primeras mujeres conocidas en adoptar la melena corta, porque «si no, el pelo me molesta», decía. A Chanel se le recuerda así mismo por el “vestidito negro” que toda mujer debe tener en su guardarropa. Ella no lo inventó, pero lo convirtió en la quintaesencia de la firma que lleva su nombre.
Chanel complementó la sobriedad de sus prendas con exuberantes joyas y accesorios que ella misma diseñó. Su inmensa creatividad también la llevó a desarrollar la fragancia más conocida del mundo, el Chanel N° 5, un perfume innovador y complejo que ella consideraba como “una prenda invisible”. Todavía hoy este perfume sigue siendo el más vendido del mundo, y el preferido de muchas estrellas, entre ellas, Marilyn Monroe, quien afirmó que para dormir sólo se ponía “5 gotas del N° 5”.
De origen humilde, Chanel construyó un imperio dedicado a empoderar a las mujeres a través del vestir y de la elegancia. Nunca se dejó llevar por los dictados de la alta costura. Más bien, escuchó su propia intuición.
Esta máxima también la guió en su vida personal, abundante en historias amorosas, muchas de las cuales se vivieron en el hotel Ritz de la capital francesa, donde Chanel tenía una inmensa suite en la que residió y en donde falleció, a los 87 años.
El más polémico de sus amoríos fue con Hans Günther von Dincklage, quien fue seguramente un espía durante la Segunda Guerra Mundial. Chanel fue acusada abiertamente de colaborar con el régimen nazi en el libro “Durmiendo con el enemigo, la guerra secreta de Coco Chanel” (2011), del periodista estadounidense Hal Vaughan.
En esta investigación, Vaughan concluye que Chanel fue reclutada desde 1940 como agente secreto del régimen nazi, con el sobrenombre de “Westminster”, y la acusa de haber sido “antisemita” y una “anticomunista feroz”.
De su lado, el grupo Chanel desmintió que la emblemática diseñadora fuera antisemita, pero admitió que su papel durante la Segunda Guerra Mundial tiene “una parte de misterio”.