Falleció el Padre Juan Franck, cura evangelizador que fundó 5 capillas en Crespo
En la mañana de este domingo se conoció la noticia del fallecimiento del Padre Juan Franck, a la edad de 93 años, quien se hallaba alojado en una residencia para ancianos en la localidad de Valle María, que funcionaba en un inmueble donado por él, que había obtenido por herencia familiar.
Al Padre Juan se lo recordará por muchas cosas, pero pasará a la historia de Crespo como fundador de cinco capillas con las que concretó su sueño de extender el brazo parroquial a los cuatro puntos cardinales de la ciudad, como se había propuesto, e incluso sumó una más. No siempre sus proyectos abrieron todas las puertas, otras veces recibió promesas que finalmente solo se cumplieron por su tenacidad, su energía y convicción.
Siendo párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario comandó la construcción y bendición inaugural de los salones Nuestra Sra. del Luján (Barrio Azul), Nuestra Señora de Guadalupe (Barrio Guadalupe) y María Auxiliadora (Barrio Salto). Fue también párroco de la Parroquia San José, donde terminó sus días pastorales a avanzada edad, después de haber fundado la Capilla San Miguel (Bº San Miguel) y el Salón Juan Pablo IIº, adyacente al complejo de la Tercera Edad en la zona centro de la ciudad; en Belgrano y América. Estos salones cumplen funciones variadas además de la específica, destinados a actividades en beneficio de la calidad de vida de los feligreses.
Ya muy avanzado en edad, para su retiro le correspondía internarse en el complejo que la Iglesia Católica posee en Rafael Calzada (Bs. As.), pero ante su insistencia la superioridad lo autorizó a pasar sus últimos años en la casa donde transcurrió su infancia y adolescencia, en Valle María, Dto. Diamante, cuyo inmueble había donado a la Municipalidad local para que fuera destinado a geriátrico, donde pidió ser Capellán para poder seguir dando misas y que no quedasen espiritualmente desamparados los ancianos hospedados en el lugar. “Yo quiero vivir con los viejitos, dormir con ellos, comer, cantar, jugar, bailar con ellos a pesar de que están aflojando mis tabas ya; si hay una viejita que no domina mucho el castellano hablar en alemán con ella…”, cuando todavía luchaba para poder concretar ese sueño, durante un homenaje cuando ya tenía 88 años e intacta su lucidez y su buen humor, que mantuvo hasta el final de sus días.
El padre Juan, un sacerdote desestructurado que siempre decía lo que pensaba sin limitarse por posibles consecuencias, se formó en el sacerdocio durante 14 años en España después de su consagración en nuestro país, luego regresó para prestar servicios en Corrientes, luego Esperanza y Crespo, donde muchas lágrimas regarán nostálgicamente su recuerdo en este domingo lluvioso.