Esas personas que dejan huella
Por Nicolás Rochi (Victoria-Paralelo 32).- El pasado 23 de diciembre falleció Juan José Verón, tenía 81 años y desde los 11 había trabajado por sus sueños. Fue un emprendedor ejemplar, que supo incrementar sus posibilidades comerciales a fuerza de poner toda su energía en ello, y vendió Paralelo 32 desde sus inicios, él mismo iba a buscar los ejemplares y entregarlos junto a su familia hasta no hace tanto, y verlo con ese empuje, sin dudas era aleccionador.
El 21 de octubre pasado sufrió un ACV y como todo luchador intentó sobreponerse, pero las constantes gestiones de la familia ante el PAMI no tuvieron la misma respuesta desde la mutual, incluso cuando ya habían conseguido un traslado a un centro de rehabilitación especializado, esa demora burocrática fue agravando su cuadro y desencadenándose hacia la peor noticia.
Pamela Verón, hija de ‘Nengo’ —como todos lo conocíamos— habló de ese costado que muchos intuían y pocos conocían tan de cerca. Su familia, su sostén laboral y emocional, ese refugio que tiene toda gran persona que trabaja hasta su último aliento, quizás porque conoce, como nadie, de tiempos donde la dignidad se construía a partir del esfuerzo y se alimentaba con pequeñas grandes acciones en cada jornada.
“Todas las tareas que él hacía las redistribuimos entre nosotros. No es fácil, porque a pesar de la edad que tenía, era impresionante lo que trabajaba, acostumbrado a esta rutina todo le era poco”, comenzó relatando Pamela.
“Sacando el costado que una lo ve como hija, donde como padre fue intachable, porque le querés buscar la parte mala y no la encontrás; mirándolo como compañero de trabajo, estoy a su lado desde los 13 años, siempre despertó esa admiración que se trasladó a todas mis hermanas”, continuó Pamela.
La entrevistada recordó además que: “Ellos empezaron en el año ‘59 con un kiosco de golosinas, despensa, y hasta se lustraban zapatos en el local; poco a poco fueron creciendo y Casa Colman llegó a ser juguetería, librería, artículos de pesca, bazar, cigarrería… era tan completo que conseguías todo”.
Los cambios y vaivenes económicos llevaron a modificar esa apertura, pero se continuó con el kiosco y la distribución de diarios y revistas, junto a una amplia oferta de libros. “Siempre adaptándonos, tratando de pulir errores, mejorar, como en una profesión”.
Se llamará Casa Colman
Pocos le decían Nengo Verón, y quizás esa asociación con Casa Colman sea la razón para que muchos pensaran que era su apellido. Si bien tácitamente lo era, pero no reconocido formalmente ante la ley, nos metemos aquí en un berenjenal que también habla de cómo lo que algunos quieren tapar con las arenas del tiempo, la luz se encarga de hacerlo brillar más que nunca.
Por suerte o verdad, Nengo sería Colman por adopción de ese ocurrente nombre para su comercio. Y a esta altura, pasados tantos años, la familia tendrá muchas líneas más para agregar a este pasaje. “Mi abuelo (Higinio Verón), que todos lo conocían como Julio Colman, no se llamaba ni Julio ni tampoco había recibido su apellido; pero él se crió con los Colman, y debe haber sido hijo… cosas de la época”.
Lo cierto es que cuando el papá de Pamela decidió poner su negocio a los 11 años, el nombre de Colman se estampó para siempre en esa Casa.
Embates del negocio
La era de Internet y la creciente oferta en distintos rubros ha sido un crudo embate para quienes emprendieron negocios del tipo bazar o el consabido ‘Ramos generales’, pero lejos de amedrentarlo, Nengo supo mantenerse en pie y atravesar esa tormenta de cambios que sucedieron tan rápido como de forma indiscriminada. “A pesar de todo lo vinculado a la tecnología, nos podemos encontrar dichosos de que mucha gente igualmente nos elige y apoya. Tenemos clientes que nos visitan, disfrutan del lugar, de hojear un libro e intercambiar charlas, que en definitiva son momentos de conocer a nuestros clientes”.
Pamela insiste en que hay cuestiones que hacen a la tradición de un local, “que solamente vos podés brindar, ese clima que se genera con quienes nos visitan es único. Y hay personas que buscan esa conexión en determinados rubros”.
En el local de Bartolomé Mitre 520 trabajan además de Pamela, su hermana Silvana y su tía Luz —más conocida como Piruca. “Estos somos los que permanentemente tratamos de estar; después por supuesto viene mamá (Teresita) y mi hermana menor Alejandra”.
Esta dirección no fue la única donde funcionó Casa Colman, antes estuvo en Calle Maipú, y también en calle Perón, pero la esencia siempre fue la misma. Quizás por ello, al conocerse la noticia del deceso de Nengo cientos de personas se volcaron a expresar sus sentimientos de apoyo a la familia a través de las redes sociales y de su sitio en Facebook.
Perdurar en acciones
El sábado pasado, éste sábado, y Dios quiera muchos más, Casa Colman seguirá siendo parte de esta cadena de distribución que ha servido a la consolidación de Paralelo 32 como el medio de comunicación más leído en estas latitudes.
El mejor ejemplo se demuestra con acciones, y sin dudas los Verón (o deberíamos decir los Colman) no son de claudicar, fuertes en las tempestades y con la serenidad de una familia que sigue los pasos que les marcó ese hombre que ya no está. Su obra perdura, ahora son ellos, sus hijos y demás familiares, quienes llevarán el timón de una idea hecha realidad.