Ese arte que conmueve abre puertas en la adversidad
(Julio Salinas – para Paralelo 32) El creador de la iniciativa es César ‘El Colo’ Díaz (37), que en la última década, con su escuela de música logró involucrar a niños, jóvenes y adultos en sus talleres de canto y música. Una experiencia que llevó a exposiciones, a gente que jamás había intentado hacer algo con ese arte que daba vueltas por sus vidas y que guardaban sin explorar.
Justamente esa idea fue la que generó Canciones Compartidas, una muestra que combina sensaciones.
Antes de la pandemia había programado el año de una manera, con muchísimas actividades y, cuenta que llegó marzo y todo fue cambiando, “no pude trabajar más, fueron tiempos de inactividad total, cuando venía con un ritmo de diez o doce horas de trabajo diario pasé a estar mirando el techo, al diablo con las tocadas en los bares y las presentaciones que hacia cuando me contrataban.
Al principio se piensa que uno va a tener tiempo para hacer un montón de cosas, pero cuando de esa inactividad depende la manera de ganar el mango, de generar ingresos para vivir, la cosa cambia, como le debe haber pasado a mucha gente. Vuelvo con lo de tocar en vivo, era algo muy natural cada fin de semana y no pudimos y entonces vino el bajón. Fue recontra duro y triste”, explica sobre lo vivido en la primera parte de pandemia.
Pero otro lado dice que lo positivo, fue haber hecho cosas que antes no había hecho, “en la necesidad de estar conectado, tuve que buscar la manera de poder estar conectado con el mundo, con la gente, hacer mi trabajo de alegrar o entristeces a través de la música. Por esa razón empecé a grabar y a subir videítos de canciones a las redes.
Después de a poco se fue abriendo el panorama y empezamos con las clases de manera individual, con los cuidados de distanciamientos sugeridos y protocolos vigentes. Después me contagié de Covid, estuve un mes encerrado, solo, sin poder ver a mis nenes y sin poder estar con mi familia, y también fue un golpe grandísimo, pero en ese camino pasaron cosas”.
Entre las cosas positivas que volvieron a golpear la puerta a César, llegó la convocatoria de músicos solidarios entrerrianos, que fue una movida solidaria en la que fue seleccionado desde Paraná, y a todo esto, también fue llamado por La Casa de la Cultura, en una iniciativa de la secretaría de Cultura del gobierno de la provincia, para representar a Victoria como músico compositor.
Afirma que todas esas posibilidades aparecieron gracias a poder llegar a la gente con los videos, “estuve obligado a realizar y subir a las redes por una necesidad de estar conectado con el mundo de la manera que puedo hacerlo que es haciendo música y sobre todo ganándole al folclore que es tan fuerte en el litoral, nuestra provincia y en nuestra ciudad también”, valora, justamente porque el folclore tiene grandes artistas, y para géneros que tienen que ver con el rock no es fácil imponerse al momento de presentar producciones locales.
Luego de todo ese pausado renacer, entiende que volvió a cierta normalidad, a tener contacto con sus alumnos y a pensar cómo y de qué manera compartir con todos ellos un nuevo ciclo de Canciones Compartidas (la muestra), que con el tiempo fue convirtiéndose en un clásico de su espacio de talleres. “Y la novena edición de Canciones compartidas nace igual de una ‘necesidad’.
Todo lo que trabajaron los chicos, se tenía que mostrar, fue algo que no tuvo la continuidad que normalmente tiene, pero se ensayó mucho y había que generar algo y hacerlo con creatividad. Entonces pensé que si nosotros no íbamos a poder trasladar la experiencia de una muestra en vivo, sí podíamos trasladar la vivencia de llevarlos a un estudio de grabación y eso fue lo que hicimos, adaptar un lugar para que pudiéramos tener todas esas sensaciones y así pasó, algo que pudimos disfrutar muchísimo todos”.
La búsqueda y el hallazgo
En esa búsqueda creativa, de logística y de armado, con su grupo de colaboradores, amigos y alumnos se pusieron a trabajar para gestar el mejor ámbito de laburo donde merecidamente se pudiera crear el mejor clima, y fue lo que se fue dando en varios días de grabación donde se tuvo en cuenta la búsqueda del mejor audio, pero al mismo tiempo las mejores registrar las imágenes en largas horas y días de filmación para un compacto que ya forma parte de la plataforma de YouTube con todos y cada uno de los participantes de esta maravillosa historia, “así nació y se elaboró el ‘Canciones Compartidas’, novena edición, versión estudio. Fue una experiencia distinta, agotadora, pero de muchísimas satisfacciones: hubo diferentes nerviosismos, emociones, tensiones, de niños-el más chico tenía seis años- de jóvenes y de adultos -el más grandes de 70 años-”.
En el relato El Colo agrega que, la emoción de familiares, tuvo como límites las lágrimas, todos convivieron con una ansiedad hermosa, destaca fuera de micrófono que el grupo en todo esto fue un soporte de oro, alentando y apoyando en las canciones cuando el espacio lo permitía. “En todos esos días, convivieron varias generaciones con sus nervios, pero también con mucha alegría queriendo mostrar lo suyo. Todo fue posible gracias al equipo que tenía atrás, Martín (Davico) en las cuestiones de audio y sonido; José Alva en la parte gráfica y Juan Manuel Bustafán en parte de filmación y edición, que hicieron lo suyo pero también arengaron cuando hizo falta para que todos se sintieran cómodos” .
En cuanto al lugar, definido por El Colo como un lugar maravilloso que está en la etapa de terminación, es un complejo con una estética muy particular que también cobija lo arquitectónico y deja un protagonismo a lo artístico, “No solamente encontramos buena energía en lo de Juan Solar –así denominado el lugar- creación de Juan Francisco y su familia, sino también las mejores condiciones. Juan generosamente nos ofreció su lugar y a nosotros nos pareció fantástico, esto de poder adaptar una parte de las instalaciones y poder armar el estudio, diría que fue un poco la inauguración del complejo con un futuro turístico. Juan (Oviedo) desde hace bastante, está dentro del alumnado y ha tenido un aporte que valoramos y nos llena de satisfacción por su involucramiento y el de su familia; que hizo que todo fuera más fácil, pasamos largas nos hicieron sentir en familia y súper contenidos”.
Talleres de enero
Ahora, según comentó éste ‘profe’, artista que ama lo que hace; tendrá un descanso de algunas semanas, para poder devolver a la familia ese tiempo que a veces consume la demanda de actividades y muestra las ausencias que obedecen a la concreción los proyectos. El reinicio será en enero, tendrá nuevamente los talleres de piano, guitarra y canto; que se suman al taller grupal de canto, donde la gran mayoría vuelve a encontrarse para celebrar el placer que moviliza el arte y para intentar que esos obstáculos que pone el destino no logren opacar esa necesidad de compartir canciones.